En este artículo histórico les narraremos dos acontecimientos relevantes de la historia de la navegación en aguas murcianas: El hundimiento del Sirio, cargado de inmigrantes con rumbo a América, y la batalla naval más importante de la Guerra Civil Española
Javier Gómez
Numerosos han sido los naufragios que han tenido lugar frente a la costa de Cabo de Palos como los del Casenga, el S.S. Haendel, el Nova América, el Southampton y el del Izaro. Sin embargo, entre todos ellos destaca el del Sirio, el peor de la historia civil en costas españolas. También, en las aguas de Cabo de Palos tuvo lugar la mayor batalla naval de la Guerra Civil Española.
El 4 de agosto de 1906, a las cuatro de la tarde, tuvo lugar el hundimiento del trasatlántico Sirio, de nacionalidad italiana, con destino a Buenos Aires y que hacía la ruta por América del Sur (Brasil, Uruguay y Argentina) transportando inmigrantes, la mayoría italianos pero donde también se encontraban españoles. Iba, por tanto, cargado de personas que buscaban un futuro mejor en, la por entonces próspera, América del Sur.
Era un vapor de 7000 toneladas con 115 metros de eslora, 12´7 de manga y 7´5 de puntal. A pesar del conocimiento explícito que se poseía sobre la peligrosidad de la zona, ya que por esta causa se construyó el faro, el capitán del Sirio ignoró los bajos de las Islas Hormigas y dirigió el vapor directamente hacia ellos. El resultado fue la partición del barco y la explosión posterior. Aproximadamente, perecieron 242 personas del millar que transportaba el vapor italiano. Un siglo después sus restos siguen descansando en el mítico Bajo de Fuera.
Los instantes previos al hundimiento debieron ser dantescos, ateniéndonos al testimonio de uno de los supervivientes, el estudiante argentino Martín Hailze, al diario ‘El Eco’: «Los pasajeros corrían como locos, dando gritos de terrible angustia, llorando unos, maldiciendo otros y todos llenos de terror. Esto fue causa de que se cometieran escenas de verdadero salvajismo. Peleábanse entre sí, hombres y mujeres, por los salvavidas; pero a patadas, a puñetazo limpio, con uñas y con dientes. Hasta vi algunos esgrimiendo cuchillos«.
Además, en este caso no se cumplió la máxima marinera de que el capitán debe ser el último en abandonar el barco. El capitán del Giuseppe Piccone y su tripulación fueron de los primeros en abandonar el navío a bordo de una barcaza. El regreso a casa de la tripulación se produjo por etapas, en barco y en tren. Solamente dos meses después del hundimiento del Sirio, el capitán Piccone moría, deprimido, en Italia.
El hundimiento del Sirio mostró la solidaridad de los cartageneros. Los supervivientes fueron hospedados, de manera gratuita, en diversos alojamientos de la ciudad portuaria. Se realizaron donativos, se creó una Junta de Socorro, por parte del rey Alfonso XIII, e incluso se hizo una corrida de toros benéfica para los supervivientes. Finalmente, el consulado italiano se hizo cargo de sus conciudadanos y fletó varios barcos para llevarlos al destino que quisieran. Algunos decidieron regresar a Italia y muchos de ellos, no queriendo abandonar su sueño inmigrante de una vida mejor, partieron rumbo a Montevideo, Buenos Aires y Brasil. Los pasajeros catalanes fueron llevados a Barcelona y la mayoría de los naúfragos españoles regresaron por tren a sus casas.
Batalla naval en la Guerra Civil Española
Como hemos mencionado anteriormente, en las costas murcianas, a 70 millas de Cabo de Palos, tuvo lugar la batalla naval más importante de la Guerra Civil Española, que no destacó precisamente por este tipo de batallas. Esta es una batalla más bien pequeña, en comparación con las grandes batallas navales de la historia de España; pero aún así, fue la más grande de aquella época.
La noche del 5 al 6 de marzo de 1938 se dirigen a Palma de Mallorca dos cruceros ligeros, el Libertad y el Méndez Núñez, escoltado por cinco destructores de la marina republicana. Su objetivo era realizar un ataque relámpago contra el grueso de la flota franquista y después huir. Sin embargo, tienen que retrasar la partida debido al mal tiempo.
El azar provoca que en su camino se encuentren, alrededor de las doce y media de la noche, con el Baleares y el Canarias, dos cruceros pesados, y el Almirante Cervera, un crucero ligero, pertenecientes a la flota franquista que escoltaban un convoy de armamento italiano con destino al sur peninsular en manos del ejército franquista. Tras un primer escarceo e intercambio de torpedos, los cruceros franquistas huyen esperando el amanecer para afrontar la batalla. Pero sobre las dos de la madrugada vuelven a encontrarse y el Baleares es gravemente alcanzado.
Los cruceros franquistas se alejan para llevar el convoy a aguas francesas de Argelia y luego volver a socorrer al Baleares. Mientras tanto, la flota republicana vuelve a la costa debido a que se habían quedado sin armamento. Sobre las cinco de la madrugada el Baleares se hunde por completo llevándose consigo a 741 personas, mientras que se pudo rescatar a 469 supervivientes. Esta batalla no fue decisiva en el transcurso de la guerra. Sin embargo, supuso un espaldarazo moral para la República tras la derrota que habían sufrido recientemente en la batalla de Teruel.
Así por tanto, hemos podido apreciar dos acontecimientos importantes ocurridos en las costas murcianas y rescatados de las profundidades del misterioso e impredecible mar. Como podemos observar nuestra historia, tanto local como regional, es rica en multitud de hechos o acontecimientos relevantes que les seguiremos narrando.