‘Trípticos’

Tete Lukas

Llegó la hora. El viernes 27 de este mes inauguro mi exposición ‘Trípticos’ en la sala de exposiciones del Club Atalaya-Ateneo de la Villa de Cieza y no podría comenzar este artículo de otra manera que no fuera agradeciendo al Club Atalaya el hecho de cederme su sala de exposiciones en estas fiestas y durante todo el mes de enero para albergar mi última exposición.

Siempre digo y diré la suerte que tenemos de contar con este espacio en nuestro pueblo, un maravilloso lugar de esparcimiento y difusión del arte, la cultura, la historia y la tradición, donde sus socios trabajan incansables para este fin con un amor y una dedicación dignas de elogio. Por todo lo que hacéis, muchas gracias.

Por otro lado, también quiero agradecer a la redacción de este periódico, y en especial a su director Javier Gómez Bueno, por cederme este espacio donde trasmitir mis conocimientos y expresar mis sensaciones. Espero no estar haciéndolo mal del todo, ya que el campo de la escritura no es mi fuerte y lo cierto es que nunca me había imaginado siendo articulista de un periódico. En cualquier caso, está siendo para mí una experiencia enriquecedora y motivante.

‘Trípticos’ es una recopilación de fotografías realizadas en los últimos cuatro o cinco años, organizadas en  12 composiciones de  tres imágenes, que guardan una estrecha relación entre ellas y cuya combinación genera un bonito equilibro de colores y formas, donde los protagonistas son la naturaleza, la forma y el color.

La fotografía de naturaleza es, sin duda, el terreno donde más cómodo me encuentro y el que mayor satisfacción me genera, quizás más que por la obra final en sí, por el proceso que conlleva. Salir al campo, la montaña o el río es para mí una necesidad vital, comparable a la meditación: la necesidad de desconectar de la vida que se nos ha impuesto, sobrecargada de incoherencias, artificios y necesidades inventadas, horarios impuestos y miedo a llegar tarde.

Si al propio hecho de evadirse en la naturaleza se le suma la acción de observarla desde una mirada fotografía y con una intención creativa, la experiencia se multiplica y la abstracción es total, casi como decía, al nivel de la meditación, solo que en este caso queda un residuo o registro gráfico de ese proceso, una imagen cuyo fin es despertar en el observador sus propias sensaciones. Así que si, aunque solo sea por un pequeño instante, mis imágenes consiguen abstraer al observador de todo lo que le rodea, habré cumplido mi finalidad como artista.

¡Aahh!…y no olviden que estamos en época de regalos y, quizás, ¿por qué no?, regalar arte sea una buena idea.

Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo a todos y todas.

Paz, amor y decrecimiento.