«Si el Estado nos hubiera dado lo que nos corresponde, hoy la Comunidad tendría una de las menores deudas autonómicas de España», dice Víctor Martínez, portavoz del PP. Pero como el Estado no nos lo ha dado, «los murcianos tenemos un millón de euros de déficit todos los días». Es una manera de presentar el problema. Pero hay otras. Por ejemplo, cambiando “Estado” por “Gobierno de Rajoy”, que a fin de cuentas es el que lleva desde 2011 gobernando España, primero con supermayoría absoluta y ahora con el apoyo del Ciudadanos. Y quedaría así: “Si el gobierno de Rajoy nos hubiera dado lo que nos corresponde, hoy los murcianos no tendríamos cientos de millones de déficit al año, pero como no nos lo ha dado, los tenemos”. También se podría formular, por qué no, desde una óptica mucho más radical. “Si el gobierno de Valcárcel, primero, Garre después (aunque sólo fuera flor de un día), Pedro Antonio Sánchez a continuación y López Miras finalmente, no hubieran dado muestras de tanto servilismo incondicional ante Madrid, los murcianos estaríamos, como menos, como los vascos, que además de su buen Cupo, y por consiguiente su buen equilibrio presupuestario, recibieron el año pasado 4.500 millones de euros extra por apoyar los Presupuestos de Rajoy y Ciudadanos”. Pero decir esto sería hacer populismo ruin, demagogia barata, recurrir a simplificaciones dicotómicas mezquinas y no vamos a caer en esas bajezas.
Mejor le echamos la culpa a Zapatero. La de la infrafinanciación y la del agua. Y ya que estamos, la del aplazamiento sine die del aeropuerto de Corvera, o la del retraso del AVE que ya veremos cómo termina llegando, o la del fiasco de aquel cuento tan bonito que fue el parque temático de la Paramount, o la de la degradación del Mar Menor convertido en una sopa verde; y si me apuran, hasta la de la muerte de Viriato, que todavía está sin aclarar.
Mejor no, porque esa película está ya muy vista. El antizapaterismo tuvo sus días de gloria, pero ya no vende, ya no es agua que mueva molino.
Mejor no le echamos la culpa de nuestros males a nadie. Ni a Rajoy ni a Zapatero. Como mucho, como hace Víctor Meseguer, al “Estado”, pero en un sentido abstracto, como ente inconcreto, impersonal, como superestructura que rige nuestros destinos desde un centro intangible.
¡Qué tiempos aquellos en que el Estado tenía nombre y apellidos y el PP al unísono reclamaba el pago de la deuda histórica a la región! Cuando Valcárcel en 2010, como caudillo de todas las Murcias, reclamaba “con cuajo” al gobierno socialista la «deuda histórica» de 4.200 millones. Pero fue acabarse Zapatero, y acabarse la justa reivindicación. Ahora el portavoz del PP se limita a decir que el Estado debería compensar a Murcia “de alguna manera”. Lo dice con suavidad, sin levantar la voz, como no queriendo molestar, porque sabe que si se pone farruco, desde Génova, lo defenestran a él y a su jefe circunstancial.
Mientras tanto, cada día que pasa el gobierno regional incrementa el déficit un millón de euros (que son más, pero demos por buena esta cifra). Incumpliendo y anunciando que va a incumplir los presupuestos regionales que se aprueban con tanta solemnidad. Unos presupuestos en que cualquier atisbo de equilibrio entre gastos e ingresos no es otra cosa que pura ingeniería financiera.
Ahora, eso sí, cuando llegue el día en que el Estado nos dé lo que nos merecemos, esto va a ser jauja.