Recorremos la importancia de la nieve en la historia del municipio
José Olivares García
La nieve y el hielo, desde la antigüedad, se han utilizado por sus características y propiedades, para conservar y a acompañar alimentos y bebidas. Además, por su cualidad de extraer el calor y la analgesia también se ha empleado con fines médicos y terapéuticos. Hasta finales del siglo XIX, con la aparición del hielo artificial, estos preciados bienes se extraían de la naturaleza, dependiendo por ello de los avatares de la climatología. Por esta razón de peso, el ser humano ha ido observando el proceso natural por el que se crea la nieve y el hielo, intentando generar condiciones similares para que, una vez recogida, se pudiera conservar en condiciones óptimas para traslados a los núcleos urbanos para su utilización.
En Cieza, el pozo de la nieve del Madroñal se utilizó por parte de la población, según los datos que hemos podido estudiar, a partir los siglos XVII y XVIII, no descartando, por supuesto, su utilización en épocas anteriores.
La denominada ‘Pequeña Edad del Hielo’
Si actualmente visitamos el pozo de la nieve ciezano, situado en las estribaciones de la sierra del Oro, paraje del Madroñal, nos sorprenderá el contraste de la magnitud de esta construcción con la ausencia de nieve, que anteriormente daba razón de ser a esta obra. El pozo de nieve del Madroñal, visto desde el punto de su explotación, a día de hoy, carecen de sentido, ya no solamente porque no pueden competir con la moderna fabricación industrial de hielo actual, sino que ya no hay prácticamente nieve de la que abastecerse en las cumbres de la sierra del Oro, ni siquiera en los meses invernales donde irremediablemente se produce alguna nevada esporádica y, evidentemente, insuficiente para su aprovechamiento.
Entre el siglo XIV (1300) y la primera mitad del siglo XIX (1850), la humanidad afrontó un período climático conocido como la ‘Pequeña Edad del Hielo’, caracterizado por la inestabilidad meteorológica y la sucesión de inviernos con temperaturas más frías que las actuales, intercalados con veranos muy secos, que propicio la explotación artesanal de la vetusta y abandonada construcción ciezana.
Producción de nieve y hielo en Cieza
La construcción de pozos de nieve en la Región de Murcia se centró en las zonas más elevadas del territorio y de abundantes nevadas: en las sierras la de la Pila, Seca, la del Carche, la de Espuña y de Ricote y, como excepcionalidad, también podemos encontrar estas construcciones en cotas más bajas, como es el caso de nuestro pozo de la nieve en la sierra del Oro, paraje del Madroñal. Construido en mampostería de 8 metros de diámetro y a una profundidad aproximada de 10 metros. Tuvo cubierta a dos aguas con teja de cañón, además el pozo tenía una casa para refugio y cobijo de los obreros que allí trabajaban.
Según Ramón María de Capdevila la operatividad del pozo de la nieve del Madroñal es anterior al 1688, año en que se nombran nuevos comisarios para el abasto de la nieve por parte del ayuntamiento de Cieza. Además, este autor relata que en 1689 costó 80 reales la teja para arreglar la casa y el pozo de la nieve, dato que indica la plena operatividad de esta edificación a finales del siglo XVII.
Para el buen funcionamiento del pozo de la nieve del Madroñal se requería de una estructura jerárquica de donde manaba la organización de los distintos oficios: comisarios para el abasto de la nieve, fieles, peones y arrieros.
Los primeros jornaleros llegaban a la sierra al empezar el otoño, para limpiar el pozo y recoger leña para la casa que hay junto el pozo donde se alojaban durante el invierno. Con las primeras nieves multitud de braceros acudían a la sierra para la recogida de la nieve, lo que se denominaba encierro, y en ella participaban los peones, trabajadores del campo que en los meses de invierno podían sacarse un sobresueldo con estos trabajos. Se organizaban en cuadrillas para la recogida de nieve y el transporte hasta el pozo. Allí se extendía y compactaba la nieve con mazos para formar bloques y se cubrían con paja para separar los distintos estratos. La campaña llegaba a su fin cuando la nieve del exterior se derretía o el pozo habían sido llenado, y entonces los trabajadores regresaban a sus lugares de origen.
Sobre el mes de mayo se iniciaba la extracción, el trasporte y la venta del hielo. Para evitar el calor diurno, el tránsito se iniciaba al caer la tarde y durante la noche. Las sendas de la sierra del Oro, por su estrechez, obligaban a la utilización de caballerías que portaban, en sacas y aguaderas de esparto, los bloques de hielo, envueltos en paja, preferentemente de arroz, que actuaba como buen aislante y mitigaba las consecuencias de las altas temperatura en este preciado producto. Una vez en Cieza, y según tradición oral, los bloques de hielo se guardaba en un almacén que se encontraba en la calle de la Hontana, para su posterior distribución y venta “limpia de polvo y paja” a la población ciezana.
Debido a los caprichos de la naturaleza, había años que el blanco elemento no hacia presencia en nuestras sierras. Según Capdevila, el Ayuntamiento tomaba las medidas necesarias para abastecer de nieve a la población: “En 1726 se encarga por los señores del concejo a don Lorenzo Marín Blázquez Padilla y Melgares, para que tome las providencias necesarias encaminadas a que no falte este verano la nieve en Cieza. La ajusta, y contrata 20 quintales”, un quintal era una antigua unidad de masa española, que equivalía a 100 libras castellanas, 46.008 kg.
El 8 de mayo de 1733 se ajustó la nieve con el abastecedor de Caravaca, el que ofreció a Cieza 30 cargas solamente por no haberse cosechado, al precio de dos duros la carga, “puesta en ésta y con peso de ocho arrobas, cada una”, la arroba equivalía a la cuarta parte del quintal, lo que supone 25 libras castellanas (aproximadamente 12.502 kg). El 18 de junio, se ajustó la nieve con el carguero a 3 reales y ¼ porque la traía de Sierra Seca, a 14 leguas de este pueblo, del término de Caravaca. “Se ajustó en este precio, porque no había bastante con la que se concertó el 8 de mayo”. En 1801 cuarenta arrobas de nieve que se contrató con Calasparra, “del pozo de la Sierra del Molino. Además, se vendieron, “convertidas en helado en la feria de San Bartolomé”.
Invención del hielo artificial
Como hemos descrito en este artículo, en el pasado se conseguía mantener en frío los alimentos y la bebida con hielo de las montañas envuelto en paja. En 1834, el inventor norteamericano, Jacob Perkins, asombró al mundo patentando una máquina de hacer hielo, antecesoras de las neveras que hoy en día podemos disfrutar en todos nuestros hogares, la máquina que inventó fabricaba frío con el calor de sus fricciones.
El Papa Gregorio XVI al enterarse del invento de Perkins comentó: “Ya saben fabricar hielo… eso es meterse en el terreno de Dios. Ahora van a llevar su irreverencia blasfema hasta el extremo de fabricar sangre”.
A finales del siglo XIX (1892) Rafael Molina Cano fundó un grupo de empresas en la vecina villa de Blanca con el nombre de ‘Fábrica San Rafael’ con su socio José Fernández Sánchez. Contaban con una fábrica de hielo, telares de hilo y algodón, puntas metálicas y una pequeña central eléctrica (la primera de la Región). En El Diario de Murcia de 5 de mayo de 1893 se publicó: “Nos escribe un amigo nuestro de Blanca diciéndonos que aquel pueblo va a ser el primero de esta provincia y de los primeros de España que va a ser alumbrado por luz eléctrica, debido a la iniciativa de aquel alcalde, nuestro amigo Rafael Molina Cano, cuyo carácter emprendedor vence todos los obstáculos que se oponen a la realización de empresas de utilidad general. En su magnífica fábrica San Rafael, que los señores Molina y Fernández tienen destinada a varias industrias, se está instalando una máquina de fabricar hielo que producirá diariamente de 2.500 a 3.000 kilogramos, cantidad suficiente para abastecer a toda la provincia (…)”
Para concluir este pequeño trabajo sobre la producción y venta de nieve y hielo en Cieza citaremos que en la prensa regional del año 1923 había publicidad de una fábrica de hielo en Cieza, dirigida por Jesús Piñera Salinas. Desconocemos el volumen de producción que tenía dicha industria. También eran conocidas en Cieza las fábricas de hielo de Pascual Villalba Caballero, Joaquín Gómez y la de Barratera, junto al molino Hidráulico del mismo nombre.
la fábrica de hielo de Barratera era de mi tío Juan Semitiel Aroca y de su cuñado Bartolomé Ruiz Marín,y se repartía los bloques de hielo por el pueblo en su furgón en verano y en invierno también se repartía pero a bares.Dejó de funcionar en los años ochenta del pasado siglo XX.La mejor cerveza de Cieza y de barril se enfriaba con hielo en el ventorrillo de Barratera,justo delante de la fábrica de hielo,eran todos familia.
Estimado Manuel Eloy Semitiel Lópoez, el ventorrillo de Barratera era «el de La Morena». El que tú dices que había frente a la fábrica de hielo (el Molino de de las Ramblas reconvertido en fábrica de hielo), obviamente era el «Ventorrillo de las Ramblas», también conocido como el de «Robarriendo».
Un saludo.
Yo he ido a coger ova para pescar en la rampa que iba de la acequia al molino,era una ova estupenda y el encargado del hielo era un hombre que vivía en la calle Ríos,lo chiquillos íbamos detrás cuando partían hielo y los trozos que sobraban te los daban pero refunfuñando,creo que era el taller o quién lo repartía