María Bernal analiza el «mal uso» de Urgencias

No colapsemos Urgencias

Sala de espera del servicio de Urgencias de un hospital. ¿Cuántas veces hemos usado este servicio de manera innecesaria? Muchas veces, tal vez. Habrá personas que ante esta pregunta puedan reprochar mi opinión al intentar explicar que a este sitio no se va por gusto, sino por necesidad ¡Claro que no vamos por gusto!

Pero resulta paradójico que para no ir por gusto a ese lugar, existe cierta tendencia a colapsar Urgencias. Y es que nos hemos acostumbrado a hacer lo que nos da la real gana cuando tenemos el mínimo síntoma, aun sabiendo que este puede ser tratado por nuestro médico de atención primaria, y, como consecuencia, dejar el sistema de urgencias para aquellos enfermos que verdaderamente lo necesiten.

La mayoría de usuarios no entienden el concepto de urgencia y usan este servicio a su antojo (cuando quieren, cuando pueden o cuando se acuerdan de que tienen que hacerse alguna prueba, y optan por este sistema como la forma más rápida de conseguir su cometido, por no hablar de conocidos que han acudido a altas horas de la madrugada para conseguir un parte de baja y no ir a trabajar). ¿Y queremos que no se cabreen cuando se va por gilipolleces como estas?

Y es que  en muchas ocasiones, jugamos con fuego, hasta que al final acabamos quemándonos. Es decir, determinadas situaciones de peligrosidad podrían ser evitadas si hiciésemos de la coherencia un estilo de vida.

Pero, ¿por qué no ser temerarios? Si para solucionarnos la papeleta están ahí los urgenciólogos, dispuestos a saturarse, no por culpa del paciente, claro, sino por la falta de personal. Somos imprudentes por naturaleza, y para más inri, en el terreno de la salud, pagamos esa ineptitud con el personal sanitario, del cual nos aprovechamos alegando el ilógico argumento de “para eso pagamos muchos impuestos” y “para eso cobran”.

Pero no nos equivoquemos. Cobran porque realizan un trabajo arduo, fatigoso, poco agradecido y para lo que tienen que aguantar poco remunerado (recordemos como dato que los médicos españoles cobran un 60% menos  aproximadamente que sus compañeros europeos). Y pagamos, porque gracias a esos impuestos tenemos una Seguridad Social gratuita, a pesar de pagar elevados impuestos que nos asfixian. ¿Saben lo que le cuesta a la Seguridad Social que un paciente acuda a un especialista? Aproximadamente 250 euros por consulta (dato constatado con un periódico regional). Y, claro, el especialista no solo nos ve una vez. No sabemos todavía lo afortunados que somos al no estar sometidos al copago.

Sin embargo, los pacientes no queremos recapacitar sobre esta realidad, solo queremos “llegar, besar el santo y sacarlo en procesión”. Para ello, en muchas ocasiones bajamos con el hacha de guerra levantada, antes de comprobar qué está ocurriendo una mañana, una tarde o una noche en el hospital. Exigimos ser los primeros, cuando hay un triaje que se encarga de clasificar las urgencias atendiendo al orden de gravedad.

A pesar de estar mal o no, queremos que todo el personal sanitario esté a nuestra disposición las 24 horas del día, y nunca mejor dicho, porque esas horas, e incluso alguna más, constituyen la jornada de ellos, a diferencia de algunas de las nuestras, cuyas horas oscilan entre las 8 y 10 horas ¡Y nos quejamos!

Siempre el Hospital de Cieza ha sido calificado con expresiones perniciosas, tales como “la Maestranza del Segura”, como si de un matadero se tratara. Lo que ocurre es que hablar resulta en este país tan barato que en lugar de pensar y reflexionar, atacamos sin maldad alguna. ¿Por qué no nos paramos a pensar que el hospital carece de la infraestructura necesaria para poder desempeñar su labor? Sin contar con los dichosos recortes que prohíben la contratación de más personal necesario para que no haya problemas de atención o largas listas de espera. De esto es de lo que nos tenemos que quejar. Somos un país muy proclive a las huelgas y/o manifestaciones. Pues salgamos a pedir que necesitamos más inversión en Sanidad.

¿Por qué no valoramos que, a pesar de estar la sala de espera abarrotada, somos atendidos en todo momento? Yo no pretendo defender ni elogiar a aquellos sanitarios que tratan mal a los pacientes o no realizan su trabajo adecuadamente. Ni mucho menos. En todos lados hay incompetentes. Solo pretendo entender para qué sirven los servicios de urgencia de un hospital.

No colapsemos Urgencias, seamos pacientes y cautos cuando, irremediablemente, tengamos que acudir urgentemente. Después, sigamos las indicaciones de auxiliares, enfermeros y médicos. Nosotros no somos los expertos, sin embargo, ellos sí. Dejemos que cada uno haga su trabajo, porque no se trata de ir a una tienda y decidirnos entre una camisa u otra, sino que se trata de velar por algo tan preciado como es nuestra propia salud. Y, aunque algunas veces se equivoquen porque no son dioses, sí son los guardianes  de nuestra vida.

 

 

 

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