El adiós a mi camarada Juan Gómez ‘el Flecha’

OBITUARIO

Eduardo López Pascual

Con él viví los mejores tiempos que rcuerdo. Y es verdad, ciertamente fueron unos tiempos de carencias y dificultades, sobre todo entre los jóvenes de clase obrera  o muy modesta, como éramos nosotros en los años 50 del siglo pasado, pero Juan Gómez, mi camarada en aquella hermosa aventura de unidad y conivencia que fue el Frente de Juventudes,  y yo aprendimos a vivir con dignidad y, además, con ilusión en una patria todavía consternada por la lucha entre hermanos en España.

Con su aire entre travieso y dispuesto para lo que fuera, Juan Gómez Gómez nos alegraba con sus salidas prontas e ingeniosas en las marchas, que las centurias organizaban cada domingo. Caminatas, comidas al aire libre y deporte. Y animando, de aquella manera, un inmenso deseo de que el futuro fuera mejor y distinto; y como caramaradas crecimos juntos.

Luego, la realidad de la situación social le impulsó, o le obligó, a la emigración, un viaje casi sin vuelta en el que Juan solo paraba para venir a su pueblo y convertirse en adalid de un grupo oficial de romanos, dentro de la cofradía de ‘Los Armaos’, que él nunca abandonó, desde su comprimiso con las tradiciones de Cieza, arropado en su fe.

Francia fue su segunda casa y allí edificó futuro y familia. Pero siempre tuvo en su corazón a España y en los viejos recuerdos conmigo, y eso para mi es un orgullo, la vivimos con alegría. Siempre que regresaba, tras su serio desfile con su cofradía romana, nos veíamos y charlábamos e incluso en cierta manera respondía como embajador de Falange en el país vecino. Puede que a alguien le sorprenda, pero Juan Gómez Gómez ha sido siempre un español de bandera. Mi homenaje y mi memoria están con él en su último viaje.