El cuaderno de articulillos sueltos de Antonio Balsalobre

Sin demora

Desde que el Mar Menor ingresó en la UCI,  López Miras no ha hecho otra cosa que tirar balones fuera e ingeniárselas para sacarse un día sí y otro también algún conejo de la chistera con que maquillar, eludir o diluir la responsabilidad de su partido en la enfermedad de la laguna. Un partido, recordémoslo, que lleva gobernando la Región ininterrumpidamente desde hace más de veinticinco años con las competencias para proteger este ecosistema transferidas. La última maniobra de distracción para justificar la falta de actuación de su Ejecutivo y devaluar de paso la intervención del Ministerio para la Transición Ecológica, que ha tenido que acudir al rescate, ha sido la estrambótica petición realizada al comisario europeo de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, para que lidere la recuperación del Mar Menor. La respuesta del comisario no se ha hecho esperar. Actúe —ha venido a decirle— de “forma conjunta” y “sin demora” con Gobierno central y ayuntamientos atajando el origen de la contaminación, “especialmente los nitratos”, y déjese de rollos.

Más sobre macrogranjas

Si no estoy mal informado, el PP de Cieza votó en contra de la instalación de macrogranjas en la localidad el año pasado, “con lo que protegemos nuestra tierra de contaminación de todo tipo y preservamos nuestro patrimonio de cualquier ataque”, dijeron. Algo parecido ha ocurrido en Yecla, Daimiel y algunas otras localidades. Eso no le ha impedido, sin embargo, lanzar bulos a discreción a cuenta de las declaraciones de Garzón a The Guardian. Lo que dijo el ministro de Consumo y queda recogido en la transcripción del periódico es que las macrogranjas son insostenibles desde el punto de vista medioambiental. Garzón hizo además una clara defensa de la ganadería tradicional o extensiva. Aquella en que los animales no están hacinados y sí pueden moverse. No sé por qué, pero me da que la cacería mediática que ha montado el PP contra el ministro ya se le está volviendo, como un boomerang, en contra. Entre otras cosas, porque son los propios ganaderos los más amenazados por este tipo de macro explotaciones.

Mirarse el ombligo

Contrariamente a Albert Camus, que en la oscuridad de la noche intentaba ver claro, sigue habiendo gente que en la claridad del día no quiere ver, o mira para otro lado. Sin ser una película fuera de serie, “No mires arriba” tiene el mérito de expresar con acierto y humor cáustico, pero también con una metáfora potente, esta paradoja. Que en la ficción viene un meteorito a estrellarse contra la Tierra… De acuerdo, pero no nos pongamos dramáticos, dice un personaje. Que en la realidad el cambio climático originado por las agresiones medioambientales amenaza con causar estragos… Bueno, no será para tanto, oímos a menudo. Que un virus devastador anda empoderándose a nuestro alrededor… Vale, pero yo no me vacuno. En el día a día de estos tiempos frenéticos y erráticos, negacionistas de toda índole se empeñan, y no solo en la ficción, en no mirar. Ni para arriba, ni para adelante, ni a su alrededor. Solo parece que buscan satisfacerse en su propio interés y en su propia contemplación.

La quimera del oro

Que el fútbol es un negocio, vale. ¿Hasta el punto de que para conseguir más pasta la Supercopa de España se haya tenido que celebrar en Arabia Saudí? Está por ver. ¿Qué pintaba esta competición allí? “Por distancia, por régimen político y por privación de derechos, la Federación nunca debió apostar por ello”, clamaba un seguidor del Atleti. Pero apostó. 40 millones de euros por temporada han tenido la culpa de que el fútbol español se haya entregado a este despropósito y esta extemporaneidad. ¿Para “potenciar el fútbol base”?, como dice Rubial, intentando justificar que se ha vendido el alma por “una buena causa”. Lo dudo mucho. A nadie se le escapa, es verdad, que para que el espectáculo del fútbol siga funcionando necesita ingresos. Pero esta insaciable “fiebre del oro” pulveriza cualquier equilibrio: el que debería buscarse entre el interés económico y el respeto a los aficionados.

 

 

Escribir un comentario