Más vale tarde, por Diego J. García Molina

Más vale tarde

Finalmente, el temido fantasma de la guerra ha vuelto a mostrar su faz en Europa; la anunciada invasión de suelo ucraniano por parte de Rusia ha comenzado sin saber qué consecuencias inmediatas podrá tener. La segunda guerra mundial empezó cuando la Alemania nazi invadió los Sudetes checos o se anexionó Austria, aunque el momento exacto se conmemore el primero de septiembre de 1939, cuando Hitler ordena la invasión de Polonia y Francia incumple los acuerdos de mutua defensa que tenía con este país. Por cierto, muy parecido a lo sucedido ahora con Ucrania, cuando todos los países que le ofrecían apoyo la han dejado a merced del gigante ruso. La primera guerra mundial también empezó con las guerras en los Balcanes, el conflicto de Marruecos, y finalmente el mismo asesinato del heredero del imperio Austro-Húngaro; aunque el verdadero desencadenante del conflicto fue la movilización por parte de Rusia de su ejército en la frontera austrohúngara; en cuanto conoció dicha circunstancia Alemania activó su plan de guerra diseñado diez años antes. Este último casus belli era la razón que me impedía aceptar que Rusia movilizará más de 100.000 soldados con todo su equipo completo en la frontera ucraniana para finalmente no atacar este país, si no se aceptaban sus demandas. No digo que esto sea el comienzo de una tercera contienda global, pero desde luego, si supone un punto de inflexión enorme por la envergadura del protagonista, nada menos que Rusia, junto a sus satélites de la antigua URSS y apoyado por China. Por fin se han atrevido a dar el paso, incluso amenazando con utilizar armas nucleares, el tabú autoimpuesto por las naciones con la bomba desde la guerra fría.

 

Lo cierto es que la decisión de Putin ha cogido a todos los países occidentales, o mejor dicho, democráticos, con el paso cambiado: en estos momentos los gobiernos solo se preocupan por el apocalipsis climático, la agenda 2030, y otro tipo de políticas poco emparentadas con la Realpolitik. Hace no tantos años que un incipiente Putin se mofaba de la política energética alemana, cuando clausuraron todas sus centrales nucleares para apostar por las energías renovables. Decía textualmente ante Merkel: “¿Van a calentarse con leña? Pero también hay que ir a Siberia a por leña”. Como las renovables solo cubren un pequeño porcentaje de la demanda energética, en poco tiempo han pasado a ser totalmente dependientes de los caprichos de un dictador como Putin; ahora no tienen margen de maniobra por miedo a que Rusia deje de enviar gas en pleno invierno. En España estamos igual, ciegos ante todas las señales que llegan desde diferentes orígenes. Mientras Alemania ya ha dicho que se replantea su postura ante las nucleares y Francia anuncia la creación de 14 reactores nucleares más, a pesar de tener ya 58, aquí solo pensamos en cerrar las pocas que tenemos. Paradójicamente, terminamos comprando la electricidad a Francia a un precio mucho más elevado que el generado por nuestras centrales nucleares, obviamente.

Asegura un dicho popular que dos no se pelean si uno no quiere. Efectivamente es así, no obstante, si uno no quiere, pero el otro sí, no hay pelea, lo que hay es un abuso, una paliza del que busca camorra al que no se defiende. En esta guerra sucede lo mismo, Ucrania no quería ser invadida, pero Rusia no atiende a razones y toda la diplomacia mundial no ha conseguido evitar la agresión. Por ello resulta enternecedor ver a ministras de nuestro país continuar pidiendo al agredido que no se defienda, que utilice la “diplomacia de precisión”. Me gustaría que explicara con más detenimiento a qué se refiere con eso, sin embargo, parece que su socio de gobierno o sus propios compañeros le han prohibido que hable más sobre este tema. Es un hecho, que la política de los sucesivos gobiernos españoles ha sido la de reducir a su mínima expresión el presupuesto de defensa, no llegando a los 6.000 millones anuales entre 2013 y 2016. En los últimos años ha remontado un poquito hasta llegar por fin a los 10.000 millones, aunque lejos todavía del 2% del presupuesto comprometido con nuestros aliados. Famosa fue la anécdota de Pedro Sánchez cuando dijo en una entrevista en un periódico que “sobraba el ministerio de defensa”; cuando lo oyeran los enemigos de la libertad se frotarían las manos de contento. Por contra, Alemania acaba de aprobar una inyección de 100.000 millones de euros para modernizar su ejército; parece que en allí si se han tomado en serio la amenaza totalitaria. En España, el gobierno acaba de anunciar la inversión de 21.000 millones… para políticas de igualdad; pues vale, si sobra el dinero y esta es nuestra prioridad adelante. Aunque yo pensaba que la igualdad ya estaba consagrada en la Constitución y era delito discriminar a una persona, en cualquier ámbito, solo por ser mujer.

Mucha gente se sorprende de que ucranianos residentes en España lo dejen todo para ir a defender su patria, a morir. Si, es cierto, nos hemos vuelto una sociedad cobarde, sin principios. Nos creíamos a salvo de todo, las guerras eran algo del pasado o que se ven en el telediario desarrollándose en países exóticos y lejanos; vivimos en un mundo de unicornios violetas y nubes de algodón, donde nos estresa tener que preparar la preboda, la boda, el viaje de novios y la postboda, sin contar con las innumerables despedidas de soltero; nos molesta que nos levanten del sofá donde pasamos la tarde viendo la nueva serie de moda, los deportes en sesión continua, o disfrutando de nuestro videojuego favorito. Pero la realidad del mundo es otra. La guerra continúa en oriente medio, la dictadura comunista cubana o norcoreana no tiene viso de terminar pronto y la venezolana lleva el mismo camino. Ahora golpea Rusia en el este de Europa mientras China cada vez acecha más seriamente Taiwan y al resto de países de su ámbito. Esperemos que Ucrania consiga resistir el tiempo suficiente y que la ambición y las prisas de Putin le hayan llevado a iniciar la ofensiva antes de tiempo. Ojalá la situación del pueblo ucraniano, bombardeada la población civil incluso en los corredores humanitarios creados para su huida sirva de aldabonazo en los gobiernos democráticos de todo el mundo y consigan revertir esta situación. Deben ser conscientes de que esta es una lucha entre la libertad y la barbarie. Más vale tarde que nunca.

 

 

Escribir un comentario