José Morote Lucas. Manufacturas de esparto marca ‘El Murciélago’

Imagen de la carta comercial de la década de los 30. Archivo Santos-Caballero

Recorrido histórico sobre la vida y obra de este empresario ciezano

Pascual Santos López

En 1922 José Morote instalaba su fábrica de jarcias de esparto movida a mano en la calle Libertad, hoy Camino de Murcia. Era una fábrica modesta y no contaba con mazos de picar esparto, por lo que debía comprar el esparto majado o rastrillado a otros fabricantes. En 1938 se trasladaba a ‘El Zaraiche’ y ya contaba con seis ruedas de hilar esparto y un torno de retorcido, que tampoco era mucho comparado con otros industriales ciezanos del momento, como por ejemplo José García Silvestre, que poseía 28 ruedas de hilar. Dos años más tarde se pasaba a la zona de ‘El Ensanche’ y sigue teniendo seis ruedas de hilar, pero había conseguido otro torno.

Justo un año después de iniciar su andadura empresarial, nuestro industrial se casaba con la señorita María Valchs Gómez. El viernes por la noche del 14 de diciembre de 1923, en la Iglesia Rectoral de San Joaquín, contraían matrimonio. Terminada la ceremonia se sirvió a los invitados un refresco en casa de la novia con dulces, habanos y licores. Esa misma noche la pareja partía de viaje de novios para Madrid en el tren correo. El hijo de la pareja, el abogado José Morote Valchs, es elegido en 1970 concejal de Cieza y llegaría a ser alcalde de nuestra ciudad en 1976.

Desde el comienzo de su negocio José Morote Lucas tendría visión comercial, pues encontramos una factura, fechada el 7 de junio de 1922, donde aparece ya en su membrete el murciélago marca de la casa y debajo de su nombre la leyenda ‘Grandes Fábricas de Espartería’. Además, podía servir ‘Cuerdas de Esparto de todas clases, para usos marítimos, agrícolas e industriales. Espartos en Rama y Picados. Serones, Seras, Aguaderas, Espuertas y Pleitas’ y fabricaba cañizos para cielos rasos.

Al principio, la marca no estaba todavía registrada en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Pensemos que registrar una marca suponía dinero y burocracia que no saldría nada barata para una empresa que estaba empezando. En aquel momento el dibujo de la marca era bastante simple, como el que se muestra en la carta comercial de los años treinta, aunque cuando solicitó su marca en diciembre de 1945 ya estaba más perfeccionado; registro que le concedieron el 14 de noviembre de 1946. Con su marca, José Morote, quería distinguir toda clase de manufacturas de esparto.

En la década de los cuarenta encontramos varios cambios en la situación de la fábrica del industrial ciezano. Probablemente porque mantenía las seis ruedas de hilar y los dos tornos de retorcido, con los que era fácil mudarse. Para 1940 estaba en ‘El Ensanche’. Entre 1943 y 1946 en la ‘Cañada de la Horta’ y en 1947 en Calvo Sotelo, que nuestro amigo Antonio Ballesteros sitúa en la actual Gran Vía. En la década de los cincuenta lo encontramos ya en su destino definitivo: la calle Víctor Pradera número 1. Lo que hoy es la calle José Planes.

El 18 de marzo 1947 José Morote solicitaba inscribir su fábrica de hilados en el Registro del Censo de Inspección Industrial. Valorando el capital total de la empresa en 35.000 pesetas. Con seis ruedas de hilar manuales y una bobinadora mecánica con motor de 2 CV. Además de siete empleados, contando a un mecánico, cinco obreros y una obrera. En 1951 es elegido vocal en las elecciones sindicales provinciales del Grupo de Industrias del Esparto, Subgrupo Hilado Manual, junto a otros dos empresarios, José María Guirao Ortega y Pedro Castañeda Agúndez.

Seguramente, debido a las diferentes crisis del esparto, José Morote estuviera ya pensando en cambiar de negocio, pues en 1952 lo encontramos como representante exclusivo para Cieza, en calle Hoyos número 23, del sulfato amónico que comercializaba la empresa AGRISA (Auxiliares de la Agricultura, S.A). En una tierra agrícola como la nuestra era una opción bastante lógica y por escritura pública de 31 de diciembre de 1954 vendía su fábrica de espartería, sita en la calle Víctor Pradera número 1, al empresario Alfredo Aroca Bermejo. El cual a su vez la traspasaba en 1958 a Luis Molina González.

El esfuerzo de Luis Molina no se hizo esperar y en julio de ese mismo año ampliaba su fábrica de hilados y rastrillados de esparto, valorada en 128.500 pesetas, con ocho ruedas de hilar con motor de 1/2 CV, por valor de 64.000 pesetas, una bobinadora con motor de 1 CV, 4.500 pesetas y tres rastrillos electromecánicos de 2 CV cada uno, 25.000 pesetas; sumando el total de la ampliación 93.500 pesetas. Potencia total instalada de 11 CV suministrada por la compañía Eléctrica del Segura, S.A. La duración anual de la campaña era de unos 300 días de enero a diciembre, con un personal que contaba con un mecánico, 14 empleados varones, ocho mujeres y ocho menores de edad. La materia prima estimada era de 150.000 kg de esparto anuales, valorados en 936.000 pesetas, que producirían cada año 115.500 kg de cordelería de esparto de distintos números, valorados en 1.800.000 pesetas; ampliación que solicitaba legalizar ante Industria el 13 de octubre de 1959, que fue aprobada por contribuir al beneficio de las economías privadas, estimular la colonización de tierras y evitar la erosión del terreno.

La crisis del esparto fue tan grande que Luis Molina solicitaba el 9 de agosto de 1961, ante la Delegación de Industria de Murcia, la suspensión definitiva de su industria de hilados y rastrillados de esparto con despido del único obrero que tenía por crisis económica y de trabajo. Nuestro amigo Joaquín Gómez Carrillo nos cuenta que en la calle Víctor Pradera número 1, hoy calle José Planes número 1, justo donde se encuentra el ‘SuperDumbo’, estaba en los años setenta la fábrica de esparto de los Vidales. Seguramente, la familia Vidal compraría la fábrica a Luis Molina para dedicarse a los hilados y al comercio de trapos. Por tanto, sorprende pensar que si éstas fueron las vicisitudes de una sola fábrica de Cieza, cuanta Historia Industrial y Comercial queda por contar en nuestra ciudad.

 

 

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