Antonio Balsalobre “puebla Siyâsa de gente y de voces” en su última novela

ENTREVISTA

Maryam de Siyâsa, revive el esplendor y el abandono del despoblado andalusí en el siglo XIII

Miriam Salinas Guirao

Si de un hilo colgara la historia, y su fino trazo señalara lo que conforma una cultura, rodearía Siyâsa para hablar de Cieza, rodearía Cieza para hablar de Siyâsa. Lo que fue, las pisadas que encumbraron el cerro, los ojos que vieron el nacimiento de la joya encaramada, la piel que deslizó las lágrimas de la ida. Y ahí está. A pesar del tiempo, a pesar del olvido, a pesar de los elementos. Ahí está Siyâsa, y le brota la savia cuando se piensa viva, cuando un lápiz imagina sus días, cuando un escritor la perfila pletórica y relame sus circunstancias. Y ahí queda. Expectante.

Ha sido esta vez Antonio Balsalobre, escritor ciezano, licenciado en Filología Hispánica, destacado columnista de Crónicas de Siyâsa y miembro fundador del Colectivo de Estudios Locales TrasCieza, perteneciente al Club Atalaya-Ateneo de la Villa de Cieza, quien ha dibujado los días de Siyâsa en el siglo XIII. Lo ha hecho en la voz de Maryam, la protagonista de su última novela, Maryam de Siyâsa (Alfaqueque ediciones) ya a la venta.

Pregunta: El Tratado de Alcaraz, en 1243, supone un punto de inflexión en la historia de Siyâsa. El arráez acepta el vasallaje voluntario con la pretensión de tratar de mantener su forma de vida. También marca el inicio a la vuelta a Siyâsa en la novela. ¿Cómo ha configurado los diferentes momentos históricos que recorren la obra?

Respuesta: La novela es sobre todo la historia de una mujer, Maryam; de una ciudad, Siyâsa; y de un reino, el de Murcia, cuyos destinos se entrecruzan en aquel turbulento siglo XIII, cuando el Reino de Murcia deja de ser definitivamente, tras quinientos años, una taifa musulmana para pasar a integrarse en el Reino de Castilla. Dicho de otro modo, deja de ser musulmán para convertirse en cristiano.

Es, por otra parte, el siglo de mayor esplendor de la medina andalusí y el de su abandono en 1266. El arráez de Siyâsa, en un momento de debilidad interna del emirato hudí de Murcia, firmó el Tratado de Alcaraz con la esperanza de que bajo el protectorado castellano se respetaría la lengua, el culto y las propiedades de los musulmanes siyâsíes. Pero como se vio después, su hijo, Alfonso X, que lo firmó en su nombre, tenía en mente otros designios y otras ambiciones para el reino de Murcia. En ese entramado histórico de pactos, guerras y exilio se desenvuelven los personajes de la novela, teniendo que  tomar en muchos casos decisiones dramáticas

P: Maryam, hija de padres judíos y madre de hijos cristianos, moradora de Siyâsa transgrede la moral y los preceptos de la cultura que la envuelve. ¿Qué destacaría de la protagonista que da voz a la novela?

R: No desvelo nada si digo que Maryam es una mujer culta, valiente, luchadora,  cuya vida se ve fuertemente condicionada por los acontecimientos políticos de su época. Es una mujer que, obviamente, no puede elegir la época en que le toca vivir, pero en la medida de sus posibilidades intenta elegirse en ella, transgrediendo en muchos casos las convenciones sociales. Afirmándose como mujer. Reivindicándose como persona libre e independiente. Pero también adaptándose a la realidad, a la dura realidad. No me cabe ninguna duda de que en aquella época hubo muchas mujeres como ella, aunque sus vidas hayan sido en muchos casos silenciadas por una historiografía dominada por los hombres.

En cuanto a la posición que defiende Maryam diré que lo primero que ella busca es realizarse como persona, como mujer. En su concepción del amor, apasionado y transgresor para la época, en su trabajo, en su vida privada… Pero también adquiere un compromiso social en el conflicto histórico que le ha tocado vivir. Y en ese entramado turbulento de partidarios de la anexión a Castilla, de partidarios de la soberanía musulmana y de defensores de los pactos entre cristianos y musulmanes tiene Maryam que tomar partido.

P: En la novela las voces se suceden sutilmente, tanto que la poesía se inserta rozando las páginas. ¿Refleja la obra literaria medieval española la fecunda impronta cultural de tan convulsos años? ¿Y las palabras, producto de aquellos pasos multiculturales, que nos quedan y que aparecen entre las páginas de Maryam de Siyâsa?

R: La poesía no puede dejar de impregnar una novela, así al menos lo entiendo yo. Las referencias poéticas o culturales que aparecen -me agrada que digas “sutilmente”- son las que yo he mamado como lector, como amante de la literatura. Son autores que admiro. La literatura árabe medieval es por otra parte muy interesante. El Califato de Córdoba llegó a convertirse en el centro de saber más importante de la época y la literatura árabe vivió uno de sus momentos de mayor esplendor en la península con filósofos como Averroes, místicos como Ibn Arabí o poetas como Ibn Hazm. En cuanto a la literatura cristiana, no hay más que leer el Poema de Mío Cid para darse cuenta  de cómo fueron aquellos convulsos años.

En lo que se refiere a nuestra lengua, claro que resulta de un laborioso producto de mestizaje. Y ese mestizaje, como no podía ser de otro modo, está presente en la novela. Aunque mayoritariamente nuestras palabras provengan del latín, a nadie se le escapa que la influencia del árabe es enorme. El filólogo Rafael Lapesa afirma que más de 4000 palabras del léxico español, incluyendo topónimos, provienen de esa lengua. Eso creo que lo dice todo.

Volviendo a las voces poéticas que aparecen en el relato, no esconderé que en algunos casos he jugado voluntariamente con ciertos anacronismos y que me he permitido ciertas licencias literarias. Por ejemplo, trasladar a nuestra poeta Pilar López a esa época. Ha sido mi manera de expresarle mi admiración, mi reconocimiento. La conocí y estoy seguro de que si viviera todavía, le habría gustado la idea.

P: Los 80 del siglo XX y algunos personajes locales se mezclan en el desarrollo de la acción. También el espoleo y las primeras investigaciones de Siyâsa. ¿Qué puede desvelarnos de estos detalles en el transcurso de la novela?

R: Siempre me ha fascinado Siyâsa y siempre quise escribir una novela sobre ella. Casi setecientos años ha estado olvidada esta ciudad. Hasta que en los años setenta y ochenta del siglo pasado un grupo de arqueólogos, historiadores y voluntarios se propuso desenterrarla y recuperarla. Y lo que los siglos habían sepultado es hoy un yacimiento único en España, uno de los despoblados medievales islámico mejor conservados del Mediterráneo occidental con un valor según los especialistas, fuera de lo común. El trabajo llevado a cabo para dar a conocer este yacimiento, para ponerlo en valor y conocer lo que fue Siyâsa ha sido colosal, esencial, meritorio.

Un trabajo al que yo anecdóticamente contribuí compartiendo con ellos algún día suelto de excavación a principios de los años 80, y que de algún modo queda reflejado en las primeras páginas de la novela, como homenaje a esos pioneros, entre los que se encuentran Joaquín Salmerón (sin duda, una de las personas que más ha luchado por Siyâsa), Julio Navarro, y tantos otros.

En el fondo, no hago otra cosa que relatar bajo el tamiz de la ficción recuerdos de la época.

P: “Mi vida está siendo tutelada hasta el extremo, gobernada como se gobierna una barca que se lleva a donde se quiere y como se quiere, sin que yo tenga vela en este entierro”, pronuncia la protagonista, en un momento de la trama. ¿Cómo ha configurado la realidad de una mujer en el siglo XIII? ¿A qué debían enfrentarse? ¿Distaba de la vida de un hombre?

R: La vida de la mujer en el siglo XIII, como en tantos otros, no era fácil. En general, era una vida de sumisión al marido, destinada a la procreación, al cuidado de los hijos y a la casa. Tanto en la sociedad musulmana como en la cristiana. Algo inconcebible para nuestra época pero lamentablemente “normalizado” hasta no hace tanto.

Pese a la sumisión reinante, no dejó, sin embargo, de haber mujeres rebeldes, mujeres excepcionales, independientes, transgresoras y cultas que, como revelan algunos estudios, “traspasaron los rincones cotidianos del olvido”. Mujeres cultas e instruidas, como Maryam, intelectuales, poetisas, copistas, calígrafas, músicas y cantantes. Mujeres que por sus biografías excepcionales fueron registradas en las fuentes; y entre ellas, por tratarse de una mursí, se destaca a la sabia Laylā, mujer de saber enciclopédico, que vivió a finales del siglo XI y principios del XII.

Considero, por otra parte, que la Siyâsa y el Reino de Murcia del siglo XIII se merecían que alguien contara su historia desde la perspectiva de una mujer.

P: La Fuente del Rey, Cagitán, el Gorgotón, el paraje de El Ginete… lugares reconocibles de Cieza conforman los escenarios de la novela. ¿Cómo se mezcla realidad y ficción?

R: Esta es una novela histórica que procura respetar el contexto histórico en que se desarrolla, ser fiel a los acontecimientos históricos, pero que gracias a la ficción procura rellenar muchos huecos y lagunas existentes.

Lo que ocurrió realmente en Siyâsa probablemente nunca lo sabremos. Pero podemos intuirlo. Donde se detiene la historia, que solo refleja hechos contrastados, se puede adentrar la ficción que en lugar de verdad prefiere hablar de verosimilitud, de lo que pudo ser, tomándose algunas licencias literarias.

Lamentablemente, no hay fuentes escritas que nos hablen de Siyâsa y de sus habitantes…  Lamentablemente, no ha llegado hasta nosotros —si exceptuamos una brevísima reseña geográfica de Al-Idrisi— ningún texto que nos hable de personajes siyâsíes, que nos diga qué fue de sus vidas, de sus preocupaciones, de sus luchas, de sus amores, de sus enfrentamientos, de sus guerras…

Y esas lagunas las tiene que cubrir de algún modo alguien. Alguien que no puede ser otro que un novelista. ¿Cómo? Pues dotando a este paisaje, a esta ciudad, de personajes, de vida, de amor y pasión.

Y eso es lo que yo, modestamente, me propuse hacer. Poblar Siyâsa de gente y de voces. De hombres y mujeres. De personajes reales (Alfonso X, Jaime I, el Adelantado de Murcia, Ben Hud, Al Watiq…) pero también de personajes ficticios (Maryam, Asís, el árraez, Sebastián …) Aunque para mí, estos últimos, los ficticios, hayan terminado siendo tan reales como los primeros.

Y cómo no, recrearme en algunos paisajes y parajes emblemáticos de nuestro pueblo.

Pregunta: El amor y la lucha por la alianza de las culturas, temas constantes en el desarrollo de la novela, y motivos inspiradores en la voz de Maryam. ¿Han quedado atrás estos motores capitales y transformadores de las sociedades?

R: El amor apasionado y también el desamor están omnipresentes en esta novela. Creo que el mundo se debate, se ha debatido siempre, entre el amor y el desamor, la colaboración y el enfrentamiento, la alianza entre culturas y el choque de civilizaciones. Y en esas seguimos.

Esos y otros temas, como la multiculturalidad, los matrimonios impuestos, las férreas convenciones sociales, la lucha de las mujeres, la exhibición de fuerza, la traición, la rebeldía, la guerra, el exilio, están presentes en la novela.

Concluiré diciendo que no hay ciudad abandonada que no renazca cuando alguien vuelve a pisar sus calles. Si visitan el yacimiento lo comprobarán. Espero que Siyâsa también vuelva a recobrar vida en la imaginación de quienes se animen a leer esta historia.

 

 

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