Los articulillos de Opinión de Antonio Balsalobre

La terquedad del entrenador de fondo

José Antonio Carrillo se crio en el Balcón del Muro, en la calle Fortaleza, junto a los restos del baluarte defensivo medieval levantado en 1479. Un enclave legendario para los ciezanos desde el que partió a la conquista del atletismo mundial hasta coronarse en el Olimpo con uno de sus pupilos, Álvaro Martín, medalla de bronce en 20 km marcha en los Juegos Olímpicos de París. No poca fuerza y resistencia ha debido de insuflarle esa calle volcada a la Atalaya, al Segura y a la vega. Monte, río y huertos cuyas sendas, idóneas para el entrenamiento, invitaban al joven José Antonio y a tantos otros chicos y chicas atletas ciezanos a soñar con futuras victorias. Luego vino la creación del Club Athleo en 1981, donde empezó todo. Hasta convertir a Cieza, con José Antonio como entrenador y marchadores de la talla de Fernando Vázquez, Juan Antonio Molina, Amanda Cano, Benjamín Sánchez, María Alarcón, Manuel Bermúdez y tantos otros en epicentro de la marcha mundial.

Autodidacta (ha creado su propia teoría del marchador), a José Antonio le ha guiado siempre un profundo sentido de la ética. De ahí que “ambición” y “honestidad” no sean para sus atletas dos palabras antagónicas. “Más terne que los armaos”, perseverante, incansable, nunca se rindió cuando veía que en demasiadas ocasiones se le resistía el laurel olímpico, “que no llegaba, que siempre se quedaba a las puertas”.

Ya lo tiene. Enhorabuena, José Antonio, sabio y “terco” entrenador de fondo. Que siga la racha.

Ni nosotros ni el agua

He pasado, con la llegada del mes de agosto, del río al mar. Del baño fluvial en Cieza al baño marítimo en el Mediterráneo. ¿Que con cuál me quedo? Con los dos. Las aguas del Segura a su paso por mi pueblo son verdosas, frías, impetuosas. Tonifican el cuerpo en los días sofocantes, cuando arden las piedras. Y las cañas altas y enmarañadas que bordean el cauce, junto a álamos y tarayes, le dan, mientras cruza huertas frondosas, campos de melocotoneros o cerros áridos cubiertos de esparto, un aspecto salvaje. En algunos tramos, casi amazónico. O eso me parece a mí. Uno se deja arrastrar por la corriente y el río te lleva. Hasta donde tu osadía y pericia te permitan, aunque no deba ser más allá de donde marca la experiencia y el sentido común.

El baño en la orilla de la playa es otra cosa. Es iodado y pasivo. Cálido y familiar. Demasiado domesticado, a veces. No dejan por ello de ser admirables las puestas de sol cuando entre arreboles sus últimos rayos centellean sobre las aguas que se confunden con el horizonte.

Ya sea en el río que nos lleva o en el mar sin cesar empezando, disfrutemos del chapuzón. Pues si creemos a Heráclito, nunca nos volveremos a bañar en ese río y en ese mar de nuevo. Ni nosotros ni sus aguas seremos entonces los mismos.

‘XXXIII Semana de Cine Mágiko Ciezine’

Hace 33 años, cuando echó a andar la ‘Semana de Cine Mágiko de Cieza (Ciezine)’, las películas eran de celuloide y venían enrolladas en bobinas de gran tamaño. Se exhibían además gracias a los míticos proyectores de 35 mm que tanta gloria al cine han dado. Ahora las películas llegan encapsuladas en discos duros que no son más grandes que una caja de cerillas y vienen encriptadas con códigos secretos.

Aparte de eso, casi todo sigue igual. Aunque hayan pasado muchas cosas. El Club Atalaya, el Ateneo ciezano, sigue celebrando esta Semana con la misma ilusión… con el mismo empuje… con el mismo “quijotismo”… Sigue anunciando esta fiesta del séptimo arte con un magnífico cartel-mural, elaborado por Félix Marín; se siguen seleccionando las películas en los mismos debates interminables, a veces tensos, pero siempre fructíferos; y siguen acompañándonos en el patio de proyección, bajo las estrellas, los decorados más variados: sociales, culturales, cinematográficos, que en muchos casos han desbordado hasta las leyes de la imaginación.

La programación será, como siempre, sugestiva y diversa, conjugando el cine comercial de calidad con el alternativo, con un guiño especial en esta edición a la música.

33 años después, edición tras edición, página a página, el Cine-Club La Linterna Mágika sigue escribiendo el guion de una hermosa película. Una película mágica y reivindicativa que es obra de muchos.

¡Acción! Se sigue rodando (que no es poco).