Desenvolverse mejor
Desde que estoy colaborando con Cruz Roja mi admiración por la labor humanitaria que lleva a cabo esta ONG, como tantas otras en el mundo, se ha duplicado. Es verdad que sobre el terreno, en el trato cotidiano, cuando se desciende de lo general a lo particular, cuando a los problemas globales se les pone cara y nombre, las cosas se ven de otra manera. Mi colaboración es modesta. Doy clases de español básico a inmigrantes, sobre todo a mujeres magrebíes (también a una señora ucraniana llegada de la maltrecha Mariupol) que acuden por la mañana en muchos casos con sus críos menores de tres años, todavía sin escolarizar. Y entre algún llanto o rabieta que otra aprendemos el vocabulario más elemental o las expresiones más necesarias. Mi mayor satisfacción: oírlas decir que desde que han aprendido los números en español, los miércoles cuando van al mercado se desenvuelven mejor.
Intenso trabajo
Como el horizonte que se aleja a medida que intentamos alcanzarlo, el PP ha visto esfumarse en estos últimos cuatro años la posibilidad de tumbar al gobierno cada vez que creía tenerlo al alcance de la mano. La habilidad política de Sánchez, su resistencia tenaz, su “suerte providencial”, o lo que quiera que sea, han venido a frustrar una y otra vez ese empeño. Legítimo, sin duda, pero también, en este caso, rayano en la obsesión de conseguirlo a cualquier precio. La coalición progresista, a la que le ha tocado lidiar, entre otras calamidades, con una pandemia mundial y una guerra en Europa, sigue en pie. Dos Presupuestos aprobados, 140 leyes promulgadas que amplían derechos ciudadanos y laborales y buscan compaginar justicia social y reactivación económica, no deja de ser un balance altamente positivo. Una pena, eso sí, reconozcámoslo, que gran parte de este intenso trabajo se haya visto ensombrecido en demasiadas ocasiones por injustificables e inquietantes perturbaciones internas.
Magallanes
De la mano del escritor Stefen Zweig, he acompañado a Magallanes en su legendaria vuelta al mundo, que culminó Elcano en 1522. Para eso, entre otras cosas, sirve la literatura. Para salir, en este caso, de Sevilla, con la imaginación, navegar allende los mares siempre en dirección a occidente, descubrir un estrecho desconocido por el que cruzar del Atlántico al Pacífico y tras llegar a las islas Molucas, las de las Especias, después de tres años sufriendo toda suerte de calamidades y pérdidas humanas, regresar de nuevo, salvando el cabo africano de Buena Esperanza, a España. Toda una hazaña con la que quedó probado incontestablemente, hace ahora quinientos años, que la Tierra es una esfera giratoria y que todos los mares forman un solo mar continuo. Por primera vez, también, la humanidad adquiría una idea bastante exacta del tamaño del planeta en que vivimos. El libro en cuestión, Magallanes. El hombre y su gesta, magníficamente editado por Alfaqueque & Gollarín (Fernando Fernández y Francisco Marín) e ilustrado por Pascual Adolfo López Saluena, es toda una joya literaria y bibliográfica que recomiendo vivamente.
Eficacia
Que España haya bajado de los 3 millones de parados por primera vez desde 2008 con el empleo indefinido disparado es un dato objetivamente bueno. Que la Seguridad Social haya superado los 20 millones de personas afiliadas, batiendo un nuevo récord, debería ser, aunque contenido, porque todavía queda mucho por hacer, motivo de alegría y satisfacción. Mucho más, sin duda, en el contexto “de incertidumbre internacional e inflación volátil y persistente” en que nos encontramos. Para Feijoo, sin embargo, estos buenos datos parecen alzarse como una piedra en su camino. De hecho, son ya mejores que los que dejó Mariano Rajoy. De ahí que no haya tardado en desautorizarlos, tachándolos de “maquillados”, aunque sus barones, como es el caso de López Miras, los celebren como logros propios en las autonomías donde gobiernan. Ciertamente, “el éxito” político es de todos. Justo sería empezar, no obstante, por atribuírselo a la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, cuya política laboral está demostrando su eficacia.