Quien se mueva no sale en la foto, pero al menos vivirá

Antonio-Balsalobre-cronicas-siyasaDicen que esta vida es una continua búsqueda. Debe ser verdad y no del todo malo. Dar por sentado las cosas, creer cuanto nos cuentan y, en definitiva, ser colonizado por el conformismo y la resignación es de lo peor que nos puede ocurrir. Porque la vida adquiere sentido en la medida que corremos ciertos riesgos y crecemos como personas libres y racionales.

Tengo edad y experiencia suficientes como para otear el panorama con la suficiente perspectiva. Por poco perspicaces que seamos debiéramos caer en la cuenta que, desde el preciso momento que asomamos por este mundo, hay un intento por alinearnos.  Nuestro entorno más cercano, premeditada o involuntariamente, hará que crezcamos siendo de izquierdas o derechas, culés o madridistas, católicos o agnósticos; por poner unos ejemplos que todos entendemos. Y este de conjunto de aprendizajes, experiencias y vivencias que adquirimos cada día nada pernicioso han de tener, a menos que desistamos a ser realmente libres y cabales. Más adelante, los medios de comunicación, los grupos empresariales, los sindicatos, los partidos políticos y las religiones asirán con fuerza las riendas e intentarán, por tierra, mar y aire, doblegar nuestras conciencias y convertirnos en un rebaño fácil de pastorear. Si renunciamos a sortear ese muro artificial e infame habremos renegado de nuestra propia naturaleza.

Reconozco que siempre he sido díscolo, razonablemente ácrata y algo rebelde, incluso sin causa. A pesar del ínfimo pragmatismo de semejante actitud, siempre me ha gustado ir por libre. Mas esta forma de ser mía, perniciosa a veces, me ha permitido avanzar y ser mejor; al menos, así lo creo firmemente. A diferencia de muchos, que nacieron sin mácula  y libres de todo pecado original, yo me confieso falible y manifiestamente imperfecto; lo cual me hace ver el mundo y a quienes me rodean con mayor indulgencia y con una bien entendida condescendencia.

Tengo férreos principios y arraigadas convicciones pero no, por ser las mías, habrán de ser mejores. Porque una cosa es la tibieza y otra, bien distinta, el fanatismo del que, como del mismo diablo, huyo despavorido. Es verdad que el inmovilismo y el ajetreo no son, respectiva ni necesariamente, sinónimos de muerte y crecimiento.  Algunas veces haremos bien en estar quietos y otras convendría dar un bonito paseo. Me interesan otros puntos de vista y me gusta escudriñar qué se esconde tras ellos. Como más o menos dijo el poeta, ¿La verdad? Ni la tuya ni la mía; vayamos juntos a buscarla.

Por lo que a mí respecta, he dejado de ver fantasmas; ahora solo veo personas; algunas de las cuales, y contra todo pronóstico, me han enseñado mucho. Nunca me gustaron quienes nunca dudan, quienes creen saberlo todo pues tras esa aparente fortaleza se esconde en verdad miedo. Temor a sentir, a sonreír, a amar, a vivir. Pánico a aceptar que se puede estar equivocado o a descubrir que una colosal falacia rige sus vidas. Allá cada cual.

Nadie ha regresado para contarnos nada. En espera de un cielo incierto y quién sabe si divertido, haríamos bien en vivir un poco por aquí abajo. Ni un mesa sin comida, ni una aldea sin colegio, ni enfermedad sin consuelo o infancia sin ingenuidad.

Mas, por estos mundos de Dios, hay mucho borde y muy mala leche que deben ser neutralizados sin complejos. Me estremecen los de gatillo fácil pero las armas, por munición, no siempre pueden usar claveles. ¿Se imaginan qué habría sido de Europa y del resto del mundo si el nazismo hubiese resultado vencedor? No tengo corazón castrense pero entiendo que la maldad  ha ser temerosa. Lo que me causa una enorme tristeza es que las guerras se proclaman por intereses económicos cuando solo fines humanitarios podrían justificarlas. Nunca he creído en las guerras santas pero sí en las justas cuando todo lo demás ha sido infructuoso.

Ustedes, como yo, somos el fruto de un sinfín de circunstancias azarosas y sobrevenidas que van moldeando nuestro carácter y perfilando nuestras ideas. Sin renunciar a nuestra particular esencia, deberíamos darnos la oportunidad de conocernos algo mejor. Dejemos el veredicto al Hacedor y hagamos un intento por comprender y perdonar. ¿No les parece?

Fdo. José Antonio Vergara Parra.

Ex-Alcalde de Cieza.

 

 

 

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