Nouveau Régime, por Higinio Morote

Nouveau Régime

No siempre estoy pensando en los otros tiempos. Los buenos tiempos. Bien es verdad que suelo pasar por encima los malos tiempos, los creadores mimados y sin talento, las fotos vacías, los artículos estúpidos y demás males. Pero hay veces que hay que echar la vista atrás de verdad. Y lamentarse un poquito por no amar más el pasado. Y por ver correr tanto este presente.

Diana Vreeland, a quien me siento muy próximo esta semana, dijo una vez que «los vaqueros eran lo mejor desde las góndolas» y a YSL le dio por quejarse de que «sólo lamentaba no haber creado el vaquero«. Como Yves Saint Laurent creó la sahariana, el smoking femenino, la blusa transparente, vestidos de cuadros y un montón de prendas fabulosas -amén de una bisuteria espectacular- se lo perdono. Como Diana Vreeland dijo que «era bueno lavar a los niños el pelo con champagne» y que «se podía poner una alfombra de leopardo en el baño» se lo perdono también.

No tengo nada en contra de los vaqueros. Son una prenda fenomenal: cómoda, resistente, combinable, inteligente, útil, práctica, chic y muy versátil. Sirven para todo, los puede llevar todo el mundo y el target es inexistente porque todo el mundo entra dentro de ese grupo de compradores. Pueden ser modernos, antiguos, vintage, de Alta Costura, de pret a porter, rotos, de punkis, de firma, de Levis, de Zara, de algodón, con otros tejidos sintéticos elásticos. E incluso la tela vaquera puede servir tanto para camisas, vestidos, petos y demás en la América Profunda de la Coca Cola y los metodistas como para un desfile de Haute Couture de Chanel -como Lagerfeld ejemplificó hace unas temporadas-. Pero los vaqueros no son el fin del mundo.

A veces me obligo a mí mismo-y eso que soy muy de vaqueros- a volver a todo lo que hemos perdido. Versace, la firma a quien pertenece la imagen de Naomi Campbell, imponente, en Roma, como una valquiria desbocada, ahora calmada, que pronto sacará una espada, también tuvo líneas de vaqueros. No hay que andarse con chiquitas ni remilgos y juzgar de antemano. Además, en sus campañas, fotografriadas por Avedon, salía Claudia Schiffer desnuda, con Nadja Auermann enfundadas en unos vaqueros que insinuaban algo muy lésbico y poderoso o Naomi rodeada de dioses desnudos del Olimpo para sujetarla.

Lo que se trata es de dar otra vuelta de tuerca.

No es mejor la Alta Costura que los vaqueros.

Pero no nos perdamos tampoco.

 

Al pan, pan, y al vino, vino.

O pan y circo y Noveau Régime.

 

 

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