El consejero de Medio Ambiente subraya que el trasvase es «imprescindible» para luchar contra la desertificación y para reducir las emisiones, al actuar «como un gran sumidero de carbono»
Crónicas de Siyâsa/CARM
El Gobierno regional alerta de que el recorte del trasvase Tajo-Segura, promovido por el Gobierno central, aumentará de forma notable las emisiones de carbono (CO2) a la atmósfera, en más de en 600.000 toneladas anuales, lo que supondría el equivalente a una ciudad con una población de más de 80.000 habitantes.
Esta es una de las “graves consecuencias medioambientales producidas por el recorte del uso del agua procedente del trasvase y que el Ministerio pretende sustituir por un sistema de agua desalada, incluido en el Plan Hidrológico del Tajo y aprobado por el Gobierno central”.
Así lo resaltó el consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez, tras reunirse con el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, Lucas Jiménez, para valorar las conclusiones del informe elaborado por la Cátedra Trasvase y Sostenibilidad José Manuel Claver Valderas de la Universidad Politécnica de Cartagena ‘Balance de carbono de las zonas regables del trasvase Tajo-Segura’, que analiza el impacto medioambiental en distintos escenarios tomando como referencia el tipo de agua empleada.
Vázquez resaltó que el trasvase es “imprescindible” para luchar contra la desertificación, ya que la cubierta vegetal formada por los cultivos mitiga parte de las consecuencias del cambio climático en el Levante y, además, “funciona como un gran sumidero de CO2 gracias al proceso de la fotosíntesis”.
En este sentido, apuntó que “gracias al uso del agua del trasvase en nuestra agricultura se eliminan más de 1,2 millones de toneladas de CO2 al año, pero con el recorte del trasvase esa cifra se reduciría a más de la mitad”.
Vázquez señaló que “el conocimiento científico evidencia en este estudio la contribución medioambiental y climática de esta infraestructura a nuestra Región y a todo el Levante frente al uso de agua desalada”.
A este respecto, el titular de Medio Ambiente explicó que “el uso de agua desalada supone un enorme consumo energético en su producción y transporte, lo que genera una mayor emisión de gases de efecto invernadero”.