El cuaderno de articulillos independientes de Antonio Balsalobre

Serenidad y acuerdos

Que el gobierno haya destinado seis de cada diez euros de los Presupuestos, 243.600 millones de euros, a gasto social (vivienda, educación, pensiones, ciencia o juventud) suena bien. Que sea ésta la cifra más alta de la democracia dice mucho de su compromiso con la defensa del estado de bienestar. Si creemos al ejecutivo, y por el bien de todos más vale que acierte, estos son los presupuestos que apuestan por el crecimiento, la modernización de nuestro país y por una recuperación justa. Una recuperación económica, a nadie se le escapa, que podría avanzar con más brío si en lugar de confrontación estéril hubiera más serenidad y más acuerdos, como ha pedido el presidente del gobierno. Serenidad y acuerdos. No está mal la fórmula para encarar un difícil y pandémico 2022.

Atajar la precariedad

Termina 2021 y empieza el nuevo año con un buen acuerdo. El suscrito entre sindicatos y patronal sobre un nuevo marco de relaciones laborales donde los trabajadores recuperan derechos perdidos hace tiempo. La primera gran reforma laboral en 40 años, tripartita y  consensuada, que busca atajar la sangrante precariedad y temporalidad, sobre todo entre los jóvenes. La artífice de la proeza, en este país de enfrentamiento permanente y crispación, ha sido Yolanda Díaz, vicepresidenta del gobierno de coalición y Ministra de Trabajo. Tiene el pacto, claro está, sus detractores. Por una punta y por la otra. Pero si la CEOE la suscribe, no debe de ser tan lesiva para los empresarios, y si los sindicatos la apoyan, algo bueno tendrá para los trabajadores. No ha podido ser más clara la madre de la criatura: Quien la haga fracasar tendrá que explicárselo a los currantes.

En el plato y en las tajadas

Cualquier parecido en materia de política sanitaria ante la pandemia entre las comunidades del PP es pura coincidencia. No hay más que ver los casos de Murcia y Madrid, pasando por Galicia. Unos son los campeones de la apertura y otros del cierre. Para maquillar este desbarajuste, lo mejor es buscar un enemigo exterior, que no es otro que el gobierno central, exigirle que tome medidas, y cuando las toma, poner la máquina de hacer oposición en marcha, disparando políticamente a todo lo que éste diga o haga. Si afloja las restricciones, porque las afloja. Si las endurece, porque las endurece. No es fácil, desde luego, gobernar cuando uno tiene enfrente a una oposición que quiere estar en misa y repicando, en el plato y en las tajadas, en una cosa y en su contraria.

Ricos y pobres

2021 fue un  año difícil para la humanidad pero cojonudo para los más ricos del mundo, que aumentaron un 30% su patrimonio. Mientras que la pandemia asolaba las economías familiares, destruía empleos y aumentaba las desigualdades sociales, los beneficios en Bolsa y mercado inmobiliario se disparaban para las mayores fortunas del planeta. Venía a decir Rousseau en su “Contrato social” —lo resume magníficamente el filósofo Paul Audi— que para que una sociedad pueda vivir democráticamente es necesario que los ricos no sean demasiado ricos con el fin de que puedan explotar sin avergonzarse a los demás, pero que al mismo tiempo los pobres no deben ser demasiado pobres para que no les importe en exceso dejarse explotar. Cuando el 1% de la población posee la misma riqueza que el 99% restante —el colmo de la aberración y la obscenidad— y ese abismo no cesa de crecer, cabe preguntarse qué va a ser de la democracia y de ese contrato social.

 

 

 

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