Respirar minuto a minuto, por María Bernal

Respirar minuto a minuto

Martes 24 de Marzo de 2020.

Querido diario:

He tomado la decisión de retroceder veinticinco años en el tiempo para perderme en las últimas páginas blancas de mi antiguo y descuidado diario. En la calle, la vida ha tenido que frenar repentinamente y hay gente llorando, heridos leves y críticos, médicos que están haciendo un esfuerzo sobrehumano contra un enemigo que es prácticamente invisible, inalcanzable y, en consecuencia, incontrolable.

“Mayo de 1992. Es fiesta en Cieza, el día De la Cruz. Esta tarde saldré a ver al Santo Cristo con mis padres, mi tío Ernesto y mi tía Santi y mis primos. Aunque me llevo mal con mi primo Ernesto, porque me lleva la contraria en todo, estoy contenta. Sí, hoy estoy muy feliz, me  quedan nueve días para cumplir nueve años…”

La ilusión de haber leído esas palabras manuscritas con una letra muy redonda, escritas con boli bic azul, ha sido como un arcoíris que ha iluminado mi día.

Ahora los días son grises y el cielo se ha empeñado en cerrar sus compuertas. Es como si los de arriba se hubieran puesto de acuerdo con los de abajo para que no quede ningún resquicio por el que poder salir.

Estas páginas quedan muy lejos del estruendoso ruido que provoca la soledad solemne de las calles, esas que nuestras retinas se han visto en la obligación de olvidar por un tiempo ilimitado.

Tranquilo diario, amigo, no estamos en guerra. Pero sí, ante la invasión de un adversario que se expande a la velocidad de un rayo.

Esta semana he preferido contarte a ti lo que opino sobre esta cruel y disparatada situación de confinamiento. ¿Sabes por qué? Porque el mundo se ha vuelto loco, porque la humanidad ha sacado su cara más perversa a costa del sufrimiento provocado por un virus al que han bautizado como Covid-19.

La sociedad se ha desquiciado: los votantes de los partidos de la oposición solo se limitan a echar leña a un fuego que está siendo difícil de sofocar por los bomberos protagonistas de esta historia, que en lugar de llevar cascos rojos, ahora llevan batas blancas. Y lo que más me abruma es que se están marcando un tanto a expensas de tantas muertes, así como si de un partido de baloncesto se tratara. ¡Pero que son vidas, joder! Dejad de alarmar, que no tenéis ni puta idea de lo que está sucediendo y sois los primeros en ponernos a todos en contra por culpa de vuestro objetivo que, después de once días, aún no entiendo cuál es.

Es cierto que tenemos a un gobierno de izquierdas al que parece que le da miedo actuar y ha estado observando al monstruo venir de manera desafiante, plantándole cara; hasta que no ha tenido más remedio que tomar cartas en el asunto. Pero créeme, a esa baraja le han faltado varias cartas y ahora estamos infectados hasta los ojos. ¿Sabes? Es como si cada vez que fuera a tomar una decisión, tuviera que tocar la tapadera de una olla con agua hirviendo. ¿Me entiendes, no? Que parece que le da miedo.

La verdad es que yo no entiendo de decisiones políticas, no es un asunto que me compete. Por eso he optado por mantenerme en la línea de no mostrar unos conocimientos políticos inexistentes en mi cabeza. Pero a modo de apunte, es cierto que la tardanza quizás marque un antes y un después en este comienzo del siglo XXI.

¿Pero tú crees que merece el ataque que está viviendo? ¿O necesita el apoyo de sus ciudadanos? Desde mi punto de vista, ese apoyo mostraría el patriotismo de este país. Para mí, este consiste en la unión de los ciudadanos y no en una bandera o un himno. No, diario. Nos une una nación indivisible por la que ahora tenemos que luchar, obviando los golpecitos en el pecho de yo soy más español que nadie. Después ya habrá tiempo para responsabilidades, explicaciones y sanciones.

Quizá lo más positivo es que los distintos grupos políticos parecen haberse dado la mano a la hora de poner medidas de exterminio viral.

Como te iba diciendo, he preferido escribirte a ti, es más sosegado que hacerlo por las redes sociales. Si pudieras leer las gilipolleces que se comparten, el odio que también se está propagando y la incultura de algunas personas que se creen todo lo que los medios de comunicación sensacionalistas les ofrecen, y que, partiendo de medios de pacotilla, entablan un macrodebate que puede compararse perfectamente con un bélico conflicto verbal, fliparías. Pero es un debate carente de argumentos de autoridad, y ¿sabes por qué? Porque hemos llegado a formar un rebaño de borregos que solo nos dejamos guiar por lo que pone en Facebook. Es más, algunos son creedores de todos los bulos, transmitidos minuto a minuto. Y no te esfuerces en hacerles entrar en razón, porque me parece que la han perdido por completo.

Y al margen de este circo de payasetes que hacen malabares para destacar, están los héroes. Están los combatientes de primera línea que han decidido exponer su vida para salvar miles de ellas.

¿Te das cuenta? Nos han pedido algo tan sencillo como quedarnos en casa y lavarnos las manos. Pues aún hay energúmenos que retan a los cuerpos de seguridad que tienen que guardar las calles. Es que manda huevos, ¿eh?

Todo el personal sanitario está haciendo una labor maravillosa, venerable, extraordinaria, inalcanzable e impagable. Y no precisamente hartos de recursos. Porque faltan. Y ellos dicen que es su deber. ¿Cómo te quedas? Es su trabajo, pero no tienen la obligación de poner en peligro su propia vida. No diario, no les pagan para eso, y ¿sabes por qué? Porque en 2010 nuestra Sanidad sufrió un tijeretazo descomunal. A eso hay que añadirle todo lo que hemos abusado del sistema sanitario. Y aunque hay médicos que han venido advirtiéndolo, no les hemos hecho caso.

Ojalá todo cambie, ojalá que la próxima vez, que vuelva a escribir, sea para decirte que de nuevo hemos vuelto a ver la luz del sol. Yo no me quejo, soy consciente de que quedándome en casa estoy salvando vidas. Sí, también hay lamentos diarios por tener que quedarse en casa.

En mi opinión, no hemos valorado la vida como se merece, no hemos sido conscientes de  que el mejor regalo es el respirar minuto a minuto, una acción que ahora a los pobres enfermos de Coronavirus tanto les cuesta realizar.

Hasta pronto, querido diario.

 

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