Una Navidad distinta, según Andrés Martínez

Una Navidad distinta

Llegan unas fechas muy señaladas en el calendario, una época en la que las familias se reúnen, charlan y cantan villancicos alrededor de una mesa en la que más que comida se degusta el más cálido de los cariños, el de tus más allegados: las personas que más quieres. Sin embargo, este año todo se ve truncado por el maldito covid-19.

Estamos normalizando situaciones que para nada deberíamos hacer nuestras. Debemos, por supuesto, tener claro que esta situación es excepcional, y como su propio nombre indica es una excepción. Tengamos en nuestra mente que queremos conseguir la ansiada normalidad, no esa supuesta nueva normalidad que nos quieren vender algunos. Por supuesto que tenemos que ser conscientes de la gravedad de la situación por la que atraviesa nuestra civilización, ayudar a que esto termine, hacer caso de las autoridades sanitarias y confiar en la buena fe de estas, pero con el convencimiento claro de que queremos recuperar nuestra vida.

Por supuesto, tenemos que ayudar al comercio local, a los pequeños autónomos que se ganan la vida en nuestros pueblos, que algunos de ellos son amigos o familia. Poor supuesto  que es más cómodo levantar nuestros móviles y solamente con tocar una pantalla que nos llegue el regalo de navidades para nuestros, hijos, sobrinos, nietos, familiares y amigos en general; pero no olvidemos que nuestro vecino, sí, el de la tienda de ropa o la de la tienda de juguetes necesitan nuestra ayuda. Fomentando la compra de esos artículos en sus comercios, ayudamos a personas que necesitan de tu pequeño gesto para poder llevar felicidad a sus mesas en estas fechas, pagar el alquiler y demás gastos de su pequeño negocio.

Dejemos en la medida de lo posible las grandes superficies por una vez,  bajemos a la pescadería de al lado de nuestra casa y vayamos a la carnicería de la plaza. En definitiva, hagamos de la Navidad lo que realmente es: tiempo de paz y fraternidad.

 

 

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