Sueños rotos, según Diego J. García Molina

Sueños rotos

Dicen que Pedro Sánchez tiene ‘baraka’, que tiene flor, que la conjunción de los astros le llevó primero a la secretaría general del PSOE por dos veces y luego a la presidencia del gobierno; que cuando la cosa se complica surge algo que distrae la atención de prensa especializada y ciudadanía pasando a la siguiente y así transcurre el tiempo mientras disfruta de la Moncloa. No estoy de acuerdo en absoluto, no diría precisamente que ha sido afortunado, a pesar de ocupar la más alta magistratura de nuestro país y lo explicaré a continuación. Primero en su andadura en el PSOE; a pesar de no ser un experto en nada (hasta la tesis doctoral se la hicieron y de mala manera) ni conocérsele idea política relevante, alguien lo eligió para ser candidato, quizá por su altura y buena percha, algo básico hoy día en el marketing político. Sin embargo, poco después fue forzado a dimitir de la secretaría general del partido por querer consumar lo que las bases socialistas demandaban, es decir, pactar a toda costa con quien fuera, aunque se tratara del brazo político de una organización terrorista o un partido supremacista en abierta rebeldía contra el orden constitucional. El Comité Federal socialista lo impidió pues sabían que era pan para hoy y hambre para mañana. Solo hay que mirar cómo están los partidos socialistas en otros países, unos bajo mínimos, y otros desaparecidos.

Cuando todo el mundo daba a Sánchez por defenestrado, cual ave fénix resurgió de sus cenizas ganando a Susana Díaz las elecciones a la dirección del PSOE, volviendo así a su cargo anterior; resistió y finalmente consiguió hacerse con el poder dejando, eso sí, un partido dividido. Una vez en Moncloa pensaba disfrutar de la estancia y como un adolescente con moto nueva empezó a publicar fotos de postureo con gafas de sol y mangas de camisa, a ir al festival de Benicasim en avión privado con escolta, a veranear en Canarias en un palacio donado por un sátrapa oriental, etc. Al no tener mucha ambición política, sólo codiciaba alcanzar el poder (como le dijo Aznar a Casado – gobernar, ¿para qué, con qué objetivo?), realmente poco tenía que hacer, era el resto de miembros del gobierno quienes se encargaban de marear la perdiz con los nacionalistas antes sus demandas, cumplir los compromisos con los socios con los que prometió que jamás pactaría acercando y liberando asesinos etarras, políticas feministas y transiciones ecológicas… nada complicado ni peligroso a primera vista, lo que siempre se venía haciendo en el PSOE. El problema es que la economía española no estaba para muchas alegrías. No habíamos terminado de salir de la crisis anterior y la deuda mastodóntica que tiene el país en vez de reducirse, como se había acordado con la Unión Europea, seguía aumentando. Con un socio de gobierno incómodo prácticamente se duplicaron los ministerios y con ello el gasto; el número de asesores; las subvenciones de todo tipo. Unos dispendios que difícilmente se podía soportar y tan solo la compra de deuda a bajo interés por parte del Banco Central Europeo ha permitido mantener el ritmo.

A pesar de lo anterior, podía haber aguantado perfectamente hasta las próximas elecciones, y una vez fagocitado el partido de la competencia, debido a la patética actuación de Podemos en el gobierno, volver a intentar disputar la jefatura del gobierno a una derecha separada en dos partidos y además enfrentada, con un líder de la oposición francamente mejorable. Pero es que este hombre no tiene suerte, le ha pasado de todo: una pandemia mundial inaudita, la erupción de un volcán en La Palma sin parangón en décadas, la subida exponencial del precio de la energía hasta cotas nunca imaginadas, y encima una guerra en Europa, con Putin amenazando con apretar el botón rojo de las armas nucleares. Además, en la oposición ahora tiene a un líder más consistente y experimentado en sintonía con el resto de personalidades de su partido, quien encima empieza a entender que la única forma de vencer a la coalición izquierdista es colaborando con el otro partido de la derecha, confirmado en el acuerdo de gobierno de Castilla y León. Para más inri, debido a la ineptitud de la responsable de exteriores, la fulminada González Laya se inició una crisis diplomática con Marruecos, con retirada de embajadora en España incluida. Y su sustituto, intentando arreglarlo, ha ofendido ahora a Argelia, nuestro principal suministrador de gas, quien también ha retirado a su embajador. Creo que es complicado hacerlo peor. Solo falta que se cumplan las predicciones y empiecen aumentar los tipos de interés lo que supondrá que le costará mucho más al gobierno conseguir dinero. La tormenta perfecta. Si eso es tener suerte…

A consecuencia de lo anterior son muchos los sectores económicos damnificados, primero por el elevado precio de la energía, luz y gas, y ahora con el añadido del combustible, que casi ha duplicado su precio, lo que repercute al final en el precio de todo, afectando tanto a empresas como a particulares.  La paciencia finalmente se ha agotado y a despecho de los sindicatos, con cero implicación, la gente ha salido a la calle a protestar, y han empezado los parones, como el de transporte. El gobierno, no obstante, sigue a lo suyo, y a los 20.000 millones de euros anunciados para “políticas feministas” ahora se añade el bono cultural de 400 euros para jóvenes; o los millones que va a invertir el congreso en renovar su parque automovilístico con coches de la más alta gama; o los 100 millones regalados a los sindicatos para reformar sus sedes (sic). Viven en su burbuja y no son conscientes del malestar que han generado con estas actitudes. El problema es que son especialistas en otras cosas, una situación como la actual no van a saber resolverla. Es ya de por sí difícil, aplicando la lógica y el sentido común, pero no hay nadie ahí que pueda aportar ninguna solución. Va a ser complicado aguantar dos años así, sobre todo si la situación continúa empeorando. Se olfatea claramente que al presidente cada vez se le soporta menos, y la contestación cada vez es mayor en la calle. Lee muy bien los papeles que le escriben, pero si alguien le pregunta otra cosa distinta no sabe salir del guion establecido y repite como un loro alguna de las frases que se ha aprendido. Veremos que sucede, pero la situación en la que va a quedar la izquierda va a ser muy complicada, con ambos socios de coalición muy tocados. Es necesaria una reconstrucción de la izquierda con personas competentes y comprometidas con el país, que busque lo mejor para los ciudadanos, y que entienda que una nación fuerte requiere de todos sus elementos. Izquierda y derecha deben complementarse y colaborar cuando sea necesario, ambos elemento son imprescindibles para el progreso y el mantenimiento de una sociedad abierta, libre, y con recursos económicos necesarios para aplicar políticas que satisfagan tanto a la mayoría, como a las variadas minorías que la conforman.

 

 

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