Rave urbana, por José Marín

Rave urbana

Montar un fiestón donde Cristo perdió el gorro, alejados de la civilización y con el beneplácito explícito de la vecindad más cercana que se puede encontrar a varios kilómetros, debe generar tal pavor en sus señorías, puesto que enseguida envían a los guardianes del sistema para que todo acabe cuanto antes; no vaya a ser que esto se generalice, se le tome el gustillo y la cosa pase a ser más seria y nos organicemos en comunas autogestionadas y mandemos a tomar por el mismísimo culo al miedo y después al mercado, por decir algo. ¿Quiénes van a explotar entonces nuestro cuerpo y mente en pro de generar y generar la riqueza que se apalancan cuatro gatos? Nos necesitan con el móvil pegado todo el tiempo a la nariz, entrar en competencia con los demás con más miedo que hambre, temblorosos para conseguir el éxito; que nos creamos que somos libres, porque podemos subir nuestra vida a las redes sociales para después pegarnos el sartenazo, y nosotras mismas, sin pistola que nos apunte a la sien, matarnos para rendir más y más o nos quedamos fuera del negociazo, en los márgenes. Y en los márgenes no cuentas, no vales, eres una caries que nadie te va a empastar; ni tú mismo te vas a dar cuenta de ti, sumido en una espiral de ansiedad, depresión y de histeria de tanto meterle a tu cuerpo y a tu psique más caballos de la cuenta y trabajando los domingos, no vaya a ser que sin tu trabajo se acabe el mundo, y las cuatro perras del día que se las coma tu reuma mañana.

Por eso vienen los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado repartiendo miedo con multas y gases lacrimógenos, desmontando estos tinglados, y dejándote bien claro cuáles son las reglas que ya deberías tener bien claras.

Otra cosa es la rave urbana de todos los santos días, la necesaria e inevitable (vamos a metérnoslo bien en la cabeza) rave urbana santísima, sobre todo en verano cuando las ventanas que dan a la calle permanecen abiertas en las casas y pisos para evitar el gran soponcio. Para que te quede bien claro que, cuando tú estás en la cama otros ya están trabajando, y el ruido es para que lo sepas; que sepas que otros llevan 15 horas trabajando y tú puedes dar más también, rendir más, competir mejor, ser una campeona y un campeón laboral.

Ruido por todas partes: coches, bocinas, gritos de personas que salen de los locales de ocio a las 7 de la mañana, consumidores que han dado trabajo a otras personas en pro de una buena calidad mercantil, el camión del vidrio, el camión del papel, el motomami, el tubarreo, el mondongueo, todo esto sí vale. Es incluso necesario para evitar el fin del mundo. ¿Qué es eso de descansar? Ya descansarás cuando estés debajo de un ciprés, levántate y coge el móvil, hazte un tic toc y grábate los huevos que te llegan al suelo, siente el calambrazo de la realidad en el despertador al que has estado mirando como un enajenado desde las 5: las 6:20. ¿Cuánto has dormido? Los expertos consideran que una buena calidad del sueño…bla, bla bla…Lorazepan por tierra, mar y aire, y llega hecho un cadáver a tu trabajo de mierda. Asesor de la asesoría que asesora a los asesores de la industria del pollo verde. La rave urbana provoca efectos en la salud brutales y es capaz de producir 13.000 muertes prematuras al año en la Comunidad Europea. Solución: endéudate. Llama a “aislamientos Adam Smith”. Sumérgete en tu búnker burbuja y duerme a pierna suelta, sepúltate en hormigón con cuádruple cristal ahumado y grita. Te va a escuchar Rita ‘la Cantaora’.

PD: Dedicado a Tino Mulas. Hablé con él sólo un minuto en toda la vida y me ganó para toda la eternidad.