Editorial

HOMENAJE A PEPE MARÍN

Lamentablemente, la semana pasada, la sociedad ciezana ha sufrió la pérdida irreparable de uno de sus más destacados prohombres: Pepe Marín, célebre abogado laboralista, profesor universitario, enemigo de las injusticias y amante de la cultura, la literatura y de la naturaleza. Una persona querida por todos y odiada por nadie, esa sería la definición de este gran ciezano.

Definido por muchos de sus más grandes amigos como un utópico, dedicó su vida a luchar por un mundo mejor y por el bienestar de sus conciudadanos y conciudadanas. Desde su profesión como jurista siempre se situó del lado del más débil y luchó porque los trabajadores ganaran las batallas legales ante las que se sentían desamparados. Asimismo, desde esa nostálgica visión utópica de la vida, fue uno de los fundadores, hace ya 55 años, de la asociación más reivindicativa de Cieza, el Club Atalaya, que nació en las postrimerías del franquismo para combatir las injusticias del régimen y divulgar la cultura local. Además, trasladó sus saberes jurídicos a las nuevas generaciones desde su cargo como profesor universitario.

Pepe Marín era un alma noble, un altruista y un soñador infatigable que se posicionaba siempre así mismo en un ámbito secundario, ya que para él en primera persona siempre debía ir el conjunto de la sociedad ciezana, a la que tanto le dio y de la nunca reclamó nada, pues su generosidad y amor hacia la misma era excelso. Alma máter de tantísimas iniciativas loables y luchas reivindicativas, siempre evitó que su impagable labor en todas ellas se viera reconocida: huía de las fotografías y de las autorías, queriendo situarse siempre en un segundo plano. Por ello, respetando su deseo, no ilustramos esta publicación con su fotografía (él no lo habría querido), sino con una imagen de su querido Club Atalaya, un espacio cultural imprescindible para Cieza y que, cinco décadas después de que él contribuyera a su fundación, continúa siendo un foco bullicioso de ideas para mejorar la vida del conjunto de los ciezanos y las ciezanas y que se ganó, de forma merecida, el cariño de la localidad cuando se le otorgó el Escudo de Plata de Cieza.

Desde estas líneas, queremos transmitir nuestro pésame, y mostrarles el justo cariño que se le tenía, a su familia, a sus amigos y, en definitiva, a toda la sociedad ciezana, puesto que su pérdida nos afecta a todos y a todas y provoca un triste y lamentable vació en las gentes de Cieza. Descansa en paz, querido Pepe Marín.