Viva Cuba libre… de tiranos
Un tuit de Arturo Pérez Reverte con la típica imagen veraniega, por desgracia tan común todavía, de una mascota abandonada por sus dueños al inicio de las vacaciones, y un programa de televisión donde mostraban la vida de un perro cuyos dueños almacenaban, como si de mercancía se tratase, en un reducido baño de apenas un par de metros cuadrados, eran el motivo inicial de este artículo; no obstante, la excepcional situación que se vive en estos momentos en Cuba me ha hecho cambiar el objeto del mismo, la actualidad manda.
Todavía no está claro cómo ha germinado la semilla de esta protesta espontanea contra el régimen totalitario establecido en la antiguamente llamada perla del Caribe, lo que sí es seguro es que es un avance, un paso delante de este pueblo oprimido por 60 años de socialismo que parece haber perdido el miedo a la represión violenta que ha empleado contra los cubanos esta tiranía cada vez que surgía el más mínimo atisbo de disconformidad. Es posible que la nula capacidad de gestión sanitaria contra la pandemia de COVID haya sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la desestructurada sociedad cubana, como podía haber sido cualquier otro motivo; el caso es que el régimen ha llamado a sus acólitos a la lucha en las calles y de momento no se ha producido la confrontación entre ciudadanos, hasta los más leales a la dictadura deben estar cansados de tanto padecimiento estéril; aunque si de las fuerzas de seguridad, ya se habla de al menos un muerto y más de 1.000 desaparecidos.
Tengo que reconocer que durante mi juventud sentí simpatía por esa dictadura castrista forjada por verdaderos ídolos rebeldes como Fidel y el Che, luchadores por la libertad del pueblo cubano liberándolo de la dictadura de Batista, resistentes durante años al imperialismo yanqui, David contra Goliath, etc. No sé si la revolución fue buena para los cubanos (no lo sé porque no estoy para juzgar la historia ni propiciar relatos de buenos y malos), lo que sí es seguro es que el resultado final no ha podido ser más desastroso tras décadas de comunismo. EL PIB de los cubanos en los años 30 era similar a la de los españoles, sin embargo, a pesar de sufrir una cruenta guerra civil y a continuación una dictadura militar, el nivel de vida en España creció de forma continua mientras que el de Cuba ha permanecido inalterable desde entonces. Incluso tras recibir ingentes inyecciones de dinero y material por parte de la URSS, y más recientemente del chavismo venezolano. Ojo, con este argumento no estoy diciendo que haya dictaduras mejores que otras, todas son deleznables y deben ser condenadas por cualquier persona decente. El ejemplo contrario está en la China comunista que adoptó la economía de mercado capitalista hace años convirtiéndose en primera potencia mundial.
La revolución cubana fue inicialmente apoyada por Estados Unidos, y en su gira por el país que en poco tiempo se convirtió en su principal enemigo exterior Castro no cesaba de repetir que no eran comunistas, que el socialismo no era su objetivo. Nada más lejos de la realidad, la revolución comenzó con una mentira. A partir de ahí empezaron los juicios revolucionarios con más de 500 fusilamientos de los cuales se jactaba ante la ONU el propio Che Guevara, las expropiaciones y nacionalizaciones, represión contra los homosexuales en nombre de la “higiene social revolucionaria” (el propio Fidel Castro declaró que «una desviación de esa naturaleza choca con el concepto que tenemos de lo que debe ser un militante comunista»).
Es por ello que todavía me asombra el apoyo que tienen en multitud de países supuestamente avanzados y demócratas, partidos que abogan por las libertades y la igualdad, organizaciones que defienden los derechos de los más desfavorecidos, entre otros. Entiendo que partidos comunistas y socialistas no sean capaces de realizar ninguna condena o crítica contra el castrismo, pero si me llena de pena y vergüenza ver a la portavoz de mi país negarse a confirmar que Cuba es una dictadura, por más veces que se lo pregunten los periodistas, con una sonrisa en la boca de oreja a oreja, la muy hipócrita. No tienen ninguna capacidad de empatizar con pueblo sumido en la más absoluta miseria y oprimidos muchos de ellos desde que nacieron.
Debido a esto soy escéptico en que las protestas vayan a desembocar en el final del régimen. Como en las últimas décadas allí, o más recientemente en Venezuela, la Unión Europea guiada por España ha dado aire a estos regímenes no ayudando, o incluso impidiendo, que puedan alcanzar la tan ansiada democracia. No hay más que recordar el escándalo hace apenas un mes por las filtraciones de los europarlamentarios socialistas a la embajada cubana; con el socialista Borrell al frente de la diplomacia europea poco más hay que decir, que no esperen ayuda los cubanos por esta parte. Como dice el refrán, “no hay mal que cien años dure”, y aunque les falta poco para llegar a ese número, si no sucede en esta ocasión, al final llegará el momento en que los cubanos puedan decidir libremente su futuro. Mientras tanto, vaya desde aquí mi apoyo y el grito de ¡Viva Cuba libre! Libre de tiranos, eso sí.
Viva Cuba libre… de tiranos.
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A mi lo que mas gusta de la «revolusión» cubana es que se hizo por que Cuba era una dictadura y el prostíbulo de EE.UU y después de la «revolusión» castrista esa bonita isla pasó a ser una dictadura y el puticlub de todo el Mundo.
Y ahí siguen, con una dictadura mas férrea y con prostíbulos everywere y los comunatas de todo el Mundo aplaudiendo por ese «logro».
P´a mear y no echar gota, que decimos en mi querida Cieza.