María Parra afirma que «pronto saldrá el arcoíris»

Pronto saldrá el arcoíris

Queridos lectores,

hace ya días que Cieza amanece en calma, contemplo asombrado cómo los pájaros extrañados cantan a media voz en las ramas o alzan el vuelo batiendo sus alas con sigilo ante tanto silencio, pues el viento les devuelve su propio eco como notario que atestigua. A lo lejos las ardillas corren a sus anchas subiendo y bajando por estos árboles que me pueblan, sin miedo a ser descubiertas por los senderos. Desde bien temprano, el rocío, parece también percatarse y cae sobre este valle cual pluma desganada que no quisiera desprenderse de su pelaje. Y bajo mi Atalaya, por su parte, el río, manantial de vida y esperanza, ante la falta de ciezanos que lo visiten, se muestra resignado a esa deriva que lo arrastra y se lo lleva. Triste, se aleja cual novia raptada. Imposible resistirse a la corriente, se lamenta. ¡Pobre río! Como cada mes de marzo anhelaba tanto volver a ser testigo del disfrute de los ciezanos y sus visitantes ante el estallido de la primavera; en estos días en los que se inunda todo de esplendor con los colores y el aroma que se han ido impregnando poco a poco durante el invierno en la fértil tierra que nos rodea, gracias a que el hombre funde su mano de barro con la divina.maría parra

Pues ya ha llegado por fin el momento de aquellas miradas resplandecientes, que se alzan para contemplar con satisfacción y alivio la estampida de esas explosiones primaverales, que con tanto afán hasta las mariposas y los niños han estado tantos meses ansiando. Primavera de luz, los árboles han esperado tu llegada para llenar sus copas con el piar de los gorriones. ¿Pero dónde estáis ciezanos?

Voz inaudible, el silencio me ensordece, nadie me responde por más que los llamo. Las calles están desiertas. Los bancos esperan ávidos a sus huéspedes, los gatos negros se pasean a sus anchas, las persianas están cerradas, los patios de los colegios están mudos. Las fuentes están sedientas. Los parques están cargados de ausencias. El asfalto se comporta como un mar embravecido que desea ser apaciguado por incontables neumáticos.

Atrás quedaron las risas y el bullicio que traía el viento desde el valle hasta mi cumbre, ¿dónde se han quedado esas idas y venidas de los visitantes que contemplaban admirados nuestros tapices de colores con los que se viste nuestra floración en el campo?

Ahora solo tengo ante mí un bello cuadro primaveral carente de huellas, de sudores, de fervores que impulsen el rodar diario de los ciezanos.

Unas palomas, comprendiendo mi preocupación, se acercan y me susurran a mi pétreo oído que los ciezanos están en cuarentena, confinados por un mal que les espanta. Como fiel centinela y firme promontorio, ahora más que nunca, me debo a mi labor de protector de esa Ciezataria de la que Don Quijote hablaba en sus desvaríos de hidalgo caballero, armado y dispuesto a dar la vida si hiciera falta ante aquellos gigantes que andaban remolineando por nuestra tan preciada sierra de Ascoy.

Mi querida Cieza, en estos días de desconcierto, en el que tanto os añoro, en el que la distancia en tan lejana, en el que cierro los ojos, para mirar más hondo y no os encuentro, todo quisiera ser, indefinido entorno a ti: ambiente, luz, paisaje, olores, brisa, colores, frutales, cielo, río, viento, … tierra mojada que te guarda y que te mece, procurando siempre tu bien. Pero, desgraciadamente, ahora tu bienestar no está a mi alcance, sino en ti misma. Ahora tan solo puedo insuflar el ánimo desde aquí arriba de todos aquellos ciezanos que forman parte de esa cadena compasiva que mueve corazones para que reine la calma, inundándolos así de esperanza, e impulsar el aliento de esa otra cadena humana que lidera la responsabilidad sin dejarse abrumar y busca incansable sumar esfuerzos comprometidos ante la amenaza que muda os acecha.

¡Bravo, bravo! Por todos los que se quedan en casa, por todos los que os llenan la nevera, por todos los que os atienden ante una emergencia, por todos los que comparten a manos llenas, por todos los que salen al balcón, por todos los que actúan sin que les tiemble el pulso, por todos los que permanecen en su puesto, por todos los que enseñan en la distancia, por todos los que se solidarizan, por todos los que están, por todos los que estuvieron, por todos los que hacen posible que las horas pasen siendo el minutero menos atronador. ¡Bravo, por todos!

No debéis desvanecer porque allí, en la esquina más negra del desamparo, donde el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras nacerá un mañana en el que pronto, cargado de asombrosos matices, saldrá el arcoíris que nos devuelva el encuentro cercano que tanto ansío.

Allí os recibirá el sol con su larga y brillante cabellera, os acariciará el azul del cielo vuestras pupilas, os impregnará de aroma estos que son nuestros hermosos frutales, os refrescará el agua del río, deseosa de salpicaros entre juegos. Allí os inundarán los cantos de los pájaros, mientras con sus picos os engalanan con guirnaldas de flores vuestros cuellos.

Allí nos veremos.

Allí os espero.

 

 

One thought on “María Parra afirma que «pronto saldrá el arcoíris»

  1. Joaquin Manuel Parra Soler

    Hermoso y esperanzador canto a la vida y la solidaridad, ¡¡entre todos podemos conseguirlo!! Vamos!! #yomequedoencasa

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