Editorial

EL COVID-19 EN CIEZA Y LA TEMERIDAD DE LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN PARA EL INICIO DEL CURSO ESCOLAR

La semana pasada estuvimos cerca de vivir un rebrote de covid-19 que deseamos que no suceda, pero que tanto tememos observando lo que está sucediendo en la Región de Murcia y en España en su conjunto.

Se produjeron dos casos positivos en uno de los almacenes que la cooperativa Alimer tiene en Cieza, aunque, afortunadamente, hasta el momento, y tras la realización de decenas de pruebas PCR al resto de trabajadores y a sus contactos, solo se ha dado otro caso en uno de esos contactos. Incluso el doctor Carlos Arenas, gerente del Área de Salud IX, ha descartado, a tenor de los resultados obtenidos, que se haya producido un brote.

Según estos datos y las declaraciones tanto de la cooperativa como del doctor Arenas, se presupone que son casos que no tienen un origen común (no afectan al resto de trabajadores) y la empresa ha velado por cumplir estrictamente las medidas de seguridad.

En Cieza, actualmente, se registran cinco casos activos de covid-19. Una cifra que se ha reducido ostensiblemente esta semana debido a las altas que se han producido y que, por el momento, nos aleja del temido brote. Sin embargo, el panorama a nivel regional y nacional no es nada halagüeño. Además, la relajación, en relación a las medidas de seguridad y distanciamiento que se aprecia en parte de la población, es una baza negativa en la erradicación del contagio del coronavirus.

Se deben seguir extremando la seguridad y las medidas de distanciamiento, máxime teniendo en cuenta el gran contacto entre la población que se produce en el periodo estival y que nos falta solo un mes para entrar en el otoño, que es cuando se pueden agravar las dolencias de tipo respiratorio que produce este maldito virus. Otro gran peligro que nos acecha en septiembre es el inicio del curso escolar en todas sus etapas.

En esta sentido, la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma ha dejado indefensos a docentes y alumnos. Su “gran medida” para paliar la pandemia consiste en incorporar 500 docentes más cuando en la Región hay más de 600 centros escolares, por lo que habrá centros que no lleguen a disponer de ese docente extra. El número es ridículo. Lo que debía haber previsto la CARM es la contratación de los suficientes docentes para que se puedan establecer dos turnos (matutino y vespertino) que garanticen la seguridad de la comunidad educativa y el distanciamiento social.

Sin embargo, ahora se “apelotonarán” en las aulas una treintena de alumnos sin más medidas que una mascarilla, lo que podría originar focos de contagios por doquier. Esperemos que no sea así, pero no se puede dejar una cuestión tan grave al azar cuando conocemos las nefastas consecuencias que está acarreando el covid-19 y se ha tenido tiempo más que suficiente para planificar algo mejor que esta “chapuza”.

En definitiva, la Consejería de Educación está empleando la misma táctica que las potencias beligerantes en la I Guerra Mundial, cuando mandaban a sus soldados a salir de las trincheras para atacar al enemigo sin mayor protección que la de su propio cuerpo ante la lluvia de balas, metralla, obuses y gases mortíferos. Cabe recordar que dicha contienda marcó un antes y un después en la historia de la guerra: un aumento descomunal de bajas mortales.

¿Realmente piensa la Consejería mandar a sus “soldados” a la “guerra” sin ninguna protección? No debería ser así. Tiene que gastar y aumentar su presupuesto ante una eventualidad desconocida hasta el momento. El dinero público está para garantizar el bienestar de los ciudadanos. Sirva un ejemplo de ilustración: en Italia, que ha padecido una situación muy similar a la nuestra, se han contratado a 85.000 docentes y 15.000 administrativos nuevos en los centros escolares para garantizar la seguridad, con un incremento del gasto de más de 1.500 millones. Lo contrario sería un disparate y un sacrificio inútil, al igual que fue la primera Gran Guerra, que nos abocará, nuevamente, al cierre de los centros educativos.

 

 

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