El cuaderno de Opinión de Antonio Balsalobre

Matanza indiscriminada

Al execrable acto terrorista de Hamás le ha correspondido el gobierno israelí con un genocidio.  Mujeres, niños, niñas… Todo lo que se mueve en Gaza está en el punto de mira de Netanyahu, es objetivo de los fusiles y de los bombardeos. También los voluntarios de World Central Kitchen, la ONG promovida por el chef español José Andrés, que se dedica a proporcionar comida en lugares en conflicto. “El Gobierno israelí debe poner fin a esta matanza indiscriminada”, clama el cocinero español, lamentando que hasta el alimento sea utilizado como arma de guerra. Demasiado tiempo lleva durando el conflicto palestino-israelí (la ocupación ilegal y violenta de los territorios palestinos, a decir vedad). Y si se vislumbra alguna solución no es otra que la de los dos estados. El reconocimiento del Estado Palestino como miembro de pleno derecho en la ONU. Sánchez está en ello, y bien que hace. El camino emprendido por el presidente del Gobierno es tan loable como complejo. Pero a nadie se le escapa que no le ha faltado hasta ahora tenacidad y soltura a la hora de moverse en las aguas turbulentas de la política internacional. Entre tanto, Aznar anima a “terminar bien” esta “operación”. Frente a la petición del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reclamando un alto el fuego, algunos apuestan por que siga la masacre.

El Cristo amarillo

Yo también, como algunos personajes de Woody Allen, amo París bajo la lluvia. Voy pensando en ello y en su película Midnight in Paris mientras subo la Rue Lepic en Montmartre (sin que me espere un coche que me transporte en el tiempo, como a su protagonista, a una fiesta de Cocteau). Es un día fresco y algo ventoso de este final de marzo. Llueve de forma intermitente como también lo hace, me dicen mis hijos, en Cieza. Hasta el punto de que han tenido que suspender algunas procesiones. A decir verdad, el cielo se despeja aquí con la misma facilidad con que se vuelve a cubrir. O reluce de pronto moteado por nubes sueltas con la misma luz que he visto en decenas de cuadros impresionistas. Brilla el sol en la Bastilla, pero hay que abrir el paraguas en la Place de la République. Asoma el astro rey por los grandes bulevares, pero ya anda escondido al llegar a la Concorde. Por aquí, ésta es una semana más. Sigue habiendo colegio, incluso ‘Viernes Santo’. Ya en el Museo de Orsay, lo que más me recuerda la semana de pasión es un cuadro de Gauguin: El Cristo amarillo. Un Cristo crucificado, con los rasgos del pintor, con el quiso escenificar su propio sacrificio como creador, su propia “pasión” como artista, dedicado en cuerpo y alma a su arte, y sin embargo rechazado. En la sala de al lado, asienten Van Gogh, Cézanne, Sisley… Afuera no sé si sigue lloviendo o ha despejado.

Mónica Oltra

Han tenido que pasar dos años para que se pronuncie el juez que la imputó. Una acusación por la que se vio obligada a dimitir de su cargo de vicepresidenta de la Generalitat valenciana. Ese mismo juez archiva ahora la causa y la exonera, junto a 15 cargos de su departamento, de encubrir, supuestamente, los abusos sexuales de su exmarido a una menor tutelada. Recuerdo aquellos meses en los que Vox y PP, que actuaron como acusación particular, la cubrieron de oprobio. Tras dos años de calvario, dictamina ahora el magistrado que no ve «indicio de delito alguno» y considera las acusaciones «meras conjeturas o elucubraciones». Aquella imputación truncó la carrera de Oltra. ¿Cómo se repara un daño político y personal como este? Algunas voces, califican sin paliativos esta “persecución” como lawfare. ¿Meras conjeturas? ¿Elucubraciones? ¿Y por qué no lo dijo entonces?