Sus Majestades de Oriente reciben un baño de multitudes a su paso por Cieza

   Imagen de cieza.es

La tradicional cabalgata de Reyes congregó a miles de personas durante el recorrido por las calles de Cieza, donde niños y padres pudieron disfrutar del ambientado desfile

Javier Gómez

La noche de Reyes es la más señalada en el almanaque particular de los niños y las niñas, y también de los padres y madres, felices con contemplar la mirada de satisfacción y alegría de los más pequeños. Es la noche más anhelada para dejar paso  a la mañana cuando, con una ilusión inusitada, se despiertan los más jovencitos en busca de sus regalos.

Otro año más, las calles de Cieza se encontraban aborratadas por miles de personas para recibir a sus Majetades Reales. Éstas venían acompañadas de todo su séquito: pajes, bailarinas, los burritos cargados de regalos, las bandas de música y las carrozas reales, que amenizaron con una bonita puesta en escena el desfile real.

La reunión real se produjo en el Puente de Hierro. Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron desde puntos distintos: por el Paseo Ribereño, por la carretera de la Presa y por la de Mula. Una vez reunidos, fueron recibidos por Pascual Lucas, alcalde de Cieza, y de allí iniciaron su recorrido por las calles de la localidad sembrando de ilusión cada uno de sus pasos. Los pequeños, alborozados, se hacían fotografías con ellos, recogían los caramelos que les lanzaban y reían sin cesar.

La representación finalizó, después de recorrer parte del casco antiguo y el Paseo, con el Auto de Reyes Magos en la Plaza de España, siendo el broche final a una magnífica e inolvidable noche.

Por último, otro año más la lejana magia oriental de los Reyes inundó Cieza gracias a la organización de la OJE y la colaboración del Ayuntamiento de Cieza.

 

 

 

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