Reincidentes
Viernes, 27 de junio
Poner en duda la limpieza electoral ante resultados adversos fue el camino elegido por Trump en 2020, con las consecuencias que ya conocemos. Entre otras, el asalto violento de unos facinerosos al Capitolio. Ya antes del trumpismo, el PP siguió en nuestro país ese mismo sendero, que ahora retoma un Feijóo ansioso y subyugado por Aznar. Si hago memoria, recuerdo una noche electoral, allá por 1993, en que unos descompuestos Javier Arenas y Ruiz Gallardón cuestionaban la victoria del PSOE de Felipe González (sí, del tortuoso expresidente venerado ahora por la derecha), insinuando frente a las cámaras que estábamos ante un “tongo” o “pucherazo”. La estrambótica acusación del reincidente Aznar, sin aportar la más mínima prueba, de que el resultado de las últimas generales “pudo ser alterado”, redunda en esa deriva. Para mal de este país, la derecha sigue instalada en su contumaz deslegitimación de los comicios que no le dan los gobiernos. Tal vez sea esto bueno para su particular reconquista del poder. Aunque no tanto ni para las instituciones ni para la democracia.
David y Goliat
Lunes, 30 de junio
A Rutte se le cae la baba ante Trump. Y al magnate le encanta que el secretario general de la OTAN le “bese el culo” (lo siento, la expresión es suya). “Europa va a pagar a lo GRANDE y será tu victoria”, le dijo en privado el pelotudo. Y a continuación, ya en la cumbre, lo llamó “papi”. Lo cual encantó al otro pelotudo. Cómo no, el 5% que exige como gasto en defensa, inaudito y desproporcionado, supone que los aliados se dejen miles de millones de dólares en la industria armamentística estadounidense. A costa, claro está, de meter la tijera en servicios públicos esenciales. No habría otra. Y si la hubiera, que nos lo explique Feijóo. El caso es que, entre tanto beso en el trasero, a Trump le ha salido un salpullido. La “flexibilidad” arrancada a Rutte por Sánchez, que el presidente sitúa para España en 2,1% del PIB. No sabemos cómo terminará esta pugna entre David y Goliat. De un desvariado Goliat, matón, chantajista, despótico, contra un David resistente, quijotesco y acostumbrado a nadar contracorriente. Sólo, que hay partido.
Escenarios
Miércoles, 2 de julio
De aquí al Comité Federal del sábado, Sánchez habrá tenido tiempo de deshojar la margarita. El escritor y votante socialista Javier Cercas, de vuelta del Vaticano, ya le ha marcado el camino: dimitir sería su mayor victoria. El encarcelamiento de Cerdán por corrupción ha dejado en estado de “shock” a más de uno, y no sólo del gobierno. Aunque no todos son Cercas. Hay también quienes piensan que no es el momento de tirar la toalla, sino de dejar que actúe la justicia y preparar cambios radicales. Que no ha hecho falta, en realidad, este sunami para que desde el minuto cero de su nombramiento la derecha patrimonialista, esa que considera a España suya y solo suya, haya estado exigiendo, inasequible al desaliento, su defenestración. El caso es que Cerdán no era alguien que pasaba por ahí. Si fue convertido en muro de carga, en hombre de confianza del presidente cuando las fechorías de Ábalos y Koldo empezaron a agrietar el edificio socialista, destapada la traición, los posibles escenarios se empiezan a reducir a su mínima expresión.