La columnista de Crónicas de Siyâsa regresó a Madrid, ciudad en la que vivió y le marcó, y el resultado fue cura balsámica, su particular ‘Bálsamo de Fierabrás’
Crónicas de Siyâsa
Marta Almela, columnista de este medio, estuvo en Madrid. Una ciudad en la que vivió experiencia vitales. Una ciudad a la que ha vuelto a considerar su hogar y con la que se ha reconciliado.
El reencuentro fue impactante ya que, como ella misma expresa, «algo en mí volvió a despertar. No podía canalizarlo. Como siempre mis emociones tenían más vida que mi propia existencia, así que solo esperé que mitigara la intensidad para poder entrar en mi cuerpo, dejar que pasara el dolor y la vida que sentía en ese momento, fluir en lo que no podía nombrar pero no podía parar de sentir».
De todo lo acaecido pudo sacar conclusiones positivas pues «el regreso a esa ciudad, me hizo volver a tener una certeza en el horizonte, y aquello era mucho más de lo que esperaba, pero era justo lo que necesitaba. Sólo tenía que volver a intentar comerme el mundo, que no es otra cosa que vivirlo sin tanto dolor».
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