‘Monumento a la Madre’, en memoria de Juan Solano en el centenario de su nacimiento

Homenaje a la obra del artista ciezano de adopción

Rosa Campos Gómez

La experiencia artística enlaza a quien crea la obra de arte con quienes la observan mediante un lenguaje sensorial, y el arte en la calle es una propuesta que democratiza el acceso a esta comunicación porque facilita la posibilidad del mirar dialogante de quienes sienten una atracción más cultivada, de quienes lo tienen en ciernes y de quienes todavía no lo han adquirido.

El arte compartido al aire libre, en cualquiera de sus manifestaciones, incrementa el embellecimiento y humanismo en los espacios públicos donde queda expuesto, y esto es lo que nos entrega el maestro Juan Solano con su ‘Monumento a la Madre’ grupo escultórico -clasificado de bulto redondo en esta disciplina- realizado en bronce fundido, compuesto por tres figuras, madre, hija e hijo, que en unas medidas mayores que las reales se alza sobre un pedestal de granito en el que figura la siguiente inscripción:

“MONUMENTO A LA MADRE

Obra realizada en el año 1975 y donada al pueblo de Cieza por el escultor Juan Solano García. El Ayuntamiento instaló esta escultura en homenaje a todas las madres el 7 de mayo de 2006.”

“La Madre”, como la llamamos en Cieza, es una escultura tridimensional que se erige libre de fronteras, diseñada en un tiempo que ansiaba y preconizaba cambio. Pertenece al arte civil -que contribuye a homenajear a figuras señeras en la cultura del pueblo, y en este caso de la vida-, y es un magnífico exponente del realismo que evidencia un eclecticismo que ha sabido elegir la esencia de algunas etapas que han marcado hitos en la historia de la escultura, como las creadas en el helenismo y siglos después en el barroco, periodos en los que el naturalismo, el movimiento y lo sentido adquirían forma en la materia esculpida, tallada o modelada; y que simultáneamente, junto a ese sincretismo, le ha conferido la frescura de la actualidad: el poderío vital que una madre -calzada con zapatos cómodos y femeninos: mocasines de moda en los 70- transmite a sus hijos, poder manifestado en el gesto resuelto y a través del brío de sus pasos. Juan Solano nos entregó un modelo que rompía esquemas en la tipología escultórica de figura maternal religiosa, profana o civil.

La lectura que nos pueda transmitir su lenguaje visual será, sin duda, diferente para cada persona que se detenga ante ella y la circunde con su mirar, mas tiene algo que es consustancial e inequívoco: es una mujer-madre que lleva amparados con sus manos a su hija e hijo con energía contagiosa. Cualquier hombre o mujer podemos sentirnos identificados, recordando a quien nos protegió y nos ofreció caminar por los días con fuerza para afrontar los miedos y distinguir el amor.

Conmemoramos que se cumplen 100 años del nacimiento del escultor y pintor Juan Solano García (Málaga, 23 de octubre, 1923-Cieza, 20 de mayo, 2005), quien se formó en la escuela del escultor Francisco de Palma Burgos, de cuyo taller formó parte hasta final de la década de los 40. Les llamaban para realizar o restaurar imágenes religiosas y tronos desde Madrid y diferentes regiones de España, uno de estos contratos fue el que les trajo a Cieza, donde se instalará, independizándose del grupo del taller malagueño, amigos con los que siempre mantendrá una gran amistad.

En tierras ciezanas conoce a Carmen López Gómez, con quien forma su familia, de la que nacen sus dos hijas e hijo. Aquí los encargos se multiplican. Realiza importantes tronos, con la destreza y creatividad de su impronta personal, para las imágenes que procesionan en la Semana Santa local, y para otras localidades como Abarán y Totana.

Tan importante como su producción artística es su actividad docente: monta su primera escuela-taller en su propia casa; después, como director y profesor, imparte clases en la Escuela de Arte y Dibujo de la Virgen del Buen Suceso, creada en 1957. Posteriormente, en el amplio bajo de la calle Santiago, donde ejerce como marmolista, abre, además, una academia particular donde enseña modelado, dibujo y pintura, centro artístico que en los años 70 es trasladado al Camino Madrid, pasando a ser Academia Municipal.

El maestro impartió sus enseñanzas-a veces de manera altruista- en todos estos espacios, formando y siendo propulsor de un gran número de pintores y escultores, plantel excepcional que ha generado y continúa produciendo obras de enorme calidad artística.

Junto a todo este legado citado concisamente, Cieza cuenta con dos grupos escultóricos que alegran el transitar por estos espacios que tanto queremos: el que homenajea a Félix Rodríguez de la Fuente, expuesto en el jardín del Parque, y el de ‘La Madre’, sobre el que venimos comentando, cuyo encargo se le hizo desde el propio ayuntamiento en 1975. Pero sucedió que pasaba el tiempo y siempre encontraban algún problema para llevárselo. Ante aquella reiteración de obstáculos, decidió no cobrar su trabajo y regalarlo al pueblo, aun así siguió sin recibir noticias año tras año, mientras la tristeza se iba aposentando en su ánimo por este olvido.

Fue tras una reunión de amigos en casa de la familia de Solano, cuando Bonifacio Pérez de Yébenes -tronista y restaurador profesional- le propuso a un concejal amigo suyo, que también se encontraba allí, la necesidad de exponer el ‘Monumento a la Madre’ en un espacio al aire libre, ya que para eso fue concebido. Aquella reivindicación por fin fue acogida por el ayuntamiento. No obstante, surgió otra contrariedad: se decidió ubicarla en un lugar en el que no se podía apreciar como obra exenta, por lo que no era el sitio adecuado para una escultura con esa simbología y estética, algo con lo que Isabel, Mariano y Mari Carmen, sus hijos, no estaban de acuerdo. Argumentaron que la escultura de su padre se merecía un espacio donde se pudiera apreciar desde todos los ángulos, siendo la mejor ubicación junto al inicio del Paseo de Cieza, o de José Lucas -cuya obra pictórica lo engalana-, quien inició su formación con Solano, y teniendo cerca ‘La Agricultura’, escultura de Salvador Susarte -también alumno suyo-, frente a la Horchatería de los Valencianos, donde a él tanto le gustaba acudir a tomarse su café, disfrutando con la compañía de amigos, y así fue concedido.

Llevaron la novedad de esta exposición tan anhelada con sigilo, porque querían que fuese una sorpresa para su padre verla ya ubicada, esto no pudo ser porque falleció antes, pero sí conoció al final de sus días lo que se iba a hacer y el espacio asignado para su presencia, porque su hija mayor así se lo dijo, siendo testigo de cómo al escucharla el júbilo brillaba en sus ojos.

El ‘Monumento a la Madre’ es una imagen que irradia la confianza que procura el sentirse cuidado, cuidada, pero también el arrojo para ser rebelde cuando la realidad lo pida. Una madre que recorre con sus criaturas las sendas cuajadas de hierba en primavera; que pasean por aceras donde los edificios se tornan en visera de grata sombra bajo el sol, como hace el ramaje de las arboledas durante el verano; que saben de caminos donde pisar alfombras de hojas que el viento de otoño ha ido esparciendo; que garbean por las calles de diciembre, llenas de esa curiosidad que la niñez despliega ante escaparates adornados de navidad en cualquier tipo de tienda, alegría impaciente que caldea los días fríos que avisan de la inminencia del invierno, mientras sueñan fiestas que cerraran un año que se ha quedado viejo y abren la puerta del año nuevo que conllevará un caminar que cuenta con el hilo del ayer para tejer el mañana.

No deja indiferente esta escultura, con cualquiera de las tres figuras que la componen podemos sentirnos identificados, y ese impulso vital que la envuelve y la llena de sentimientos, hace que también estos nos alienten conforme nos vamos aproximando. Es una obra machadiana, que habla del camino, sin hacer apología de edulcoramientos, solo de lo que anida en la fuerza humana del vivir, y eso es un logro del maestro Solano, de cuanto bueno y valioso supo compartir. Fortuna la nuestra como viandantes, si sabemos aparcar la prisa, para detenernos y visualizar lo dado.

*Gracias a Isabel Solano López por toda la información aportada.