Viabilidad económica
¿Cuál es para mí la principal preocupación que deberíamos tener en nuestro país? Independientemente del problema de adanismo de nuestra clase política y las locuras legislativas que supongo que tarde o temprano quedarán atrás, de verdad pienso que es la mala gestión y el desperdicio que se hace del dinero público, el cual engendra y propicia el resto de males, como la corrupción, redes clientelares, nepotismo; ese dinero que gestiona el estado, las distintas administraciones autonómicas, incluyendo diputaciones, y los ayuntamientos. Algunas noticias relacionadas que aparecen en prensa son el chocolate del loro, es decir, no son críticas para nuestra economía, pero si significativas, síntomas de como tratan y valoran el dinero extraído al sufrido ciudadano. Por ejemplo, en la última semana, el festival de perreo en Canarias, un taller para entender esta música desde una perspectiva de género al que acudieron solamente 30 personas con un coste de más de 100.000 euros. ¿En serio? O unas balizas para el carril bici en un pueblo de Madrid que costaron 1,5 millones de euros para ser retiradas y desechadas tan solo 15 días después. ¿No hay cosas más útiles donde invertir el dinero que tanto cuesta ganar a las personas? Y como este, cientos de ejemplos más, hasta llegar a corrupción generalizada como en Andalucía con ERES y cursos de formación, en Madrid con el gobierno anterior, en Valencia desde el siglo pasado primero PP y ahora PSOE, caso Azud con las desaladoras, PNV en el País Vasco, los secesionistas de distinto pelaje en Cataluña, etc. Cientos de millones de euros tirados a la basura anualmente.
Esta mala administración del presupuesto, la corrupción y la malversación causa que no haya dinero para otras cosas y que el estado tenga que pedir prestado continuamente para financiarse, en ocasiones a un interés muy alto debido a la desconfianza para su devolución. De hecho, la deuda pública está en valores máximos históricos, con un total de 1.503.799 millones de euros (1,5 billones de euros), aumentando sostenidamente desde hace décadas. Por hacer una aproximación con números más cercanos, en el último año, la deuda ha crecido 1.465 euros por habitante. Imaginen si hicieran lo mismo ustedes en su casa, gastando lo que no tienen y endeudándose a un ritmo suicida. Evidentemente, con estas cifras, somos uno de los países del mundo con más deuda. Para hacernos una idea de cómo ha ido creciendo, en 2002, por ejemplo, la deuda pública era de 384.145 millones de euros, es decir, se ha cuadriplicado en solo dos décadas. Y en ese momento creció 5.262 millones con respecto al año anterior, 2001; sin embargo, solo en el tercer trimestre de 2022 la deuda aumentó en 28.431 millones. Comparen. Solo miren estas cifras y vean hacia donde nos dirigimos, y cuál es la preocupación diaria de nuestra clase política. Y no hay que caer en la trampa de compararlo con el PIB puesto que este también está aumentando continuamente por lo que el porcentaje de deuda se mantiene, o incluso baja; pero hay que insistir que el valor absoluto sigue siendo elevadísimo.
¿Para qué nos falta dinero? Para servicios sociales, por ejemplo, que tanta falta hace en situaciones de crisis, paro e inflación. Pero también para pagar un sueldo justo a nuestras fuerzas de seguridad, discriminadas frente a la policía en autonomías secesionistas como País Vasco y Cataluña; o para atender las necesidades de los funcionarios de prisiones, con falta de medios y personal desde hace años y abandonados a su suerte por las distintas administraciones. O para mantener las carreteras. O para proteger a las mujeres de sus agresores. O, por supuesto, para los temas estrella: sanidad y educación. Si que estamos muy orgullosos de nuestra sanidad universal, pero a cambio de unas listas de espera muy elevadas y unos tiempos de atención muy ajustados, por ejemplo. Y eso que mucha gente que paga la sanidad pública no la utiliza, porque pagarla la pagamos todos, pero el que se hace un seguro privado, por diferentes motivos, realmente está pagando por un servicio que no usa. Con el añadido de que el 99% de los funcionarios públicos optan por la sanidad privada teniendo la opción de escoger la pública. Con un mayor presupuesto la sanidad funcionaría mucho mejor y se salvarían muchas vidas. Por no hablar de la educación, empeorando los resultados académicos año a año; y es que la falta de medios humanos para atender a la comunidad educativa es abrumadora, sin contar con la cantidad de colegios e institutos construidos hace medio siglo los cuales se caen a trozos, con aulas sin climatización adecuada tanto para el invierno como para el verano, etc. Siempre la falta de presupuesto como excusa.
Hay una cuenta muy interesante que sigo en Twitter, la de Jaime Gómez-Obregón, un ingeniero informático conocido por destapar fraudes en la contratación pública. En su cuenta hace seguimiento a estas cuestiones con datos objetivos, dejando a muchas administraciones con las vergüenzas al aire: proyectos de miles de euros relacionados con el metaverso (sic), aplicaciones inútiles pagadas a precios exagerados, y cosas por el estilo, entre otros casos que deberían ser escándalos, incluso delitos. ¿Por qué este hombre lo saca y no aparece en periódicos? Bueno, el algún diario sí porque va teniendo repercusión y despierta interés, pero los mass media, los más importantes, hacen caso omiso, al ser otro pilar corrupto, vendidos a cambio de ingresos por publicidad institucional y subvenciones, en algunos casos, prácticamente su única fuente de ingresos. ¿Es lícito que un periódico digital tenga como únicos ingresos los anteriormente indicados, como algunos casos sangrantes en Cataluña? Otra de las malas costumbres que, en mi opinión, han adquirido las distintas administraciones, empresas públicas, etc., es que, si no gastan el presupuesto asignado, buscan cualquier excusa para fundirlo, en vez de aprovechar para funcionar con menos recursos y poder bajar impuestos o dedicarlos a otras necesidades. No se dan cuenta que una clase media con dinero hace gasto, genera más ingresos en impuestos directos e indirectos, hace que las empresas funcionen y puedan contratar más empleados, generando a su vez más beneficio para el estado, y así sucesivamente, creando un círculo virtuoso que hace a los países cada vez más ricos y así sus gentes puedan vivir cada vez mejor. Un ejemplo claro es Taiwán, nación que el año pasado tuvo superávit y decidió devolver una parte de ese dinero a sus habitantes. Aquí, por el contrario, cada vez se necesita más dinero, el presupuesto cada año es mayor que el anterior desde hace decenios, ya sea en el gobierno central o en el autonómico, en nuestro caso Murcia, y ya no saben de dónde sacarlo, con impuestos cada vez más extravagantes y tributos más altos. Somos un país rico, muy rico, con una situación geográfica y un clima envidiable; y con un capital humano fuera de toda duda. Mas, lamentablemente, hacemos un uso muy ineficiente del dinero, además del desperdicio en proyectos sin necesidad ni utilidad. Junto a la corrupción secular, provoca la falta de recursos para la mayoría de cosas que realmente importa a la población. La indiferencia de la sociedad, y la polarización política que “provoca” que se tolere lo que hacen los “hunos” nuestros y solo criticar las acciones de los “hotros”, los contrarios, hace el resto.
PS: El gobierno podrá seguir subiendo las pensiones acordes al IPC, el sueldo a los funcionarios y el salario mínimo cada tres meses, pero cuando no hay dinero, y todo funciona a base de endeudarse, al final la situación por algún sitio explota, y entonces las consecuencias serán más dolorosas.