Los negros de España, según María Bernal

Los negros de España

Todavía se siente la embriaguez de la victoria de España en la Eurocopa, los ecos de gloria vienen purificando el ambiente, asistiendo a un entorno muy saludable, demasiado unificador y bastante eficiente para dejar atrás prejuicios. Con la Selección todos somos uno, indivisibles, a pesar de los escollos populistas de esos que suelen considerarse dudosos líderes políticos. Y, si los jugadores ganan, los españoles también lo hacemos.

Minuto a minuto los amantes del fútbol  han podido evadirse de preocupaciones, de conflictos y de todo lo infame que el ser humano es capaz de crear en su dilatado tiempo libre. Ha sido  tiempo de acompañar a los chicos de Luis de la Fuente, el técnico que, desde el silencio y siendo objetivo al principio de más críticas que apoyos (muy terruñera esta actitud de criticar en España), ha conseguido llevar a los chavales a la gloria haciendo gala de una más que  justificada prudencia y cercanía hacia todos, reflejo de la actitud de sus chavales.

Es tiempo de presumir de esta hazaña deportiva casi heroica que ha situado sobre el terreno de juego a jugadores que vuelven a hacer historia, a jugadores que han mostrado un talante digno de admirar no solo en lo profesional, sino también en lo personal. Y es que todos han aportado su mejor versión en el campo, sorprendiéndonos los más jóvenes que, lejos de imaginar lo que eran capaces de hacer, han mostrado que todo es posible si no te sueltas de la mano de la perseverancia, confiando por encima de todo en las posibilidades de cada uno, además de ser máquinas de fabricar serotonina contagiosa en estado puro para llegar hasta el final.

No solo ha habido goles rebosantes del laurel de los campeones; ha quedado manifiesto que somos un país vestido de una heterogeneidad contundente, un país que avanza y no queda manchado por la discriminación tan presente en muchos campos de fútbol. Recordemos los casos de los negros de España que fueron insultados por tener un color de piel diferente: Vinicius, Eto’o, Kameni, Ronaldo…personas que, a pesar de sus gestas en el campo, han sido víctimas del racismo de la España más profunda que aún acecha por algunos rincones.

Esta vez les toca a Nico Williams y a Lamine Yamal, los negros de la Eurocopa que han revolucionado este campeonato con datos desorbitados. Les hemos aplaudido porque han sido decisivos para este título, sin olvidar ni mucho menos que sus compañeros también han jugado. Pero las burlas, los fakes y el veneno que muchos expulsan cuando hablan han sido ingredientes amargos de este plato también durante estas semanas para los dos jóvenes.

Y es que el “estercolero de culturas” o “la simpleza de un gol que podría haber marcado cualquiera” son comentarios hirientes y manchados de odio que algunos políticos se han encargado de lanzar para echar la mierda habitual que suelen soltar, en este caso con Yamal y Williams. Pero lo más preocupante de esto no es la crueldad que se escupe con estas palabras, allá ellos, lo realmente inexplicable y preocupante es que haya personas que lo compartan; menuda ventana abierta al pensamiento de las personas es este mundo de las redes sociales, naveguen y deduzcan.

Pero como hay personas con mucha clase, los negros de España, con ese color tan envidiable, han sabido responder a esas críticas como mejor saben hacer los cracks del fútbol: marcando y asistiendo. La ponzoña habrá reconcomido las entrañas de los racistas, que se han tenido que tragar su cuestionable orgullo gracias al maravilloso espectáculo de la variedad de jugadores negros y blancos que forman las filas en representación de nuestra bandera, esa que tanto les duele y que tan bien representan los que ellos odian.

El mensaje es claro: queremos un deporte como el visto este verano, queremos jugadores y jugadoras referentes como los que han tocado el cielo ahora y hace aproximadamente un año con las chicas de la Roja, teniendo en cuenta que el fútbol es un deporte que siguen niños y niñas, hagamos de este espectáculo de juego un entorno libre de barreras raciales, donde todos los que conviven puedan aprender una palabra tan valiosa como es el respeto. Y, en consecuencia, caso omiso a los que amedrentan con miedo sobre las personas de color, merecen tarjeta roja por un comportamiento antideportivo.

Lo vivido con esta selección, invicto y expectante crisol de culturas  y de valores arraigados a una postura decente queda muy lejos de aquellos a los que se les llena la boca de veneno con el maldito racismo. Muy a pesar de muchos, los negros, los blancos, los vascos, los catalanes o madrileños pasarán a la historia como campeadores del fútbol bueno y bonito que han hecho, como estas imparables figuras que, independientemente de su raza, pasan a convertirse en modelos deportivos de los que los niños y no tan niños podrían aprender.