Rosa Campos Gómez
Llega noviembre con su otoño de crujir de hojas tras las pisadas por alguna calle donde los árboles que se yerguen en paralelo a las fachadas han dejado caer su gastado vestido, o por el parque en el que entramos para sentir el mullido crepitar de esa alfombra verdecobriza que cubre el suelo a ráfagas; otoño sabroso, con caquis en su cenit de madurez, aromáticos membrillos y granadas joyero de jugosos rubíes; y nos llega, además, con su halo de melancolía donde habita el pasado… Son los pequeños ritmos de la vida que sigue latiendo.
Recuerdo, desde la niñez, que estrenábamos ropa de invierno el día de ‘Todos los Santos’, que hacía frío y que, más adelante, al volver de Calasparra a Cieza, con la noche ya bien entrada, sentíamos el relente y lo veíamos posarse en el capó del coche, presagiando la primera helada.
No creo que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero esta creencia se empeña en desvanecerse por motivos indeseados, la prueba más contundente es que el 1 de este mes, durante el día, hacía calor de verano -un inciso para decir que los dos grupos de chicas que tocaban música (piano, violín, flauta travesera) en el cementerio de Calasparra fue una grata y emotiva sorpresa-, y que al regresar a Cieza no había ni asomo de fresco que pidiera una chaqueta al llegar la noche.
Siempre me han gustado los cambios que propician las estaciones, porque en ellos va la regeneración de la belleza, con su ímpetu de tempestad o con su suavidad de terciopelo cuando la naturaleza lo decide… Ahora hace calor fuera de lugar, y produce tristeza porque sabemos de dónde viene, aunque nos empeñemos en lo contrario, y tememos el devenir, aunque finjamos dar por hecho que se arreglará sin necesidad de arrimar el hombro haciendo grupo.
No puedo negar que veo revolucionario, y estimulante, que haya jóvenes subversivos que tienen clara noción de lo que se avecina y quieran llamar la atención. Cierto que cuando el activismo es con el arte nos inquieta porque sabemos lo sagrado que éste encierra, pero ¿y si el arte ha visto en estas acciones -que no causan desperfectos irreversibles- una manera de ser útil también para la salud medioambiental?
Si no ejercemos nuestra responsabilidad ya, el tremendo riesgo que corremos no es que las estaciones con sus modalidades climáticas dejen de generar belleza, que también, si no que nuestro planeta no aguante la paliza de contaminación que le estamos dando y no nos pueda dar de comer ni de beber en menos tiempo del que nos imaginamos, salvo a quienes puedan pagarse sus oasis particulares.
Sí, el pasado es maestro y no hay futuro sano si no se le tiene en cuenta.
Me he encontrado, ordenando papeles, un calendario de hace una docena de años, con divertidas ilustraciones de Elisa González García y citas de escritoras. Es el pasado en un almanaque, de los de colgar, que abogaba por la igualdad que mueve al feminismo que busca el equilibrio entre hombres y mujeres. Recordar estas voces es grato, muchas de ellas movilizaron en su día, consiguiendo metas antes impensables y ahora superadas unas y otras abriendo camino, y porque tienen el grado de rebeldía necesario para no dejarnos dormir en la pasividad:
“El lugar de las mujeres en cada sociedad marca el nivel de civilización de esa sociedad” (Elizabeth Cady Stanton. 1815-1902). “Si tienes una idea, hazla. Es más fácil pedir perdón que pedir permiso” (Teresa de Jesús. 1515-1582). “Una de las mayores fuerzas que mueven al mundo en nuestra época es la revolución de la igualdad” (Barbara Ward. 1914-1981). “Elige bien: Un libro sexista no tiene calidad” (Instituto de la Mujeres, creado en 1983). “¿No hemos quedado en que el voto es la expresión de la voluntad popular? ¿En qué caso el pueblo son solo los hombres?” (Clara Campoamor. 1888-1972). “Una mujer sin hombre es como un pez sin bicicleta” (Gloria Steinem. 1934). “Tienen que estar desnudas las mujeres para entrar en el Metropolitan Museum? Menos del 5% de los artistas de las secciones de Arte Moderno son mujeres, pero un 85% de los desnudos son femeninos” (The Guerrilla Girls, colectivo artístico anónimo de artistas feministas y antirracistas fundado en 1985). “Sólo deseo ser todo aquello de lo que soy capaz” (Katherine Mansfield). “Me niego a pensar que las mujeres hayamos nacido con una predisposición tecnofóbica” (Remedios Zafra. 1973). “Libertad es siempre la libertad de quien piensa distinto” (Rosa Luxemburgo. 1871-1919). “Nadie logrará que te sientas inferior si no se lo consientes” (Eleanor Roosevelt. 1884-1962). “Debemos acostumbrarnos a que tenemos que inventar lo que deseamos” (Adrienne Rich. 1929-2012).
Todo este tiempo más o menos lejano, con sus penas y alegrías, es nuestra herencia engastada en la redoma de la historia, como los granos que guarda una granada.
Y si miramos hacia atrás con la perspectiva requerida vemos que cualquier tiempo sucedido es mejor que el precedido para la mayoría, no en todo, pero sí en importantes aspectos, y eso da esperanzas de que se puede retomar el corazón de la razón, algo que solo acaecerá si crecemos como activistas por el cuidado propio y ajeno, si no desperdiciamos la oportunidad de mejora de esta Tierra nuestra “que estás en los cielos”.