Este año no hay playa, por Diego J. García Molina

Este año no hay playa

Por fin ha acabado la campaña electoral interminable en la que llevamos inmersos meses, aunque nuestro gozo en un pozo puesto que enseguida comienza otra, aunque de eso hablaré más adelante. Como ya escribí hace más de un mes, la posibilidad de que los electores pagaran en los candidatos socialistas a alcaldías y comunidades autónomas la frustración por el mal gobierno, sumado al rechazo que provoca el presidente Sánchez, era palpable; casi una certeza más que una probabilidad. Al que le sorprendan estos resultados o es un ingenuo, o bien cree en las encuestas del CIS, en el ratoncito Pérez o en Papá Noel. De hecho, esto mismo sucedió tras el desastre de las dos legislaturas con Rodríguez Zapatero, donde el PP arrasó en las siguientes autonómicas. El caso es que ha sido una pena pues en muchísimos casos, como en el de nuestro pueblo, se había realizado un magnífico trabajo que no dejaba de ofrecer resultados en cifras y percepciones, que no todo son números. Y que indudablemente merecía otra oportunidad de continuar la obra empezada. Hemos disfrutado de tranquilidad institucional, que falta hacía, gracias también a la buena sintonía entre los representantes de los gobiernos de coalición en la primera y segunda etapa en el consistorio municipal. Y no solo ha sido el PSOE quien ha sufrido castigo en estas elecciones, la debacle de la extrema izquierda ha sido apoteósico, quedando sin representación, sin ningún concejal. No he mirado todas citas electorales pero creo que nunca había pasado en democracia. En todo caso, pasar de 2 concejales con un 8,3% de votos en las anteriores elecciones a cero en estas, al no alcanzar el mínimo del 5% necesario, en el caso de Izquierda Unida, y que Podemos repita resultado, con solo un 2%, es un hundimiento en toda regla. Y que seguro que no merecen, al menos Izquierda Unida, si nos basamos en su actuación local. No obstante, ellos forman parte de la coalición entre Izquierda Unidas y Podemos, el manido (en su segunda acepción de la RAE) Unidas Podemos, que tanto daño ha hecho con sus políticas caprichosas e irresponsables; por no hablar del inane ministro Alberto Garzón, que cada vez que hablaba subía el pan. Los votantes toman nota y luego actúan en consecuencia. Supongo que a mucha gente, demasiada, se le ha hecho muy difícil depositar en la urna la papeleta con esas siglas. Estaría bien un poco de autocrítica, no se soluciona todo diciendo que la culpa es de los fachas y que no pasarán.

Para abundar en el razonamiento que expongo, esto no ha sucedido solo aquí, en Murcia, a pesar de estar más de 20 años gobernando el mismo partido sigue sin haber posibilidad de alternancia. Y en otras varias comunidades y grandes ciudades, otrora bastiones del socialismo, el Partido Popular, en solitario, o con la ayuda de Vox, gobernará con suficiencia ante los resultados obtenidos. Como decía, la presencia de Pedro Sánchez Pérez-Castejón ha frustrado las aspiraciones de muchos. Y la verdad que en el pecado llevan su penitencia, si alguno estaba en desacuerdo en tantas decisiones tomadas por este gobierno no lo ha escenificado en público. Solo históricos socialistas que ya no tienen nada que perder y hablan en libertad han alzado la voz. Bueno, para hacer honor a la verdad, el presidente de Castilla La-Mancha, Emiliano Garcia-Page, si ha sido crítico en varias ocasiones, sobre todo con los acuerdos con ETA o con los nacionalistas catalanes, aunque con la boca pequeña, eso si. Casualidad o no, ha sido el único que ha revalidado la mayoría suficiente para gobernar otros 4 años. Sin embargo, Valencia, Aragón, Cantabria, Baleares, La Rioja, y hasta Extremadura se han perdido. Por cierto, ¿para que sirve el CIS, aparte de para dilapidar dinero público alegremente y pagarle un sueldazo a un militante del PSOE (casi 100.000 euros al año se embolsa Tezanos)? Ha fallado de nuevo, por mucho, otra vez más y ya son demasiadas. Era la única encuesta que daba ganador al PSOE. Para ser otro órgano de propaganda más del PSOE que se lo paguen ellos con su dinero.

Bueno, ¿y ahora qué? Escribí hace unas semanas que estas elecciones debían ser un plebiscito y como en las municipales que dieron paso a la república, provocar un cambio. Hablando en plata, si pasaba algo como lo sucedido, ante ese probable revés incontestable en toda España, excepto en las provincias separatistas, el presidente debía convocar elecciones y dimitir. Solo ha cumplido la primera parte, por lo tanto, no se trata de una aceptación de la derrota sino de una huida hacia adelante, jugársela el todo por el todo. Seis meses con todo en contra no los iba a poder aguantar y sabía que en diciembre no gana. ¿Por qué no hacer la última marrullería y convocar elecciones a finales de julio, en pleno verano, con millones de españoles de vacaciones en el pueblo, en la playa o montaña, en el extranjero, en definitiva, lejos de su distrito de votación. Una abstención histórica quizá piense que le dará lo que necesita. La alta participación está claro que no le beneficia, como hemos visto en esas municipales. Además, los analistas políticos llevan toda la legislatura diciendo que unos meses antes de las elecciones generales se escenificaría la ruptura de la coalición de gobierno, los de Podemos para diferenciarse del PSOE y así argumentar, antes de las elecciones, que aquello no es lo que esperaban y que están mejor fuera que dentro. A pesar de haber tenido oportunidades de marchar a lo largo de toda la legislatura y haber tragado con todo. Pero Sánchez de nuevo se les ha adelantado sin mancharse las manos. El convocar elecciones no le obliga a romper él, si tensaban mucho la cuerda, ni les da la oportunidad de sacar rédito electoral rompiendo ellos. Su problema es que todos estos ardides políticos, todas estas jugadas de alta política que solo comprenden o interesan a los muy puestos o interesados en política, no son apreciados por la gente que ve la cesta de la compra carísima, la electricidad y el gas que subieron y nunca bajaron, el combustible por las nubes, a pesar de haber caído de la locura a la que estuvo en su pico máximo. En definitiva, aquella gente que ve que su sueldo cada vez le cunde menos, con el mismo dinero cada vez puede hacer menos cosas, y si antes llegaba a fin de mes justo, ahora no llega; y si antes le sobraba algo para ahorrar, ahora no ahorra nada; o quien tiene que estar tirando de los ahorros anteriores para llegar a fin de mes. O las colas en Cáritas u otras organizaciones para recoger comida; o los comedores sociales… Todos esos ya tienen claro que cuatro años más de socialismo ligado a Podemos y Yolanda Díaz (la nefasta ministra de trabajo) con su plataforma Sumar solo va a traer más miseria. Ni una sola de sus políticas o propuestas está encaminada a revertir estos problemas, es más, tiende a agudizarlos. Nada de lo que proponen está orientado a traer riqueza, solo a distribuir la pobreza. Porque todo lo que da el gobierno al final es subsidiado por todos, lo que das por un lado, lo quitas de otro. Si un jubilado paga solo 2 euros en el cine, es porque entre todos estamos pagando los cinco o seis euros que faltan, no porque el cine amablemente les rebaje el precio de la entrada. O con el desperdicio de los bonos de 400 euros para jóvenes al cumplir los 18, que luego se vendían por Wallapop a mitad de precio. O los 500.000 pisos que iban a construir. Y otras muchas imaginativas propuestas destinadas a repartir (dinero) pero no a crear (riqueza, empleo, empresas, autónomos, etc.). Así que lo único que le quedaba al sanchismo, con su propio partido de uñas contra él, era la última apuesta, todo o nada, a votar en pleno julio. Como dice un meme que circula por redes, algunos se van a enterar que en los colegios no hay aire acondicionado. ¡Salud!