Mujeres pioneras, una exposición-libro que invita a sumergirse en el ayer

Rosa Campos Gómez

Mujeres pioneras, fruto de la investigación llevada a cabo por el escritor Fulgencio Caballero Martínez, es un compendio de oportunidades de acercarnos a múltiples aspectos que han llenado la vida de las mujeres durante todo un siglo, y que se nos abre como una especie de libro para introducirnos en su contenido y experimentar en 3D los documentos y objetos que se narran en él, propiciando una experiencia evocadora real, no virtual ni impresa todavía.

Se muestra en la Sala de Exposiciones de la Calle Mayor de Calasparra, dentro de la enorme y rehabilitada casa azul, con antiguos y hermosos ventanales que llenan de luz las estancias. Es un placer recorrerla de la mano de F. Caballero -es posible tener la suerte de que él acompañe y vaya explicando-, en la que un formidable número de enseres -más de 500- nos recuerdan actividades realizadas por mujeres, ilustradas con más de 700 fotografías, en la que nos aguarda la presentación gráfica de 46 calasparreñas pioneras en profesiones remuneradas. Es la historia relativamente cercana, partiendo de 1900 hasta los umbrales de este siglo XXI, recomendada para personas de toda edad y lugar, porque es fácil involucrarse en esa sustancia que nos alimenta como pueblo y que guarda más relación común de la que pensamos.

Vemos, en zonas delimitadas y bien distribuidas, los utensilios de lavar: la losa de madera, tan portátil que lo mismo valía para un barreño que para la orilla del Segura, del Argos, de la acequia más a mano o para la Fuente del Secano. La imprescindible labor de la costura: modistas, sastras y amas de casa, la tecnología que usaban, como las máquinas de coser, de forrar botones, los diferentes modelos de plancha que se fueron sucediendo, las sillas bajas, los figurines de moda, la radio que las informaba y entretenía…

Ollas de barro y de porcelana roja. Los primeros modelos de hornillo, de cocina de gas butano, de televisión, de batidora, de molinillos… Todos los útiles de la matanza y de los embutidos. El carro de la leche con sus contenedores lecheros que empujaba la vendedora; Los cántaros del agua que las mujeres portaban, o que también se transportaban en aparejos que llevaban sobre sus lomos animales de carga como burros o mulas.

La máquina de limpiar oliva de la que ha aportado un agricultor ciezano, J.M.A.M., que fue patentada por el calasparreño que la inventó, lo que refleja el vínculo tan estrecho que siempre ha habido entre agricultores de ambos pueblos vecinos, que se compraban herramientas agrícolas y que compartían conocimientos.

Los tableros de hacer alfombras con las perfollas que envolvían a las panochas; tableros amanosos con forma de cuadrado, triángulo, octógono… Modelos geométricos que daban forma a aplicaciones del mismo tamaño y que unidas componían alfombras, cuyo uso del material para estos fines me desconocía. Me alegró que F. Caballero hallara estos moldes de madera con púas para trenzar el material, y que compartiera su historia tan generosa y honestamente: el modelo y el conocimiento fueron llevados a la villa arrocera por un abaranero que se casó con una calasparreña, donde la pareja elaboraba y ponía a la venta este precioso trabajo artesano-artístico.

La importancia de las amas de cría y los ríos de leche con que amamantaron a los hijos de las familias ricas. La fortaleza de las viudas de guerra que tenían que alimentar a sus hijos cuando no había pensión de viudedad ni de minusvalía. La premura de bodas ante moribundos para no sucumbir a dilatados lutos. Lo romántico -de romanticismo decimonónico- de la veneración, más allá de la muerte, de hombre hacia a su amada. Todo esto en primer piso, que alberga 42 mesas con una fecunda y esmerada documentación, cuyo recorrido completo recomiendo, con todo detalle de información por parte del escritor e investigador, quien aporta de manera sumamente amena una riqueza de datos que es un lujo aprovechar. Conocer documentos muy variados de principios de siglo XX hasta la década de los 60, e incluso posteriores, sorprende y conlleva a comprender más y mejor el pasado. También tiene su hueco en esta segunda planta algunos ejemplos de lo actual, para contrastar avances.

Mujeres pioneras es una peculiar, cálida y realista exposición o libro-abierto en el que podemos adentrarnos en cualquiera de sus páginas, a las que ha dado forma con su investigación Fulgencio Caballero, escritas por todas estas mujeres con sus singularidades, pero también con paralelismos a las mujeres de cualquier pueblo, en un tiempo en que socialmente les era vetado el acceso a tantas cosas mientras se les ofertaba la subordinación, pero que, aun así, no dejaron de extender sus raíces de vida que habría horizontes, tanto para ellas como para los hombres, raíces profundas y fuertes que no dejan de crecer.