ENTREVISTA
La psicóloga ciezana responde a los interrogantes de la actualidad informativa: estrés, ansiedad y el miedo generado por el virus COVID-19
Miriam Salinas Guirao
María Guirao Carrillo es la psicóloga de cabecera de Crónicas de Siyâsa. En la actualidad, participa en varios programas de radio en Abarán y Cieza. Tiene, además, su espacio de orientación psicológica en la Clínica Alfonso X de Cieza. Aunque su especialidad es la sexología, la formación supone una parte fundamental de su trabajo diario, con su continua actualización. En este caso le preguntamos acerca de la ansiedad, el miedo y la hipocondría que puede derivar de situaciones estresantes como la crisis del COVID-19, el coronavirus.
Pregunta: Hola, María, esta vez nos gustaría conocer la opinión experta sobre la ansiedad. ¿Cómo se gestiona desde la psicología?
Respuesta: Es un placer volver a participar con vosotros.
Entrando en materia, la ansiedad y el estrés son respuestas adaptativas del ser humano. Para comprender la causa de la ansiedad primero tenemos que entender que es una respuesta emocional automática que todas las personas compartimos.
Todos y todas hemos sentido ansiedad en algún momento de nuestra vida, como ante una exposición en público, un examen o en cualquier situación en la que por ejemplo podamos sentir que se nos juzga nuestra valía. En algunos momentos la ansiedad nos puede ayudar, ya que nos mantiene activos y alerta y esta activación nos puede beneficiar en situaciones concretas, como cuando sentimos que nuestra salud corre un peligro real. Pero, ¿qué ocurre cuando experimento ansiedad en situaciones las que el peligro a mi integridad no es real o al menos sin motivo aparente, como por ejemplo en casa, justo antes de entrar al trabajo, o al salir a la calle? Esta ansiedad no es adaptativa, ya que nos limita y nos hace sentir mal.
La ansiedad en la mayoría de los casos viene acompañada de síntomas físicos, como mareos, dificultades para respirar, dolor de cabeza, taquicardias, etc. Como también viene acompañada de pensamientos catastrofistas; pensamientos negativos recurrentes, pensamientos que anticipan el futuro, nutridos de la incertidumbre y del miedo. Además de pensamientos y sensaciones físicas, las personas cuando experimentamos ansiedad tendemos a evitar algunas situaciones como coger el coche o conducir, ir a lugares concurridos, comprobar continuamente que todo está en orden o bajo nuestro control.
Todas estas respuestas que acompañan a la ansiedad las podemos experimentar todas las personas, pero indudablemente afectan a nuestro día a día limitándolo en menor o mayor medida.
Dicho de otra manera, si la ansiedad se instala en nuestras vidas es motivo de preocupación y es necesario pedir ayuda para aprender a gestionar de una manera más sana nuestro día a día.
P: ¿Es la hipocondría un motivo de consulta? ¿Cómo se realiza el tratamiento?
R: La característica principal de la hipocondría iría muy de la mano a esa ansiedad desadaptativa, puesto que es una preocupación excesiva, miedo y convicción de tener una enfermedad real y grave a partir de la interpretación personal de síntomas físicos. Por ejemplo una persona que repetidamente se esté revisando los lunares de su cuerpo, aunque varios expertos en dermatología le hayan asegurado que no tiene nada grave, esta persona puede seguir pensando y sintiendo que tiene cáncer de piel.
En resumidas cuentas se hace una interpretación negativa y catastrofista de la situación y esto hace que la persona sufra, limitando también su día a día
Muchas de las personas que padecen hipocondría se resisten a pedir ayuda, en algunas ocasiones porque se sienten incomprendidos, ya que nadie es capaz de detectar su enfermedad, y reciben los mensajes de que es “psicológico” lo que les ocurre. En su cabeza puede sonar que “todo es cuento” aunque ellos sienten con totalidad que tienen alguna enfermedad.
En cuanto al tratamiento, personalmente yo no soy especialista en este tipo de patologías, aunque sí comentar que el objetivo principal desde la terapia psicológica sería la perdida de la angustia y el miedo a la enfermedad que se teme. Y esto no es tarea sencilla, ya que hasta ahora la persona mantiene en su vida muchos comportamientos de comprobación de la existencia o no de la enfermedad. Como por ejemplo, observar su cuerpo repetidas veces durante el día, acudir a médicos y especialistas. Estos mecanismos han podido reducir su preocupación de algún modo, pero a fin de cuentas mantienen el problema, ya que la persona continua pensando que tiene una enfermedad y vive con un miedo constante a padecerla. Solucionar este problema iría paso a paso guiando a la persona a enfrentar el miedo a la enfermedad y aprendiendo a gestionar de una manera efectiva la ansiedad la cual esta asociada a este miedo.
P: ¿Se puede enfermar físicamente por el estrés?
R: La respuesta es un rotundo sí. En algunos casos muchas enfermedades que se muestran con síntomas físicos no tienen una causa médica para respaldar la presencia del padecimiento.
Como por ejemplo, los trastornos gastrointestinales. Los intestinos son una de las partes de nuestro cuerpo más sensibles a los cambios hormonales, los cambios hormonales van de la mano a las situaciones de estrés o ansiedad prolongada, y estos cambios pueden generar un malestar en el estómago.
Por otro lado, las enfermedades vasculares están muy vinculadas a los hábitos saludables. Si la ansiedad desadaptativa comienza a formar parte de nuestra vida de manera constante, siendo un estrés mantenido y crónico, nuestro cuerpo se mantiene en una actividad constante y el sistema nervioso se resiente, generando un agotamiento del mismo y más vulnerabilidad a las enfermedades de este tipo.
Se debe mencionar también la conocida fibromialgia, la cual se caracteriza principalmente por la presencia de un constante dolor músculo-esquelético repartido por todo el cuerpo. Hoy en día no se conocen del todo bien las causas exactas, sin embargo hay evidencias que indican que la presencia a situaciones o eventos de estrés prolongado durante la vida pueden contribuir al inicio o mantenimiento de la enfermedad.
P: El coronavirus, como cualquier problema de salud nuevo, puede causar nerviosismo; para enfrentar un problema global ¿cómo se realiza desde la psicología?
R: Desde que se conoció la existencia del coronavirus, o más apropiadamente llamado COVID-19, ha sido y es el tema de interés de periódicos, telediarios y conversaciones de la calle en general. Todo el mundo está pendiente de las noticias que tengan que ver con el virus, el cual comenzó en China y se ha ido extendiendo hasta llegar a Europa. Pero hay algo más contagioso que el virus y es el miedo.
Este miedo está muy nutrido por la desinformación, incertidumbre, y también por el morbo. El miedo ha contribuido a generar una alarma social. La mejor manera de superar el miedo irracional y evitar entrar en pánico es documentarse adecuadamente. Además, es muy importante conservar la calma, por supuesto que debemos estar pendientes de nuestra salud y es recomendable llevar a cabo las medidas preventivas aportadas por los especialistas médicos.
Para acabar y a modo de resumen, no debemos dejar que el miedo irracional se apodere de nuestras vidas y nuestras mentes. Debemos buscar una información adecuada, y en el caso de tomar medidas preventivas siempre deben ir desde el respeto a nosotros mismos como personas, sin dejar que la alarma cause daños a nuestro tejido social.
P: El confinamiento impuesto para tratar de frenar el avance de la epidemia obliga a cambiar muchos hábitos y a acostumbrarnos a la situación. ¿Cómo se afrontan estos días de cuarentena?