Una deriva muy peligrosa
La legislatura está muerta. Apenas unos pocos meses después del inicio de su andadura, y ya no tiene recorrido. Era algo apreciable, sensible, aunque no certificado. Ahora ya tenemos la confirmación. Como he dicho en diferentes ocasiones, el problema de este gobierno, o más bien el empeño de Pedro Sánchez, era llegar a la Moncloa, hacerse con el poder, pero ¿para qué? ¿Cuáles son sus objetivos, sus ideas políticas? No se sabe. No tiene escritos políticos, solo una tesis copiada con recortes y dos libros que le han escrito hablando de como resiste todo contra viento y marea (todo reconocido, no lo digo yo). Debido a ello, el PSOE no ha tenido mucho interés en llevar propuestas al parlamento -es un decir, ya que hemos tenido poco debate, se han caracterizado por el decretazo- y han sido sus socios de todo pelaje quienes han llevado la iniciativa legislativa.
Por ejemplo, son propuestas de la sección ultraizquierdista del Gobierno la ‘Ley del solo sí es sí’, que únicamente ha servido para liberar y reducir penas a violadores, a pesar de decir Sánchez Pérez-Castejón que iba a ser imitada por todos los países, la ley animalista, o la ley de arrendamiento, la cual ha elevado el precio del alquiler, reduciendo al mismo tiempo la demanda. Magnífico. Los indultos y la ‘Ley de Amnistía’, leyes ad-hoc para favorecer a sus socios secesionistas, se las han preparado ellos mismos. O todas las cesiones realizadas a los socios tanto conservadores como de extrema izquierda vascos. No solo exigieron contraprestaciones en la investidura presidencial, cada vez que han querido sacar adelante los presupuestos, por ejemplo, se han encontrado enfrente a todos estos grupúsculos sacando tajada si querían sus votos, teniendo que prorrogar los del año anterior en varias ocasiones. De hecho, este año ni siquiera han comenzado a elaborar los presupuestos de 2025, ¿para qué? Hasta para confeccionar la mesa del congreso les extirparon cesiones a los socialistas. Digo esto porque cuando, por fin, han intentado aprobar leyes en el congreso han chocado con la cruda realidad: las elecciones las ganó el PP y no tienen mayoría parlamentaria. Sus socios solo les apoyan cuando les interesa a ellos, no están preocupados por la gobernabilidad de España; puesto que lo afirman públicamente, cada vez que tienen ocasión, sin sonrojo. Dos ejemplos de lo anterior esta misma semana. La ‘Ley de Prostitución’ ha sido rechazada, votando miembros del propio gobierno en contra de dicha ley, algo inaudito. Y la ‘Ley del Suelo’, la cual decidieron retirarla solo unas horas antes de su votación, para indignación y desafuero de la ministra del ramo, con el objetivo de evitar el bochorno de otro revés en menos de una semana; incluido un desesperado intento de última hora para que fuera el Partido Popular quienes les apoyaran.
La situación es poco menos que insostenible. La legislatura anterior llegó a su final a trancas y barrancas, terminando en adelanto electoral. Un todo o nada muy sanchista, tras el batacazo estrepitoso de las municipales y autonómicas. Sin embargo, a pesar de poder conformar Gobierno por los pelos, la situación es más endeble incluso que la legislatura anterior. Además de la extrema izquierda, los socialistas necesitan de todos los partidos independentistas, tanto vascos como catalanes, con su apoyo explícito, para ganar cualquier votación; ya no valen abstenciones como en la anterior. Y así nos encontramos con un Gobierno que no puede gobernar de forma efectiva. Con una legislatura recién comenzada; imposible aguantar así cuatro años, por lo que ya se habla de adelanto electoral. Otra vez, sí. Y cuando se habla de estas cosas en medios de comunicación es porque alguien lo está filtrando, son globos sonda para calibrar cómo reacciona la opinión pública, el periodismo y el resto de formaciones políticas. El tema está en si se convoca ahora, antes de aprobar la amnistía, hecho irreversible que dañaría mucho al PSOE en caso de consumarse, o esperar a noviembre, en función de lo que suceda con la gobernabilidad de Cataluña. Por si fuera poco, a todo lo anterior se suman los casos de corrupción que van saliendo por doquier, como la adjudicación irregular de obra pública por parte del presidente de ADIF, la última en conocerse. Este Gobierno ha sido (y es) especialista en desviar la atención, sabiendo que la ciudadanía, en general, tiene memoria de pez y a sus incondicionales les da todo igual mientras no gobierne la malvada derecha. Recordemos la pandemia, que sirvió de excusa para todos nuestros males. Ni que solo hubiera habido covid en España; el resto de países recuperaron la normalidad en poco tiempo. O la Guerra de Putin, como llaman a la invasión de Ucrania, que parecía que afectaba a la subida de precios solo en España.
Ahora hemos tenido trifulca con Argentina, un poco forzada, la verdad, demasiada teatralización por tan poca cosa, retirando incluso al embajador, cuando por cosas peores no tomamos ninguna medida. O llamando fascista al Gobierno italiano sin venir a cuento. Sin embargo, con lo de Palestina se ha ido demasiado lejos. Va a ser muy perjudicial para España. A nadie beneficia, ni siquiera al propio pueblo palestino pues seguirá sojuzgado por una organización terrorista dependiente de Irán que los usa como escudos humanos y mártires de su causa. Ningún país serio ha querido sumarse a esta medida y hemos recibido felicitaciones de los terroristas de Hamás, de los talibanes y de dictadorzuelos sudamericanos. Da que pensar. Además, la política exterior de un país debe ser algo consensuado por la mayoría, no regirse por los espasmos de un presidente acosado por los escándalos. En estos momentos somos unos parias diplomáticamente hablando, nadie confía en nosotros. ¿Hasta dónde va a llegar en esta peligrosa deriva? ¿Qué pasará cuando otro llegue a la Moncloa y quiera distanciarse de asesinos y de gente que no tolera la libertad de las mujeres y de homosexuales reprimiendo sus derechos de forma brutal? Que estaremos en el foco. Es una actitud cobarde, pero ante esta gente mejor pasar desapercibido. Cuando queramos deshacer esta alianza infame, el cariño que ahora demuestran se tornará en odio, y España y los españoles pagaremos las consecuencias. Aun así, todavía hay gente que te dice convencida, que los demás tenemos el cerebro lavado, que no apreciamos la talla internacional y el prestigio de Sánchez, lo bien que va el país, lo bien que habla y la buena presencia que tiene. No es ironía, lo dicen en serio. Que vale, que será alto y tendrá la mandíbula cuadrada estilo de villano de Hollywood, pero lo que es gobernar de forma beneficiosa para los españoles, yo, la verdad es que no lo veo. Cualquier indicador que comparemos con respecto a hace cinco años sale negativo. Fíjense en los precios de la comida o de cualquier cosa, sin ir más lejos, y si los sueldos han subido en consonancia. Aunque igual tienen razón y el equivocado soy yo; o tenemos razón ambos, como en aquel poema de Ramón de Campoamor: “Y es que en el mundo traidor, nada hay verdad ni mentira: todo es según el color del cristal con que se mira”.