Yacimiento y novela
En las próximas semanas finalizarán las obras de protección y puesta en valor del yacimiento islámico de Siysa, un ambicioso proyecto destinado a conservar nuestro patrimonio, relanzar el turismo y dar a conocer una parte crucial de la historia de Cieza. Por casualidad, que es aquello que ocurre sin una causa fácilmente determinable, el proyecto de revalorización de este enclave mágico va a coincidir con la publicación de mi novela Maryam de Siyâsa. Ambientada en el siglo XIII, entre los años de mayor esplendor de la medina andalusí y su abandono en 1266, la novela cuenta la historia de una mujer culta y valiente cuya vida se ve fuertemente condicionada por los acontecimientos históricos que tienen lugar en ese convulso periodo de pactos, conquistas y reconquistas. Dos vidas, el de una mujer y una ciudad, cuyos destinos se entrecruzan y complementan en aquella tierra de fronteras. Que ustedes lo visiten (el yacimiento), y si les place, que la lean (la novela).
Viento del noroeste
Tras el 12-J, Iglesias y Casado tienen motivos para estar preocupados. El vicepresidente del Gobierno porque, después de desaparecer Podemos del Parlamento gallego y sufrir una fuerte caída en Euskadi, tiene la difícil misión de recuperar a un electorado hasta hace poco entregado y entusiasta y ahora huidizo y disperso. Y el presidente del PP porque además de advertir cómo cuestionan en los próximos meses su estrategia “voxista” verá peligrar su liderazgo. La apuesta personal de Feijóo, con discurso algo más moderado y minimización de las siglas del PP, proyectan al actual presidente de la Xunta hacia metas más altas. Fue el gran triunfador de la noche. El envite de Casado en el País Vasco, sin embargo, imponiendo a Iturgaiz y una línea dura ha fracaso estrepitosamente ¿Cuánto tardará Feijóo en dar el salto a la política nacional? La respuesta, amigos, está en ese viento del noroeste que sopla frío y racheado y llaman gallego.
Soledad real
En la pirámide de la tradicional y parasitaria nobleza española, el rey siempre ha estado en la cúspide sostenido por toda una cohorte de gorrones y gentes de “buen vivir”. En la España del siglo XXI, esa “catelfa” de parientes y allegados son más una rémora que otra cosa, de ahí que intente quitárselos de encima. Después de Urdangarines, Marichalares, cazas de elefantes en Botsuana, viajes nupciales a “tutitren” y otras lindezas, los 100 millones de dólares procedentes del rey Abdulah de Arabia Saudí, que acabaron en la cuenta de un banco suizo regentada por el rey Juan Carlos, no sólo están despedazando la figura del anterior jefe de Estado sino que salpican también gravemente al actual. Rompiendo con unos y con otros, Felipe se está quedando en la más absoluta soledad. Hasta el punto de que un simple resfriado puede afectar gravemente la salud de esta monarquía.
Temporeros
Las imágenes de cientos de temporeros durmiendo en las calles de Lleida y alrededores no resulta ciertamente edificante para nadie. Ni para gobiernos (de todo tipo), ni para ciudadanos (de toda índole). Aunque el que peor parado sale es, sin duda, el “govern”, que promete el paraíso catalán cuando alcancen la independencia, pero que está gestionando peor que nadie una crisis sanitaria que se le va de las manos. ¿Qué otra cosa, sino rebrotes incontrolados, se puede esperar de la explotación inmisericorde de migrantes, de la falta de medidas de protección en el trabajo, de la ausencia de vivienda, del hacinamiento y la falta de higiene? Pero ojo, porque aunque en la Región se hayan podido controlar de momento esos brotes, afortunadamente, en muchos casos, lamentablemente, las condiciones de vida de los temporeros de aquí no difieren demasiado de las que sufren los de allí y los de otros muchos lugares de España.