Rosario Pi, directora de cine

Rosa Campos Gómez

Hablar sobre Rosario Pi nos permite mirar hacia atrás con admiración hacia esta mujer, una de las grandes directoras pioneras, y reconocer la importancia de su legado.

Nació en Barcelona en 1899. En su niñez fue víctima de una parálisis que le dejó secuelas, teniendo que usar calzado especial y bastón desde entonces y para siempre, dificultad a la que se enfrentó creciéndose en todos los ámbitos laborales por los que se adentró.

Tras la muerte de sus padres sus hermanos heredaron la empresa textil familiar y ella la casa, donde puso, cuando contaba 20 años, una tienda de lencería que funcionó con prosperidad hasta que la crisis económica del 29 repercutió también en su negocio y tuvo que cerrar. Se dirigió hacia Madrid donde abrió un local de modas en el que realizaba pases de modelos.

Paralelamente a este nuevo trabajo, atraída por el cine, montó la productora Star Films en la que fue presidenta y gerente, teniendo como socios a Pedro Ladrón de Guevara, conocedor de este mundo artístico, y a Emilio Gutiérrez Brigas, empresario mexicano que corrió con la parte económica.

En esta empresa que creó, y en la que trabajó en todas las áreas en las que veía que podía aportar, se produjeron las siguientes obras: ‘¡Yo quiero que me lleven a Hollywood!’ (Edgar Neville, 1931), con bastante improvisación; ‘El hombre que se reía del amor’ (B. Perojo, 1932); ‘Besos en la nieve’ (J. M. Beltrán, 1933) -sketch-; ‘Odio’ (R. Harlan, 1934); ‘Doce hombres y una mujer’ (F. Delgado, 1935) -con guion de Rosario Pi-; y ‘El Gato Montés’ (R. Pi, 1936). En 1937 dirigió ‘Molinos de viento’ con la productora Cifesa, puesto que sus estudios estaban en Valencia -zona republicana-, aunque tuvo que rodar parte también en Francia debido a la expansión de la guerra. Este largometraje -desaparecido- basado en la zarzuela del mismo nombre, tenía a María Mercader como protagonista. Directora y actriz viajaron a Italia, donde conocieron a Vittorio De Sica, que después fue marido de Mercader.

‘El Gato Montés’ es la única película -de las dos que queda constancia que dirigió- que no ha desaparecido, aunque tiene mutilaciones de censura a partir de 1939. El guion de R. Pi es una adaptación de la zarzuela homónima, escrita por Manuel Penella en 1916, en él dota a los personajes femeninos principal y secundario de una independencia y capacidad de decidir que no tienen en la zarzuela, también refleja el pacifismo y la denuncia del maltrato. La película fue bien acogida por el público, lo que sedimentó la confianza en sí misma, impulsándola a rodar otro film a pesar del conflictivo devenir que ya se oteaba. Desde que se dieron a conocer sus obras fue respetada y reconocido su talento.

Rosario Pi fue una mujer valiente, innovadora, con criterio propio, que logró transferir su perspectiva de mujer que luchaba por no querer subordinarse a los dictados patriarcales, introduciendo en su obra mensajes de autonomía, independencia e igualdad.

Después de su periplo por Francia e Italia volvió. En ese tiempo de posguerra, aunque no fue represaliada directamente, no se le dio oportunidad de seguir produciendo y dirigiendo cine, entre otras circunstancias por ser mujer y no encajar dentro del ideal femenino que otros habían predibujado.

No dejó de emprender hasta el final de sus días, diseñando objetos como ceniceros, volviendo al negocio de la moda, abriendo un restaurante… Murió en 1967, en Madrid, donde vivía con la compañía de su hermana y sobrinos.

Coetánea de directores que son considerados grandes pioneros, los textos de la historia del cine no refirieron su valía, relegándola al olvido. Aunque su memoria ahora se está recuperando. Su aportación fue importante por la calidad, dentro de lo incipiente de esta industria que se encontraba en la fase de aplicación de  del sonido -que por entonces se doblaba posteriormente al rodaje-, haciendo de ‘El Gato Montés’ el primer largometraje sonoro dirigido por una mujer hasta ahora conocido – que no es exactamente el mismo caso de ‘Mallorca,’ documental sonoro creado uno o dos de años antes por María Forteza, ni de ‘Flor de España o la muerte de un torero’(1921), dirigido por Helena Cortesina, aunque tenía partitura musical, esta no estaba incorporada al film-.

Rosario Pi abrió ventanas por las que luego miró Buñuel para ‘Abismos de pasión’ (1954). Supo mostrar escenarios interiores y exteriores forjando un juego simbólico con las características de los personajes. Con el caminar de Soleá y Juanillo -el Gato Montés- marcó un paso del tiempo con una original belleza poética. Utilizó un brillante ejercicio fotográfico captando la complicidad del paisaje con el tema y produciendo relevantes escenas expresionistas. Debió de ser una gran aficionada al cine, cuyo visionado supo trasladar a sus sueños hasta el punto de aportar, en tan pocos años como los que le fue posible ser cineasta, una obra de tan señera calidad, lo que nos induce a pensar en lo que nos hubiera legado de no haber sufrido tantas puertas trabadas.

 

 

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