Los 150 años de la prensa ciezana

Más de un centenar de periódicos han forjado la historia contemporánea local

Miriam Salinas Guirao

En el año 1870 se inició la prensa ciezana con La Hoja Suelta, 150 años después decenas de publicaciones han dejado su impronta en la historia de Cieza.

La libertad de imprenta llegó de la mano del levantamiento popular de 1808. El 10 de noviembre de 1810 se permitió la publicación de cualquier impreso sin ningún tipo de censura previa. Es en este contexto cuando nace de manera tímida la opinión pública y la prensa política. Este hito propulsó la lenta consistencia del cuarto poder, la prensa (Fuentes & Fernández, 1997, p 53). Cargada de suficiente peso para influir en la vida pública de la España decimonónica.

Las libertades de la constitución de 1812 se las llevó Fernando VII, que impuso un férreo control sobre la actividad periodística hasta que el pronunciamiento de Riego obligó al rey a jurar la Constitución y a restablecer la libertad de imprenta. El breve trienio Liberal propició la aparición de la prensa apasionadamente política que se limitó en la Ominosa Década con la vuelta de Fernando VII. Desde finales de 1830 se fue recuperando la actividad. En el reinado de Isabel II el periodismo estará ligado a la política, y esta, a su vez, se regirá por leyes conservadoras o aperturistas a caballo entre el moderantismo y el progresismo propios de la convulsa época (Pizarroso, 1994, p.59).

El nuevo atisbo democrático de 1868 insufló la energía periodística en la Región de Murcia. En Cieza se seguían diferentes publicaciones hasta el nacimiento de la primera: La Hoja Suelta, que nació describiendo “jocosamente la trayectoria política de los moderados de la localidad” el 19 de septiembre de 1870 (‘La prensa periódica en Cieza y su comarca (1870-1939)’ de Manuel de la Rosa González).

La amplia mayoría de las gentes de Cieza no sabía leer ni escribir, de 13.000 habitantes, más de un 80% era analfabeto (ibídem). El segundo periódico fue El Juvenal, en 1872, que solo sacó tres números a la calle, y el último le costó una paliza a su director. Volvió bajo otra dirección un año después y escrito en verso. El cólera y la restauración monárquica apagaron el devenir de la prensa. Ya en 1885 se publicaría La Balanza de Baldomero Camacho y Marín, donde colaboraron “todos los señores ilustrados de Cieza”. Después nacería La Atalaya, un semanario que desapareció tras siete números.

La política se mezclaba con la prensa en la ciudad, replicando y polemizando, de un lado a otro, olvidando el fundamento de la información. La primera publicación “seria”, según de la Rosa González, fue La Voz de Cieza  en 1895, manteniéndose durante 11 años.

No faltaron publicaciones literarias, cuestiones personales y la mofa cruel, también hubo prensa destinada a la instrucción musical, e incluso de carácter devoto. “No faltaron tampoco en este tiempo los periódicos de sana información y buena literatura, que apenas se inclinaron por bando político alguno, si bien esto fue prácticamente imposible en una sociedad donde la política constituía algo consustancial a la vida” (ibídem).

La cultura brotó en la prensa en el primer cuarto del siglo XX, organizándose hasta veladas literarias. A pesar de la corta vida de algunas publicaciones, de sus tendencias crispadas, y su dura sátira, no se puede olvidar que reflejan e iluminan trazos de realidad, han esculpido sobre el papel retazos de memoria, lo que acaecía y lo que fue.

 

 

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