Un lugar en el mundo
(Homenaje a Pepe Marín)
Un año hace ya que se fue Pepe Marín y nos dejó algo huérfanos en este ateneo -el Club Atalaya- que él ayudó a crear allá por 1967 y del que ha sido su alma mater. Si en el fondo todos buscamos nuestro lugar en el mundo, Pepe lo encontró, sin duda, en ese espacio de resistencia y combate al que no cesó de insuflarle vitalidad, entusiasmo e imaginación, participando en la organización de multitud de actividades: conferencias, memoriales, presentaciones de libros, recitales poéticos, proyecciones cinematográficas, exposiciones artísticas, representaciones teatrales, conciertos musicales, aulas de debate…
Porque aunque Pepe destacara por ser un hombre de letras, de leyes o de pincel, lo fue sobre todo de acción. En las audiencias, como abogado laboralista; en las aulas, como profesor universitario; en las plazas, como agitador cultural y quijote de batallas ganadas y perdidas, fue su lucha “un hacer” constante en la persecución de la utopía de un mundo mejor a través de la cultura como herramienta de emancipación para los trabajadores.
No es la primera vez que resaltamos lo mucho que Cieza le debe. Más, sin duda, de lo que él le debe a ella. Pepe vivió como pocos un sentimiento profundo de ciezanía que reivindicó y difundió con fervor.
El pasado sábado 12 de octubre, a las siete de la tarde, en el Club Atalaya-Ateneo de Cieza, su lugar en el mundo, fue el momento de evocar nuevamente su memoria en un hermoso acto de homenaje.
Lo que no tiene nombre
Si decimos que con esta ley lo que se pretende es reducir la pena a los etarras, entiendo que haya quien se pueda sentir indignado. Si explicamos, en cambio, que con ETA disuelta en 2018, la reforma no sería un trato de favor al terrorismo, sino cumplir con el derecho europeo, al contabilizar el tiempo que estuvieron presos en Francia los condenados, la propuesta ya se presta a debate. E incluso a muchos hasta les puede parecer razonable jurídicamente.
En cualquier caso, estas reformas se proponen, estudian y votan en el Parlamento antes de convertirse en leyes. Y tiene la oposición la potestad de presentar enmiendas. Y lo que sabemos de esta ley por la que ahora pone el grito en el cielo el PP es que la votó en tres ocasiones -tres veces, que se dice pronto-, sin ponerle ningún reparo. ¿Por error, incompetencia, gandulería, dejadez? ¿O simplemente porque le pareció sensata?
Inexplicablemente, buscando salir del atolladero en que se ha metido, Feijóo seguía clamando ayer puerilmente que habían sido “engañados”. ¡Pobres inocentes! ¡Pobres angélicos! ¡Tener decenas y decenas de asesores para luego no saber lo que se vota!
Con todo, la mayor ruindad, lo que no tiene nombre, fue el montaje fotográfico que Tellado, su portavoz, exhibió en el hemiciclo. “Una imagen -ha afirmado Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo-, de las más repugnantes que me ha tocado ver en mi vida”. Más claro, agua.
¿Qué estamos haciendo para evitar esto?
En La maleta mexicana, repleta de fotografías redescubiertas de nuestra guerra civil, me encuentro con un cartel de aquellos años cuyo texto no puede ser más directo: “What are you doing to prevent this? Está dividida la imagen en tres partes: una casa bombardeada, la silueta de seis aviones alemanes Heinkels en el cielo y, en primer plano, el rostro desesperado de una madre con su hijo pequeño en brazos. En la parte inferior aparece una única palabra: Madrid.
El cartel es de una fuerza expresiva arrolladora. Por su composición y porque apela directamente a la conciencia de los ciudadanos de bien del mundo, advirtiéndoles de que el nazismo internacional está atacando a víctimas españolas inocentes y que esto debería preocuparles a todos.
Bastaría, para actualizar este póster, sustituir Madrid por Gaza, aquellos bombarderos alemanes por estos otros israelíes y volver a preguntarnos qué estamos haciendo para evitar este genocidio, para acabar con tanta barbarie. Con el más absoluto desprecio por la vida humana, Netanyahu sigue bombardeando edificios, centros de distribución de alimentos, escuelas, hospitales, zonas de acampada de refugiados, sin cejar en su propósito de arrasar la Franja aunque sea a costa de provocar miles de muertos, la mayoría mujeres y niños.
Urge obligar al estado hebreo, en su derecho a defenderse, a reconocer y acatar el derecho internacional. Para ello y para que cese la matanza, el gobierno español ha propuesto suspender con carácter inmediato la venta de armas a Israel. Tal vez se podría empezar por ahí. Sin armas difícilmente puede haber guerra.