Novatos, por Pep Marín

Novatos

La idea del político novato, recién llegado y con la gomina intacta, en la reunión de partido anterior al día de la gran manifestación fue la de que acudiesen un grupo de senadores, diputados y otros miembros del aparato del partido a la casa de una mujer en la España medio urbana, medio vaciada, medio gris, medio muerta, medio zombie que, con cuatrocientos y pico euros al mes de la pensión de su marido, todavía joven, pero diagnosticado de Alzheimer, más el churumbel que todavía gateaba,  (aburrida genética sin compasión y sin visos de poesía), más la grandísima estatua de heces administrativa que no daba alertas de avanzar hacia su expediente de dependencia, pero sí muchos avances en liquidaciones y embargos, con el gustazo que da escuchar a Mozart un domingo con salmón en la nevera, pudo lidiar ella sola, sola, solísima con todo. Ojo, y civilizada, sin gritar, sin escupir, sin rociar de gasolina a nadie, con más dignidad que una montaña. Pues ahí, pretendía el novato, empezar con los fastos en un día tan señalado para la mujer.

Sin embargo, en dicha reunión que parecía ser la viva imagen de una gran política para adultos, por los trajes y la solemnidad de la mesa, las aguas y los iPads, no sabemos si pagados con dinero A o con dinero arrugado, de esos billetes a los que les pasas el escáner y salen puntos azules, sacaron unas pistolas de juguete con un líquido de color blanco espeso que parecía semen, y empezaron a disparar al novato.

Novato. Al que dijeron que eso no era nada, que pensara, que reflexionara, que releyera a los clásicos, porque esto era política adulta, política, política, no una política lacrimosa de clavos de Cristo o de una señora mayor llorando porque la han desahuciado; (ni mi vida con un herpes crónico en la conciencia).

Por eso, eliminado el novato, sobre el cual dijeron que estaba poseído por un estado alterado de conciencia “a la rusa”, se tomó la decisión de empezar la manifestación en el gran día de la mujer en la supuesta vivienda de una chica llamada Jessica, o cerca de llamarse así, porque podría desembocar en Tamara, o vaya usted a saber en esta política de adultos, en Madrid, en pleno centro, porque algo tiene que ver con el caso Koldo y Ábalos.

Sin llamar al orden a nadie cuando varios miembros del partido empezaron a lamer un plasma.

Cosas de la política. Nimiedades.