Los médicos acorralados, a través del prisma de María Bernal

Médicos acorralados

Resulta absurdo decir que el 21 de junio los españoles entrábamos en la nueva normalidad, porque verdaderamente no ha habido, no hay, ni habrá nada nuevo, a pesar de haber visto un panorama increíblemente crítico.

Somos las mismas personas. Es que ni el ataque con armas de destrucción masiva en nuestro país conseguiría que cambiáramos nuestra actitud

¿Qué está ocurriendo con los principios éticos de las personas? ¿Por qué se ha dado lugar a que se extinga la educación?

Al respecto, urge investigar (sé que es absurdo) algún antídoto para la prepotencia y la soberbia  que derivan de una falta de educación desmedida y de dudosa recuperación.

Asistimos, lamentablemente, a un panorama de emergencia moral donde se necesitaría diariamente un goteo intravenoso para reducir inmediatamente al tajo de energúmenos que tenemos por ciudadanos (como siempre, no todos).

Aunque como se trata de una medicación inalcanzable, quizá sería conveniente inmunoglobulina antirrábica al menos dos veces al mes. Pero esta posología es mejor que la prescriba un facultativo, si es que lo dejan.

Desde mi punto de vista, se trata de intentar establecer una solución para reprender a aquellos a los que les gusta mucho agotar sus derechos y pasar olímpicamente, cuando se trata de deberes u obligaciones en el momento en que acuden a un centro de salud o a un hospital.

Hace unos días, leía en una noticia de un periódico regional que los médicos de atención primaria estaban siendo víctimas de una campaña de desprestigio brutal.

Y así sucede. Pero sigo insistiendo en que no es nada nuevo, ya que desde siempre ha existido este tipo de campaña, no solo en centros de salud, sino también en hospitales. El mamoneo que tienen que aguantar es altamente perjudicial para un colectivo al que no se ha valorado lo suficiente.

Y habiendo estado también al frente del seguimiento de sus pacientes (¡Qué difícil tiene que ser atender médicamente por teléfono!) ahora hay personas que se están dedicando a recriminarles su trabajo y a acusarlos de gandules.

Es decir, muchos de los pacientes que hace unos meses tanto aplaudían (¡Cuánta hipocresía!) arremeten ahora contra los sanitarios con testimonios incultos e ignorantes (esto era de esperar, por el nivel del intelecto de los que se quejan) tales como que los médicos son unos alarmistas que insisten en mantener las medidas del covid-19 porque no quieren trabajar, o ya lo más sorprendente, no por ello lo anterior menos inaudito, que estos ciudadanos exijan la apertura de los centros de salud para que el médico los tenga que ver cada vez que el enfermo así lo requiera.

¿Exigir? No, no nos equivoquemos. En un estado de recuperación de una pandemia, porque esta sigue ahí, nadie tiene derecho a demandar una atención individualizada inmediata. Tiene derecho a ser atendido siguiendo un protocolo de actuación.

Y por favor, se podría ir ya dejando de lado el famoso y hastiado dicho de “yo pago para poder exigir”. Mejor, abran esas mentes tan insulsas e investiguen para qué se emplea el dinero de los impuestos que pagamos.

Es más, comprueben cómo tenemos a los mejores médicos que, sin embargo, son los peores  remunerados de los catorce países más desarrollados de la UE. Entérense de que los médicos daneses o ingleses cobran hasta tres veces más que los nuestros.

Y nosotros en lugar de apoyarlos y de respetarlos por la responsabilidad que tienen, por su dedicación incansable, así como por su magnífica, envidiable y continua preparación, preferimos echar mierda en sus tejados por culpa de un cinismo y frustración desmesurados.

Estéis de acuerdo o no, los médicos de AP sí han trabajado. Por teléfono y de modo presencial, y con la eficiencia que ellos mismos han tenido que triplicar a pesar de los escasos recursos que han tenido.

De todas formas, es que no hay que dar tantas explicaciones. Esta situación es tan sencilla como cumplir unas directrices que las autoridades sanitarias nos han impuesto. Tengamos en cuenta que esta situación ni la hemos elegido nosotros, ni la han elegido ellos. Y si no nos conviene, lo que tenemos que hacer, tan listos que nos creemos, es autoexplorarnos, autodiagnosticarnos y automedicarnos; y así, problema resuelto.

Es necesario que hagan escarmentar a aquellos pacientes que se creen dioses merecedores de que les tiendan la alfombra roja por el simple hecho de que para eso pagan. No somos conscientes de que con nuestra sanidad disfrutamos de una permisividad que, en lugar de aprovecharla adecuadamente respetando a nuestros médicos, la hemos convertido en un privilegio del que abusamos constantemente.

Y visto lo visto, por idiotas, por  ignorantes y por inhumanos, estamos acorralando a las personas que velan por nuestra salud, sin ser consecuentes de que lo único que se está consiguiendo es labrar el camino hacia una muerte rápida, la cual no nos va a dar la oportunidad de poder exigir.

 

 

One thought on “Los médicos acorralados, a través del prisma de María Bernal

  1. A. M. M.G

    «(cómo siempre,no todos)» los médicos de AP. No generalice su crítica hacia todos los ciudadanos excluyendo a los médicos, y hablo de pediatras que ni se han preocupado por hacer las obligadas revisiones a bebés, ni atenderlos ante la demanda de los padres para ponerles sus correspondientes vacunas. » No está», «Ya le llamarán» entre otras respuestas dadas por teléfono. Cuando en Madrid, con la que les ha caído, eran atendidos todos los bebés y hecho sus revisiones. Por favor, infórmese bien y no generalice.

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