Necesitamos un líder
The times they are a-changin cantó Bob Dylan, los tiempos están cambiando. Aunque más bien, como decía Galadriel en el inicio de El señor de los anillos, se trata de un hecho consumado, el mundo ya ha cambiado; y no hace falta sentirlo en el agua, ni olerlo en el aire, podemos ver ejemplos a diario en las noticias que sacuden las redacciones. El segundo advenimiento de Donald Trump ha cambiado el tablero de juego, aunque no se puede decir que pille a nadie por sorpresa, aunque muchos se hagan los sorprendidos, o incluso, ofendidos. Estados Unidos lleva diciendo muchos años que debe centrar toda su atención y esfuerzo económico en el sudeste asiático, para confrontar a su principal rival, de momento económico, que no es otro que China. También llevan advirtiendo un largo periodo que los europeos deben ocuparse de su propia defensa, es decir, deben gastarse los dineros en armamento, soldados e inteligencia, no todo lo van a poner ellos, como lleva sucediendo desde el final de la segunda guerra mundial. Y no es que nos abandonen, no tienen problema en seguir facilitándonos equipamiento militar, únicamente hay que pagarlo. Tan solo están haciendo lo que más le conviene a ellos, a su población, para lo que le han votado. ¡Oh, que sorpresa, un presidente de un país que hace lo mejor para su país! Claro, como aquí estamos acostumbrados a Pedro Sánchez y sus decisiones incomprensibles…
En el libro 1984 de George Orwell, publicada en 1949, nada menos, profetizaba un mundo dominado por tres superpotencias: una en toda América, incluyendo las islas británicas; otra en toda Europa y la parte asiática de Rusia, dominada por la URSS; y una tercera en el resto de Asia y Oceanía, controlada por China; siendo África el principal campo de batalla entre ellas. Lo cierto es que, viendo el panorama actual, podemos decir que Orwell acertó de pleno, exceptuando la parte europea. Claro que él no podría saber que la Unión de repúblicas socialistas implosionaría al final de la guerra fría y que los países europeos, por fin, dejarían de desangrarse en guerras estériles y remarían juntos por un interés común, aunque este sea el de la burocracia inútil y contraproducente “bruseliana”; es un avance. Quizá el enfrentarnos finalmente a la situación de no tener al primo de Zumosol para sacarnos las castañas del fuego y tener un enemigo real como amenaza pueda conseguir que nos centremos en nuestros propios intereses, nuestro propio desarrollo, y defender el bienestar y la seguridad de nuestra población. Como bien dijo Mario Draghi, prácticamente única mente política clara actual, la UE debe dejar de ser el principal obstáculo a su propio desarrollo. En todo caso, lo que sí es seguro, es que alguien tiene que guiar este proceso, viendo, por ejemplo, el resultado de la cumbre de esta semana en París, una jaula de grillos; por cierto, guía es sinónimo de líder, y la verdad, no se aprecia ningún líder claro en esta Europa actual. De la presidenta de la comisión europea, desde luego, nadie espera nada. Y del resto de presidentes europeos tampoco.
Hay veces en la historia donde una sola persona puede cambiar el rumbo de una organización, una ciudad o incluso un país, o un imperio. Ejemplos no faltan, aunque en este caso, voy a poner uno más cercano y simplón. Mucha gente no lo recordará, pero el Real Madrid estaba a finales de los años 90 bastante mal. No se encontraba entre los mejores clubs del mundo y en la liga no era infrecuente que quedara cuarto o incluso quinto, peligrando su participación en la Champions. Los presidentes del Madrid eran más conocidos por sus escándalos que por sus aciertos en la dirección del club, incluso se habló que Lorenzo Sanz saqueaba la caja para irse a jugar al casino. En estas llego Florentino Pérez, y todos conocemos la historia. Hastiado del mundillo del fútbol abandonó la presidencia en 2006, volviendo los escándalos y el desastre a regir el día a día de la entidad, lo que le motivó a volver en 2009 con los resultados que todos vemos hoy en día, siendo el mejor club de la historia, el más valorado, el que mayor patrimonio tiene, con más títulos, galardonado este año con el mejor estadio del mundo, el cual ha construido de forma ejemplar, y como culmen, siendo el actual campeón de Europa y de Liga. ¿Quién podría negar que esta persona ha sido la causante del destino actual de esta sociedad? En un país de envidiosos como España, esta hoja de servicios solo puede provocar rencor y odio, no obstante, imagino que los socios y aficionados del Madrid estarán contentos con su labor. ¿Tendremos los europeos la misma suerte que tuvo el Madrid en su peor momento? ¿Surgirá en Europa un líder que nos guíe en esta difícil situación que nos puede condenar a la irrelevancia política, y como consecuencia, a estar a merced de otras potencias? Esperemos que sí, y que la sociedad esté dispuesta a apoyarlo, o a apoyarla. Porque, al final, alguien se impondrá, y quizá no pueda gustarnos si no elegimos bien. En la antigua Roma a este salvador se le denominaba dictador. No quieran saber como se dice líder en alemán. Los tiempos están cambiando rápidamente y la historia no espera a nadie. As the present now /Will later be past / The order is rapidly fadin’/ And the first one now will later be last/ For the times they are a-changin.