Insaciables
Una vez que le preguntaron a Woody Allen si el dinero hacía la felicidad, contestó con su habitual retranca: “No lo sé, pero produce un gustirrín que si no es la felicidad debe de parecérsele mucho. En mi caso, el gustirrín experimentado ha sido de baja intensidad, y si he de ser sincero, ni me quejo ni me pesa. Desde que empecé a trabajar siendo joven me he conformado con vivir con mi sueldo en la dorada mediocridad horaciana.
“Dinero, aléjate”, clamaban los Pink Floyd en la canción mítica “Money”. “It’s a gas”, una frase que no hace falta traducir. No deben de pensar eso las 3.000 familias más ricas del mundo que controlan el 13% del PIB global. Un puñado de multimillonarios -en un mundo en que año tras año se ensancha más y más la brecha entre ricos y pobres- que concentra un poder extraordinario y que conspira sin pudor para obstaculizar reformas sociales y un reparto más justo de la riqueza. Con su habitual crudeza lo vuelve a denunciar Oxfam en su informe anual. Mientras unos pocos engordan sus bolsillos, casi la mitad de la población mundial vive por debajo de la línea de la pobreza, el equivalente a unos 6,85 dólares por día.
No sé si la solución a este desafuero social es la que proponen algunos: “reinsertar” a esos ricos por el peligro que entrañan para la sociedad. Una especie, dicen, voraz, insaciable, insolidaria y nociva para el planeta. En cualquier caso, algo habrá que hacer para democratizar el gustirrín.
¿Dónde está su dinero?
Vengo a hablar hoy del bono alquiler joven que ofrece el Gobierno de España y que gestionan las comunidades autónomas. Porque tengo hijos en esa franja de edad y me duele. En La Rioja se han beneficiado de él un 63,6 % de los jóvenes solicitantes. En Asturias, un 62,7 %. En Extremadura, un 61,7 %, en Andalucía, un 55,4 % y en la Región de Murcia… un 36,5 %. Casi la mitad que en las anteriores comunidades. ¿De quién es la culpa? Cómo no, para el PP, que lleva gobernando la Región desde hace casi treinta años, del Gobierno central, por la “complicada convocatoria de ayudas”. Pero esa excusa de mal pagador, y de paso mal gestor, se sostiene difícilmente. Si tan complicado es acceder a ellas, como dicen, se supone que lo es para todos. Para los del norte, y para los del sur. Sin embargo, no es eso lo que dicen los números.
Lo que dicen es que López Miras, entregado como está a ejercer desde la presidencia del Gobierno regional (de todos los murcianos) de escudero del jefe de la oposición en su lucha política y partidista contra el Gobierno de España, ha devuelto una parte importante de los fondos destinados a ese fin. ¿Por incompetencia? ¿Dejadez? ¿Boicot político? El caso es que la inmensa mayoría de los solicitantes se ha quedado fuera de esas ayudas. Y entre los admitidos de 2022, un 90% no había recibido este verano, dos años después, ni un céntimo.
Dónde está su dinero, se preguntan unos y otros.
Loterías
No hay duda de que la forma más directa de convertirse en millonario, rey o reina, es que te haya tocado la lotería del esperma. A Juan Carlos I le tocó ser lo segundo, lo que le permitió acceder a lo primero. No sé cómo andarán los números por aquí, pero en Francia, según la oenegé Oxfam, el 80 % de los franceses no recibe ninguna herencia a lo largo de su vida. Del resto, se lo lleva casi todo el 1%. Así las cosas, no es de extrañar que haya cada vez más galos que exijan mayores tasas impositivas para los ricos. Algo de eso ha hecho aquí el gobierno progresista, con el rechazo furibundo de la oposición de derechas, como es sabido.
La tómbola espermática que te lleva directamente de la cuna a la Jefatura del Estado, hace tiempo que la eliminaron los franceses. Eso no quiere decir que no haya algunos que la añoren. La periodista que ha escrito las memorias del emérito, cuya publicación está prevista para dentro de unos meses, y con las que el monarca desterrado pretende ajustar cuentas con todos los que le han atacado, es probable que sea una de ellas. “Atacado”, me imagino, por haber pagado cantidades millonarias a sus amantes con dinero público, haberse enriquecido ilegalmente, o haber defraudado impunemente a Hacienda.
Hay que ver. Nos les basta a algunos con el premio gordo de la lotería espermo-ovular y lo que conlleva: trono, millones, privilegios, placeres y alegrías, que quieren además que los absuelva la historia.