Como en un tango
Sábado, 24 de mayo
“Me queda aprender a ser viejo en escena”, dice Darín en una entrevista. Claro que sí, Ricardo. ¿Sólo en escena? Se nace joven, pero se aprende a encanecer en todo. Cada uno a su manera. Si la juventud es un estado de imbecilidad transitoria, como piensan algunos, la madurez debería ser el de la claridad, aunque esa claridad sea una lucidez escéptica. “A mis 95 años, asegura Héctor Alterio, otro monstruo de la escena, ya me entrego mansamente a la vida, como en un tango”. Dice esto mientras anda de gira por España con su obra autobiográfica “Una pequeña historia”. Envidiable. Otros actores —de la escena política, en este caso— han envejecido peor. Pienso en el titubeante y enfermo Joe Biden queriendo repetir a toda costa como candidato a la presidencia de Estados Unidos. Un empecinamiento que, con toda probabilidad, nos ha traído al impresentable de Trump. Del Borbón Juan Carlos I y de sus últimos “tangos” en Abu Dabi, los de la edad tardía, hablaremos en otra remesa.
Bernabé y la sopa boba
Lunes, 26 de mayo
Hay que ver las payasadas que tiene que hacer Bernabé para poder seguir viviendo del cuento. Para que parezca que existe políticamente. Por sus actos lo conocemos. Su primera fechoría fue pasar de oponerse a la construcción del puerto de El Gorguel a apoyarla. No ha sido la única. En realidad, Bernabé siempre ha sido un político oportunista que no ha dudado en mentir y mudar de condición para medrar; que no ha parado de acumular cargos (o sea de chupar del bote), aunque en algunos de ellos solo haya estado días. Un embaucador, cuando prometió que los murcianos podrían tomar en 2015 las uvas en la Puerta del Sol viajando en AVE hasta Madrid; o que el aeropuerto de Corvera abriría ese mismo año. También un polizonte sin escrúpulos que reprimió salvajemente a los vecinos que reclamaban el soterramiento de las vías. O un cínico, cuando blandió una cartulina con el eslogan ‘SOS Mar Menor’. Ahora, siguiendo con su circo, va el demagogo y le entrega a la ministra una bolsa de arena “tóxica”. Lo que hay que hacer para vivir a la sopa boba.
ENTRE LOCOS
Miércoles, 28 de mayo
“Esto lo arreglaba yo en 24 horas”. He oído más de una vez esta expresión en la barra de un bar. También en el Paseo de mi pueblo, que a media mañana se convierte en un ágora ateniense donde los jubilados debaten, discuten y ponen como hoja de perejil a quienes les viene en gana. No esperaba oírlo, sin embargo, de todo un presidente de los Estados Unidos. Y no una, sino repetidas veces, cuando prometía en su campaña presidencial que pondría fin a la guerra de Rusia contra Ucrania en 24 horas. «Tendré el acuerdo hecho en un día», fanfarroneaba. Pero con Putin ha pinchado en hueso. Quería, quiere todavía, repartirse el pastel con él. Ahora empieza a darse cuenta de que el aspirante a zar, que sigue con sus bombardeos mortíferos sobre Kiev, va a lo suyo y lo está chuleando ante el mundo. Se ha vuelto “loco” y se va a arrepentir, oímos bramar enfurecido al magnate. ¿Loco? En eso puede que lleve razón. Y que entre locos ande el juego.