El hablar de Cieza

Segunda entrega: la letra ‘b’. ¡Con un borde no vayas a beberte un butano!  

Miriam Salinas Guirao

¡Pos anda! ¡Tanto gustó que recuperásemos nuestras ‘palabricas’ que aquí estamos otra vez! Que no se diga. Que se sepa de donde somos: ese tonito cantarín, hilarante y chispeante. Esos sube y baja y esas pausas lentas, detenidas, que se gustan ellas solas. Esa boca un poco más abierta de la cuenta… ¡Tú eres de Cieza!

Los ciezanos han mezclado bien unas cuantas culturas: tierra de paso y de estancia para decenas de pueblos que han ido dejando su impronta en este lado del Segura. En ‘El melocotón en la historia de Cieza’, coordinado por José Olivares, se recopilaron “las palabras que conforman parte del vocabulario utilizado por nuestros agricultores; algunas en desuso, otras en vías de serlo y muchas de ellas  continúan entre nosotros gracias a la labor de estos profesionales que mirando al futuro no olvidan su pasado”. Iniciamos por ello un repaso al vocabulario ciezano, y lo haremos en diferentes entregas, encuadrando cada palabra en su contexto, esta vez toca la letra ‘b’.

Lo que guarda el lenguaje

La lluvia histórica que rezuma por el lenguaje no escapa. El árabe hispánico andalusí, los catalanismos, aragonesismos y murcianismos no pasan desapercibidos. Cieza, esa vista de valle resguardada por las montañas que encumbran su encanto, ha abrazado a tantas personas como señas caben. Y el hablar guarda la memoria de tantas gentes como lo terrenal borra. La Vega Alta del Segura ha sido tradicionalmente una zona predominantemente agrícola y espartera. Por ello, muchas de las palabras ciezanas se relacionan con actividades ‘del campo’. Otro trocito de la argamasa de los siglos, los sudores de los que quitaron el hambre, a pesar de la suya.

Los ‘ciezanismos’ que empiezan por la letra ‘b’

Basándonos en el meticuloso trabajo publicado en ‘El melocotón en la historia de Cieza’ (“Argot del Melocotón de Cieza”) y contando con la ayuda de Pepe Olivares, vamos a rescatar algunos ‘ciezanismos’ que empiezan con la letra ‘b’.

Los terrenos que recorren la huerta están llenos de ‘bancales’, del árabe hispánico manqála, de rellanos de tierra que natural o artificialmente se forman, y que se aprovechan para algún cultivo. Hay terrenos que se quedan en ‘barbecho’ que se dejan descansar durante un año o dos, al cual hay que darle las labores de labranza o cava pertinentes con el fin de que el suelo se mineralice y recomponga para una próxima plantación y también hay territorios que se quedan ‘en blanco’, sin árboles plantados en ellos.

Con las lluvias es común que algunos terrenos se empantanen incluso que se formen ‘bardomeras’, brozas que traen en las avenidas los ríos y acequias. Nuestros agricultores solían regar por inundación (riego ‘a manta’) y en las acequias a veces se formaba un tapón de broza: Se había formado una bardomera”.

En la acequias se coloca la ‘brenca’, el poste que sujeta la rafa o tablacho  para que el agua suba hasta alcanzar los repartidores. También se crean ‘boqueras’, puertas de piedra que se hacen en el cauce para regar las tierras. Por extensión, nosotros llamamos así a una acequia grande por donde canalizamos las aguas tomadas del río: Regar con la boquera”.

El cesto grande formado de mimbres, listas de madera delgadas u hojas de palmera entretejidas es una ‘banasta’ en Cieza. Ese cesto puede sufrir algún ‘bamboleo’, al transportarse, por ejemplo, y caer al suelo, un ‘barquinazo’. Quien lleva el cesto, el trabajador, puede ser un ‘bergante’ o uno que ‘brega’. Si es lo primero va a trabajar poco, si es lo segundo va a dejarse la piel en el tajo, o incluso puede que pelee o se agite. El que agita y tiene poco juicio es un ‘bala’, pero no por eso es más malo que el ‘baladre’, esa palabra que se refiere a la adelfa, planta con hojas parecidas al laurel, con flores de diversos colores… que es venenosa y la podemos observar durante mucho tiempo si viajamos por autovías, ya que en la mayoría de las mismas está plantada en la mediana. Aquí, el ‘baladre’ es malo, y quien sea como el ‘baladre’, cuidado.

De ‘balde’, se irá el que esté a la ‘bartola’. De ‘balde’, del árabe hispánico bátil, que se refiere a algo sin valor, gratuito o sin coste alguno, y ‘a la bartola’, descuidando o abandonando el trabajo u otra actividad. Cuando se vea sin una ‘perra’, puede que le dé un ‘berrinche’, y se enfade y chille incluso. Si lo ven dirán que es un ‘bicho’, palabra que se usa para no nombrar otra que las personas supersticiosas consideran de mal agüero pronunciar.

El ‘bicho’ podría ‘birlar’, robar, los duros para ir a por un ‘butano’, ojo. Los ‘butanos’ son los litros, bien fríos, que se toman en Cieza, acompañados de un plato de ‘escombros’, de frutos secos. Si te sobra el dinero pídete un ‘brazuelo’, que te puede tocar la parte de las patas delanteras de los mamíferos comprendida entre el codo y la rodilla o un jamón de la paletilla.

Si te pasas con los ‘butanos’ te puedes poner como un ‘botijón’, como un botijo grande, un barrigudo. Para irte de cervezas mejor no vayas con un ‘borde’, del catalán bord, con un impertinente, antipático o que actúa con maldad, porque se te va a atravesar, y puede que se te ‘bufe’, que exprese enojo y resople. Aunque también se ‘bofa’ la pared cuando se hincha, y los gatos se ‘bufan’, cuando se les cruza el cable.

Si te toca uno en la mesa, un ‘borde’, mándalo a que se dé un ‘borneo’, a que se dé una vuelta. Si se tiene que quedar y te da dolor de cabeza ve a la ‘botica’, a la farmacia. Palabra que viene del griego y significa almacén, para hablar de un lugar surtido, provisto de enseres variados y diversos, de ahí la expresión: “Hay de todo como en la botica”.

A veces, si vas con buen ánimo, y te alejas de ‘bichos’, ‘baladres’ y ‘bordes’, puedes encontrar una ‘bicoca’, una cosa apreciable que se adquiere a poca costa. Esta palabra viene del italiano bicocca, y este de Bicocca, población italiana al oeste de Milán, y nombre de la batalla que en este lugar libraron franceses y españoles en 1522.

Llegados a este punto, de nuevo, guarda estos conocimientos en la ‘buchaca’, en los bolsillos o en el gaznate, que hasta aquí esta segunda entrega de este ‘follaero’ de palabras.Si se cae un pequeño en casa y se hace una herida, le dirán que tiene una ‘buba’, o ‘pupa’. Cuando el chavalín crezca y se convierta en un ‘barbas’, en un mancebo, le saldrá ‘bozo’, el vello que asoma en el labio superior. Esta palabra también se emplea como sinónimo de bozal. Otra palabra con varios significados es ‘breva’, que igual te mandan a que te la toques, que se refiere al higo, que igual te cae y es un provecho logrado, que quiere simular los pechos. Este último queda reflejado por la sabiduría popular en la letra de una antigua parranda: “A mí me gustan las brevas/¡Vaya una tontería!/Las blancas las quiero tiesas/ y las negras, retorcías”.

 

 

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