Querido, lector: aquí estoy, como privilegiado promontorio, observando la vida de Cieza durante siglos y siglos. No se me ha escapado nada de todo lo que ha ocurrido en este pueblo y en este valle. Desde aquí, entre el río y el cielo, entre la florida huerta y las estrellas, oteo el devenir de la vida y de las vidas de tantos hombres y mujeres que aquí han visto la primera luz, aquí han jugado en su alegre niñez, aquí han sentido ese primer amor adolescente, aquí han disfrutado de…
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