Los triunfos invisibles, por José Antonio Vergara Parra

Triunfos invisibles

Creemos tener bien atadas algunas cosas pero no es cierto. Somos seres sociales, lo que nos proporciona una cierta y razonable dependencia del resto de nuestros congéneres; singularmente, de quienes nos son más cercanos. Obtener el reconocimiento de quienes nos rodean alimenta nuestra vanidad de una forma no necesariamente nociva.

El respaldo ciudadano supone el refrendo a una determinada gestión, así como una cesión de confianza ante un programa y una forma de hacer política. A mayor aliento social, mejores oportunidades e instrumentos en manos de los heraldos públicos.

En política, como en la vida, la correspondencia entre el mérito y su común reconocimiento no siempre van de la mano. Así, la valoración colectiva puede ser desmedida, adecuada o insuficiente. Lo cual me lleva a reafirmar una indubitada certeza: el verdadero éxito, el que de veras nos dispensa paz y plenitud proviene de nuestro interior. Nuestra alma no debiera estar al albur de una palmadita en la espalda o de una censura externa.

Sé bien de lo que hablo. El aparente infortunio resulta de lo más pedagógico y el éxito convencional conlleva vértigo. Entiéndame bien. Cuando escribo una columna confío que muchos la lean pero mi particular e íntima victoria es escribir, permitiendo que la justicia y la virtud fluyen entre las palabras. Lo demás, si hubiere de venir, será por añadidura pero nada más. Si, por el aplauso colectivo o por vanos laureles, traicionamos nuestra esencia, enloqueceremos.

El triunfo más reconfortante, el que de veras pellizca nuestra alma, es el que va precedido de trabajo, honestidad y nobles fines.

Como saben, el pasado veintiséis de mayo hubo elecciones municipales, autonómicas y europeas. Si no tienen inconveniente, me ceñiré a lo acaecido en nuestra patria más chica: Cieza.

Mi más sincera felicitación al PSOE y muy particularmente a su candidato Pascual Lucas Díaz. La llaneza, cercanía y moderación de Pascual y de su equipo, junto a  evidentes logros de la pasada legislatura, han desbordado el vaticinio más optimista. Enhorabuena a IU, cuyo buen trabajo ha neutralizado vientos nada favorables para la marca. Mis mejores deseos para el PP que, pese a circunstancias nada halagüeñas, ha mantenido el tipo. Hago extensiva mis felicitaciones a Ciudadanos, que ha conseguido un edil más, y a VOX, que ha irrumpido don dos concejales.

Suerte a todos porque vuestra suerte será la nuestra.

Dicho esto, no puedo ocultarles una íntima decepción. José Luis Vergara, candidato de Ccci, no ha podido renovar su acta de concejal. Quedan atrás ocho años de abnegado trabajo, de sesudos estudios, de magníficas propuestas, de destacables logros para Cieza que no desgranaré, porque son conocidos por quienes han querido conocerlos. Su oposición ha sido constructiva y beligerante. Su verbo excelso, su fina ironía, su exquisita educación y su desbordante inteligencia han conquistado a propios y extraños. Los demócratas, y yo lo soy, hemos de acatar la voz del pueblo pero, desde mi libertad (amparada por esa misma democracia) afirmo que no se ha hecho justicia con él.

José Luis. No caigas en la trampa de esta adversidad postiza porque tu éxito ha sido clamoroso. Has hecho un trabajo sensacional que el tiempo sabrá valorar como merece. Ccci nació como un movimiento exclusivamente municipalista, libre del yugo dogmático y jerárquico de las plataformas tradicionales. En Ccci se podía aspirar, a lo sumo, a ser concejal; quizá el apoderamiento más hermoso de la democracia. Gentes buenas de nuestra anchurosa Cieza, movidos por nobles ideales, han estado junto a ti, sin esperar nada a cambio salvo la satisfacción de compartir una hermosa idea. No te preguntes qué no hiciste o qué pudiste hacer mal. Con tan escasos medios es imposible hacer tanto y tan bien.

Me alegra saber que por nuestras venas corre idéntica sangre, lo que no deja de ser una sobrevenida y feliz ventura. Ha sido un honor, un verdadero honor, haberte tenido como concejal. No sé qué deparará el futuro pero, aún renqueante, allí me tendrás.

Como dijo J.L. Borges

……..planta tu propio jardín,

Y decora tu propia alma.

En lugar de esperar a que alguien

te traiga flores.

 

 

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