Ventanas abiertas, por María Bernal

Ventanas abiertas

Ahora que ha llegado el frío a la región, las aulas están bien ventiladas. Dependiendo de la zona, la ventisca tendrá más o menos intensidad; y aunque esta sea menor, las temperaturas gélidas ya han empezado a causar estragos. Y es que cada día, con más asiduidad que años atrás, son más los chavales que faltan al instituto por enfriamiento.

Y claro, o se quedan recogidos un par de días, o van a clase, siendo la tos la acción que más veces realizan a lo largo de la jornada. Y esto nos preocupa, porque lo que  hace un año era habitual, ahora se ha convertido en una odisea, si atendemos al plan de contingencia que tenemos que seguir.

Y mientras que el gobierno regional, con las pertinentes competencias cedidas desde el central, ha abogado por abrir la escuela desde el principio, aún siendo consciente del riesgo que hay, los expertos del sector sanitario, que siempre han defendido y mostrado la verdad de este asunto, han sido tajantes desde el principio.

A finales del mes de agosto, los principales periódicos nacionales se hacían eco de las palabras alarmantes del doctor César Carballo, responsable de Urgencias del Hospital La Paz: «Con esta incidencia es una locura abrir los colegios». Y los abrieron, y siguen abiertos, aunque para ello tengamos que estar en condiciones agobiantes debido a los malabares que todos los días hay que hacer en las aulas para que la mañana se desarrolle con aparente normalidad y no haya episodios que lamentar.

En contra de la palabra de expertos como el doctor Carballo, nuestra consejera de Educación, Esperanza Moreno, convocaba una rueda de prensa a principios de octubre para transmitir un mensaje de tranquilidad: “No existe transmisión de casos dentro de los centros educativos”. Es cierto; los docentes no vamos por los colegios e institutos con una mochilera fumigando con el virus del SARS-CoV-2 a los alumnos. Hasta ahí, es lógico que no se produzca transmisión alguna.

Ahora bien, sentido común ante la realidad. Si nos basamos en que no todas las personas actúan correctamente ante los posibles síntomas, ¿no se ha parado a pensar nuestra consejera en los chavales que llegan al centro siendo positivos (bien porque se las refanfinfla todo, bien porque son obligados por sus padres a ir al centro) y se relacionan con sus compañeros? Contagio seguro. Los datos que se publican no son compartidos por los docentes que, conocedores de los casos que se dan diariamente, saben que las autoridades educativas no son francas.

En Murcia hay una negativa evidente a volver a la enseñanza a distancia hasta que las aguas vuelvan a su cauce. Negativa que se suma a la de contratar docentes para descongestionar las aulas y para que la enseñanza sea presencial. Sin embargo, estamos trabajando de manera semipresencial, abocada al fracaso porque no resulta ser efectiva. Pero esto a ellos no les importa; total, ¿y lo que se van a ahorrar?

Está habiendo positivos en los centros, que no nos engañen. Lo vemos todos los días. Y para que todo siga el plan de la consejería se abren las ventanas de par en par porque la ventilación es tan necesaria como la mascarilla. ¿Cerrar las ventanas a ratos? Es una opción, y a veces se tiene que hacer; pero ese cierre dura muy poco por la seguridad de todos. Y, aunque el frío ataque, aunque el frío muerda, las aulas seguirán abiertas y, en breve, en Murcia quizá con la totalidad de los alumnos en clase. ¡Qué disparate!

Así que imaginad el tinglado que tenemos montado en el aula. Además de enseñar, educar, ayudar, tranquilizar y motivar, también tenemos que controlar, con recursos escasos, a los que están en casa para que se conecten, para que estén atendidos en todo momento, para que hayan entregado las actividades y un largo etcétera con el que no pretendo ni magnificar nuestra labor, ni dar pena; sino hacerles ver que las ventanas abiertas ventilan, pero no garantizan una enseñanza de calidad.

Que no se cuelguen medallas, que no se echen tantas fotos e inviertan más. Que en lugar de proporcionar todo lo necesario y preocuparse por la situación que hay, están más pendientes de manifestarse a favor de la enseñanza privada. ¡Increíble! Pero esta comunidad nos tiene muy acostumbrados a esto.

Si sobrevivimos, será gracias al riesgo en el que los docentes nos hemos sumergido al estar todos los días durante seis horas en espacios cerrados y con más gente de la permitida, porque según nuestros políticos, las aulas son espacios seguros y los docentes y alumnos personas inmunes a cualquier tipo de contagio.

 

 

 

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