Fotografía de Fernando Galindo
El amanecer ciezano embellece, todavía más, el centro de peregrinación de la localidad
Crónicas de Siyâsa
La ermita del Santo Cristo se erige, desde su altura y cercanía, como guardiana de Cieza. Imponente como siempre, es un lugar de devoción de miles de ciezanos y ciezanas. Los rayos dorados de los amaneceres estivales le otorgan una belleza inigualable con la que siempre luce coqueta.